Amigas noctámbulas
Me persiguen desde anoche, ya no sé dónde esconderme, todo empezó con un simple juego, parecían tan dulces y tan suaves que me quedé embobado y sucumbí a sus encantos, ahora la luz del alba las ha delatado, veo sus ojos crispados y mi cabeza estalla con sus balidos iracundos.
Tu protagonista empezó contando ovejas para conciliar el sueño, pero me parece que las ovejas y sus balidos han podido con él.
ResponderEliminarMalu muy original relato, en donde la palabra "balidos" es la importante, dándole el sentido que tú deseabas darle a tu relato, espero no haberme equivocado.
Malu me ha gustado mucho.
Besos.
Tú nunca te equivocas Javier, eres el primero en contestar y en resolver los planteamientos que dejamos cada mes.
EliminarMil gracias, un beso grande.
Malu.
Cada cosa en su tiempo lugar. El de las ovejitas saltarinas, concebidas para curar el insomnio con movimientos monótonos, es la noche. Si traspasan ese límite, ellas, que parecían tan suaves y apacibles, pueden convertirse en engendros diabólicos, como los Gremlins. Igual es peor el remedio que la enfermedad, pero tal vez convendría llamar a un lobo hambriento para ahuyentarlos
ResponderEliminarUn paso de lo plácido a lo terrorífico que hace sonreír y da un poco de miedito.
Un abrazo grande, Malu
Pues vamos a llamar al lobo porque las ojeras del protagonista ya dan miedo.
EliminarMil gracias por pasar siempre.
Un beso bien grande, querido Ángel.
Malu.
Parece que no son tan amigas las ovejas Jajajajaja. Me gusta mucho esta forma de ver un inocente juego de antaño oara dormir. Han dejado de ser aburridas para transformarse en seres amenazantes. Todo cambia jeejejej. Besitos
ResponderEliminarHay amigas que parecen una cosa y luego son otra.
EliminarUn besazo Carmen, gracias por pasar siempre.
Malu.
Al más puro estilo del maestro del horror Stephen King, utilizas una idea tan inocente como el contar ovejitas para conciliar el sueño y lo transformas en una historia espeluznante.
ResponderEliminarOtro aspecto a resaltar es que has conseguido darle voz a un protagonista masculino. A mí me cuesta mucho hacer lo propio con los personajes femeninos.
Felicidades, Malu. Buenísimo.
Un abrazo.
Es un juego inocente Vicente, pero luego se desvirtúa. ¿Te imaginas esos ojos de las ovejas a las 8 de la mañana?
EliminarUn beso grande, gracias siempre por pasar.
Malu.
Marchando otro pedazo de micro para el mes de septiembre...
ResponderEliminarYa no me sirve ni el sombrero de plumas, ni las olas de aplausos... He asado a Enriqueta y te la sirvo a la salsa de Pedro Ximénez con pasas. Ya no me sirve para nada, pero, en tu honor, le he dado un final de gourmet.
¡Besazos!
Miss Richmond, eres un amor. Que sepas que no me he comido a Enriqueta, ¡qué sería de esta casa sin ella!
EliminarBeso grande.
Malu.
Bravo Malu!! Lo que puede dar una noche y convertir un día en pesadilla.
ResponderEliminarUn beso!!
Mil gracias Leire.
EliminarBesos.
Malu.
Tú eres un poquito lianta, ¿no? Nos haces creer que vamos a disfrutar de una escena con tensión sensual, y puede que sexual, y nos vienes con estas. Unas veces el silencio de unos corderos, otras los balidos de unas ovejas. Dejando las bromas a un lado, muy bueno. Saludos y suerte.
ResponderEliminarJa, ja, ja...
EliminarEs que si lo pongo tan fácil luego no os lleváis la sorpresa.
Besos, mil gracias Jesús.
Malu.
Desesperantes son las noches de insomnio. Yo, afortunadamente, no suelo tener ese problema. Por si acaso, la próxima vez dejaré a las ovejas en paz y me tomaré un Valium.
ResponderEliminarUn beso, Malu, y te aconsejo que te compres unos tapones para no oírlas.
Si me pongo tapones, se los comen, esto es desesperanteeeeeeeeeeeee.
EliminarUn beso grande Asun, gracias por pasar.
Malu.
Las ovejitas, a veces, las cuenta el diablo. Estas me parecían tan tiernas que pensé que era una noche de farra con dos pelandusquillas de tres al cuarto, pero...o bebió tanto que confundió ovejas con mujeres y amaneció entre balidos reales, o más mal que bien, son ovejas de pesadillas atascadas en las cuentas del sueño. De una y otra forma, el relato tiene tu miga, siempre tan viva y chispeante. Un abrazo, Malu.
ResponderEliminarLas dos opciones que propones son válidas.
EliminarMe gusta que pienses que la miga es viva y chispeante, mil gracias.
Besos.
Malu.
Pasamos de las apacibles ovejas nocturnas que nos ayudan a dormir, a unos seres amenazantes. Qué bien has sabido darle el giro al relato, Malu.
ResponderEliminarBuen micro. Suerte y un beso.
Muchas gracias Carmen.
EliminarUn beso grande.
Malu.
¡Qué barbaridad! Embobada me he quedado yo también con tu juego, que de simple, nada. Que sepas, mi querida Malu, que a partir de ahora las amistades, solo diurnas.
