Y los sueños, ...
Fue hija única. De pequeña jugaba con sus amigas imaginarias. Preparaba comiditas a Leonor y Esperanza en su cocinita rosa.
Ahora que es viuda con un hijo emigrante las ha recuperado. Toma el té con ellas a diario charlando sobre cómo será su primer nieto y soñando con poder visitarlo.
Escrito por M. Carme Marí - Web
Ahora que es viuda con un hijo emigrante las ha recuperado. Toma el té con ellas a diario charlando sobre cómo será su primer nieto y soñando con poder visitarlo.
La vida gira y volvemos como en el juego de la oca a la casilla de salida. Y soñamos de pequeños, y continuamos soñando de mayores.
ResponderEliminarBuen relato amig@.
Abrazos.
Lo importante es soñar, aunque sea en solitario. La alternativa es marchitarse, y eso sí que no.
EliminarMuchas gracias por comentar Javier.
Un abrazo.
Sensible y triste relato el que nos ofreces. Una soledad que la pobre mujer trata de aminorar recurriendo a aquellas amigas imaginarias de la infancia y a la evocación de ese hijo y ese posible nieto que esperamos sean reales y no fruto de su mente trastornada. Saludos y suerte.
ResponderEliminarJesús, me has hecho ver que en el texto el nieto puede parecer imaginario también, no era mi idea. El nieto es real, pero es difícil poderlo visitar.
EliminarRealmente es triste, y muchos de nuestros mayores están muy solos en esta vida que va tan rápido.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Los amigos imaginarios tienen su función en algunos niños cuando son pequeños, pero ¿por qué no utilizarlos cuando somos mayores? A veces la soledad y el aislamiento es peor que tener la casa llena de sueños.
ResponderEliminarMuy bueno. Besos.
Ya dices bien Olga, mejor soñar en soledad que sentirse solo y aislado. Quién sabe si los mayores también tiran de esos amigos imaginarios... igual lo hace sin contárnoslo.
EliminarCelebro que te guste.
Gracias y un beso.
La vida y sus ciclos. A ver si llega ese nieto!
ResponderEliminarMe ha gustado. Sé que el trasfondo es triste, pero el personaje no me lo resulta. Me la imagino tan contenta charlando con sus amigas imaginarias sobre los sueños y las ilusiones que todavía tiene.
Un saludo.
Sí, sí, el nieto va a llegar! Y eso anima a la futura abuela que, como bien dices, quiere pensar en positivo a pesar de su soledad. Me parece que también tendrá momentos más grises, teniendo en cuenta su situación. Y sobre visitar al hijo... el título nos hace pensar que quizá la pensión no le llegue para el viaje.
EliminarGracias Ana, un abrazo.
Entrañable relato.
ResponderEliminarQué sería de nosotros sin esa amiga nuestra llamada imaginación.
Un saludo estival
Ay, qué bien nos va la imaginación!
Eliminar(y de eso tú tienes mucha, Margarita ;-)
Gracias por comentar y un abrazo.
Hermoso y triste. Buen micro.
ResponderEliminarGracias José por tu comentario. Celebro que te parezca hermoso.
EliminarUn abrazo.
Siempre es importante, en todas las edades que no nos falte Esperanza. Cálido relato de soledades. Un abrazo.
ResponderEliminarCarmen, has pescado ese nombre de amiga imaginaria escogido a propósito para el fin perseguido: la Esperanza de no sentirse sola en algún momento no muy lejano. Como dices, que no falte. Y mientras llega esa salida de la soledad, se siente algo más acompañada.
EliminarUn abrazo.
En uno de mis libros favoritos, «La mujer de la arena», Kobo Abe nos sorprende con esta frase maravillosa: «La soledad es una sed que la ilusión no satisface». A pesar de esta conclusión demoledora, situaciones como las de este genial relato nos demuestran que es posible hallar consuelo en la fantasía.
ResponderEliminarFelicidades, anónim@. Una delicia.
Saludos.
Ya tiene razón Kobo Abe al decir que la ilusión y la fantasía no remedian la soledad, pero quizá sí permiten despistarla un poco, aunque sea a ratos, pues los días son muy largos para quien está solo y sin ocupación.
EliminarEncantadi de que te guste.
Un abrazo.
Vicente, me anoto el libro que mencionas, no lo he leído. Que sea uno de tus libros favoritos es como una recomendación de lectura. ¡Gracias!
EliminarEs un relato muy melancólico el que nos dejas, y genialmente tratado para contar esa soledad que vive tu protagonista.
ResponderEliminarYa se sabe, como reza el título... sueños son.
Saludos.
Pablo.
Exacto Pablo, "sueños son"... con ello quería decir que es muy difícil que la abuela o su hijo viajen para que pueda conocer al nieto (la distancia, la situación económica).
EliminarLa soledad es un mal muy habitual en estos días entre la gente mayor y esa melancolía se mueve entre nosotros sin que a veces la apreciemos.
Me alegro de que te guste.
Un abrazo.
Tristeza y aislamiento, a cualquier edad. No necesariamente tiene que ser un hijo o hija únicos los que sientan esas sensaciones. Puede suceder en familias numerosas, incluso, aunque parezca una paradoja.
ResponderEliminarFelicidades. Saludos.
Supongo que aunque alguien esté físicamente acompañado puede sentirse solo y triste, como apuntas.
EliminarLo que está claro es que la gente mayor hoy en día sufre mucho la amarga soledad.
Gracias María José por comentar. Un abrazo.
La vida la ha dejado sola y busca la manera de llenar esa soledad.
ResponderEliminarBello relato.
Besos
Así es Pilar.
ResponderEliminarTe agradezco el comentario.
Besos.
¡Qué bien que volvieron Leonor y Esperanza!
ResponderEliminarLa soledad y cómo salir de ella o aprender a convivir con ella.
Un beso.
Malu.
Malu, se quedó tu comentario por contestar! Ahora lo arreglamos...
EliminarCreo que nuestra protagonista ha aprendido a convivir con la soledad como dices, algo de compañía le hacen sus "amigas".
Un beso de vuelta.
Carme (ya puedo firmar, jeje)