Salvación
Callada repetía su nombre, buscaba solución a su problema de traición, no la había, entonces decidió ponerle fin a su dolor, corrió desesperada hasta el balcón. Doce pisos calmarían su aflicción. Pensó, sintió, lloró, no lo logró.
Detuvo un segundo su respiración y simplemente flotó. Revivió desde el desamor.
Cecy Pérez - Twitter
Detuvo un segundo su respiración y simplemente flotó. Revivió desde el desamor.
Bellas palabras las que nos ofreces en tu relato. Tristes, pero con un atisbo de esperanza y redención. Suerte y saludos.
ResponderEliminarUn buen vuelo, ¿a quien le importa el final?
ResponderEliminarBello relato, con kucho fondo se tristeza, desamor y soledad. Pero me queda una duda, aún no sé si al final se lanza o no, en tu frase final ese "flotó" es lo que me causa esa duda.
ResponderEliminarBuen relato amig@, me ha gustado.
Abrazos.
Me agrada que al final este espíritu atormentado se haya salvado. Vivir vale la pena.
ResponderEliminarSaludos, anónim@.
"Revivió desde el desamor", buen broche final para tu historia, y buena frase para recordar.
ResponderEliminarSuerte
Un buen relato de desamor. Con todos sus ingredientes: la rabia, el intento de suicidio y la resignación en la frase final.
ResponderEliminarUn beso.
Bravo por el final. Me uno al comentario de Olgas en lo demás.
ResponderEliminarUna historia de desamor y desesperación con un final feliz. Al final la traición será olvidada y aprenderá a vivir de nuevo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
"Pensó, sintió, lloró, no lo logró."... Bueno, logró la salvación.
ResponderEliminarY el tiempo ya hará el resto.
Bien contado.
Un abrazo.
Carme.
Gran relato. Deja un final abierto que puede ser esperanzador si logra liberarse de sus ataduras.
ResponderEliminarUn saludo. Muy bien contado.
Pablo.
A veces hay que tocar fondo, a nivel sentimental, para resurgir con más fuerza. Ya dicen que lo que no mata te hace más fuerte...
ResponderEliminarBesos