Salvando el mundo
Cada tarde se reúnen en el bar para arreglar el país.
Son las mejores horas del día.
Vicente, Manolo y Luís crean un gobierno de unidad, suben sueldos, generan empleos, prohíben desahucios e imponen justicia.
Aunque, de regreso a casa, su precaria economía familiar les impedirá salvar su pequeño mundo.
Escrito por Gloria Arcos Lado
Real a más no poder. Todos creemos saber de política, de futbol, de sentimientos ajenos..., y de cómo alcanzar el éxito en tales actividades, cuando no somos ni capaces de gobernar nuestra propia vida. Consejos vendo y para mí no tengo, dice el refrán. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarCuanta razón tienes, en cuantas reuniones hemos arreglado el mundo y más allá. Pero tu frase final me encanta, da un giro a la realidad más absoluta.
ResponderEliminarBuen relato, me ha gustado amig@.
Abrazos.
Es muy fácil en una tertulia arreglar el país, todos tenemos la solución perfecta a todos los problemas, pero qué difícil es arreglar los problemas de nuestro hogar...
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Todos nos preguntamos cómo arreglar el mundo, nos devanamos los sesos pensando en las causas de tanto problema y nos quedamos calvos buscando soluciones políticas, sociales, económicas y científicas; y discutiéndolas con la gente. Somos muy utópicos todos, porque la realidad siempre nos supera. Habrá que empezar por nosotros mismos.
ResponderEliminarMuy buen relato, me ha gustado. Besos.
Excelente retrato de esta hermandad de intelectuales de dominó. Creo que todos conocemos a alguien así o quizás, ¿por qué no?, nos parecemos demasiado a estos personajes. Por lo pronto, yo ya tengo el nombre de pila.
ResponderEliminarSaludos, anónim@.
En esas conversaciones lo único que cambia es lo que nos traemos entre manos los tertulianos: un chato de vino o un corto de cerveza, y los festivos y víspera de fiesta, unas olivas para acompañar.
ResponderEliminarEso sí, como haya partido, entonces ya no hablamos del gobierno, que de fútbol sabemos mucho más ;)
Un saludo estival
Todos participamos en tertulias informales con amigos o familiares y creemos tener soluciones fáciles para problemas complejos. Otra cosa son los problemas personales que guardamos bajo la alfombra.
ResponderEliminarBuen micro. Un abrazo.
Y mientras nuestros gobernantes no consiguen salvar nuestro pequeño mundo, mientras salvan el suyo cada vez más grande.
ResponderEliminarMuy bueno
Basta con tener algo de mando para saber lo complejo que resulta ejercerlo. Tener poder –y todo tenemos algún pequeño o gran poder sobre alguien- es una gran responsabilidad y requiere mucho tiento a la hora de ejercerlo para ser lo menos injusto que uno pueda.
ResponderEliminarDicho lo anterior, comprendo hasta cierto punto a algunos políticos, su labor es de lo más difícil, es aquello de ver los toros desde la barrera, pero si uno salta al ruedo ya todo son tensiones y hasta miedo.
La actitud de los personajes es, en definitiva, la de todos los que estamos en la plaza pero no toreamos, hablamos de las injusticias, tenemos soluciones para ellas, pero si estuviésemos en disposición de solucionar algunos problemas, empezaríamos a ver un ambiente enrarecido, un horizonte neblinoso, y empezaríamos a dudar.
De todas formas, todos tenemos nuestra pequeña responsabilidad en la marcha del mundo, y todas nuestras acciones tienen su importancia, quizá el mundo no pueda salvarse, pero uno debe serle fiel a su conciencia, aun a riesgo de equivocarse, aunque ni siquiera sea capaz de darle solución a sus propios problemas.
Enhorabuena por el relato y un saludo.
Tienes razón Enrique, pero a pesar de ello en cada uno de nosotros sigue habiendo un tertuliano que sabe de todo y que no duda en afirmar delante de todos que sabría hacerlo mejor que los responsables políticos, aunque cuando se encara a sus problemas es incapaz de resolverlos. Buena temática y suerte.
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