Solidaridad
Escogieron como tótem la máquina del café. El interventor repartió solemnemente las hachas comanches compradas en el chino mientras Morales, de valija, se ocupaba de atar fuerte los nudos. Los clientes madrugadores contemplaron admirados la cabellera del jefe, expuesta a la entrada de la sucursal para vengar al compañero Álvarez.
Escrito por Belén Sáenz - Web
Presentas una revolución solidaria con el compañero Álvarez en una oficina bancaria como si fuese la acción de una tribu de indios del oeste cuando capturaban un prisionero, me encanta la asignación de los papeles a cada miembro de la oficina.
ResponderEliminarAmig@ has narrado perfectamente este relato, me ha gustado.
Abrazos.
Espero que la cabellera del jefe sea, simplemente, su peluquín, porque si no, menudo negocio harían, seguramente con buena intención, los solidarios compañeros de Álvarez. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMe gusta mucho este cincuenta. Nuestro lado «salvaje» puede aflorar en cualquier momento, máxime si de resarcir una injusticia se trata.
ResponderEliminar¡¡Jerónimo!!
Ja, ja, ja.
Muy buen relato, anónim@.
Muy bueno!!! Jejejeje.
ResponderEliminarSin llegar a estos extremos es necesariamente solidaridad en los trabajos y en todo lo que nos rodea. Abrazos!!!
Me ha gustado ese "todos a una contra el jefe". Muy necesaria la solidaridad en todos los ámbitos, pero especialmente en el mundo laboral, en el que prácticamente ha desaparecido.
ResponderEliminarMuy original la forma de demostrar esa solidaridad.
Enhorabuena anónim@!
Besos
Solidaridad con el compañero. Todos contra el jefe. Un poco drástico, pero muy divertido.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.
Seguramente a más de uno le gustaría hacer algo así con su jefe, jajaja. Y sobre todo si los clientes madrugadores son los de Bankia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esa venganza. Un beso.
¡Me gustó! SOLIDARIDAD POR ENCIMA DE TODO!!! Y más aún de los de abajo jajajaja
ResponderEliminarLo que no consiga una máquina de café y un poco de imaginación... Esperemos que no aparezcan los vaqueros.
ResponderEliminarOcurrente y divertido.
Saludos estivales.
Vaya con la venganza que se han montado, al estilo apache... Aunque me extraña que con hachas compradas en el chino hayan podido afinar con la cabellera, quizá sólo le han cortado unos cuantos pelos ;-)
ResponderEliminarDivertida historia.
Saludos,
Carme.