ResponderEliminarPuedes dormir tranquila que te ha quedado chulísimo el relato.
Un beso
Pues sí, a partir de ahora, las amistades solo diurnas, que de noche todas las ovejas son pardas.
EliminarBeso grande Margarita, gracias siempre por pasar.
Malu.
Que ingenioso relato, mi querida Malu.
ResponderEliminarEsas ovejas te persiguen porque te están agradeciendo que las hayas metido en tu relato. Porque quieren leer todos los que salen de esa magnífica pluma que siempre tienes cargada.
Me encantó: imaginativo + original = magistral.
¡Bravo!
Un besote bien fuerte. Saludos a tus ovejas.
Pablo.
Mi querido Pablo, mi ahijado, ¿tú estás seguro de que me persiguen por eso?
EliminarMil gracias, eres siempre tan generoso conmigo que me dejas sin palabras.
Besos y también del rebaño, beeeeeeeeeesossssss.
Malu.
Hola, Malu. Me encanta tu relato que parece referirse a una situación de ligue de gato por liebre donde todo salió mal, y a último momento ese balido desmonta toda la película que me había hecho y resultaq que eran unas ovejas crispadas por haber hecho demasiadas horas extra. Jajaja.
ResponderEliminarEnhorabuena, Malu, lo haces genial.
Besos
Ya sabemos todos cuál es el resultado de hacer horas extras, crispación y ojos irritados...
EliminarMuchas gracias Georges.
Malu.
Me ha gustado mucho. Saludos.
ResponderEliminarGracias José Ramón, un beso.
EliminarMalu.
Buen relato Malu y muy bucólico! jejeje.
ResponderEliminarEnhorabuena.
un abrazo.
Beeeeeeeee, beeeeeeeeee, ja, ja, ja...
EliminarUn beso Isidro, mil gracias.
Malu.
A la luz del día las cosas deberían ser diferentes no? Ahora parece que deseas que llegue la oscuridad para ocultarte, en mi caso hace tiempo que dejé de contar ovejitas, y te propongo que tu personaje cuente asteroides, cada uno con nombre de mujer. Besos.
ResponderEliminarPues me gusta mucho el consejo que me das Pepe, además el cielo es infinito, así tengo para un buen rato.
EliminarMuchas gracias, besos.
Malu.
Tu relato parece sacado de aquellas inquietantes 'historias para no dormir' del genial Chicho. Partiendo de una idea inocente, cándida y aparentemente inofensiva, sorprendes con una magnífica historia de marcado contraste que deja al lector en medio de una pesadilla.
ResponderEliminarEs espectacular cómo a partir del paradigma de la conciliación del sueño consigues inventar una historia para todo lo contrario.
Magnífico, Malu, enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Jo, pues ya me alegras el día si me dices que comparas esta historia con las de Chicho.
EliminarMil gracias Antonio, un beso grande.
Malu.
Creo que tu protagonista ha sido un poco ingenuo y se ha dejado liar por esos pacíficos rumiantes, aunque su peligro deben de tener, pues Martín, el protagonista de la obra de Edward Albee, La cabra o ¿quién es Sylvia?, se enamora de la cabra en cuestión, y el escándalo, claro, es de aúpa.
ResponderEliminarAdemás, en tu historia, ha mediado la nocturnidad, no sé si también la alevosía, pues esos balidos iracundos y esos ojos crispados revelan que no son unas ovejas normales, quizá son unas ménades ovinas, así que no me gustaría verme en el compromiso de tener que lidiar con ellas.
Lo que sí que me ha gustado es leer tan imaginativo microcuento que encierra varias lecturas, una de ellas, quizá la más importante, es que hay que tener mucho cuidado con las añagazas de Afrodita, pues esa pérfida diosa se las sabe todas, no sé si como el diablo, más por vieja que por Afrodita.
Mi enhorabuena y un abrazo, Malu.
Bien es cierto que media la nocturnidad y estoy convencida, de que también media la alevosía, el protagonista está tan agotado que no tiene fuerza para pararlas.
EliminarMe gusta lo que apuntas sobre Afrodita.
Un beso grande Enrique, mil gracias por enriquecer los micros con tus comentarios.
Malu.
¡Ay, las dulces ovejitas han sacado su lado oscuro! Genial y originalísimo, Malu. Enhorabuena por tus buenas letras.
ResponderEliminarHasta los seres más dulces y apacibles tienen su lado oscuro, Belén.
EliminarUn beso grande, gracias mil por pasar siempre.
Malu.
Puede ser relajante, incluso aburrido contar ovejitas, aunque eso es lo que se pretende, que acaben con nuestra intranquilidad y apacigüen nuestro desvelo. Ahora, que se queden toda la noche y se presenten amenazantes a la mañana siguiente, eso ya es de peli de terror, Malu.
ResponderEliminarOriginal e inquietante relato, Malu. Mucha suerte y felices sueños (si es posible).
Un beeee-so.
A mí nunca me relajó lo de las ovejas, prefiero escribir micros cuando me desvelo, claro, que luego pueden salir cosas así, je, je, je.
EliminarOtro beeee-so grande amiga. Gracias mil por darme tus impresiones.
Malu.
Cuando la cabeza estalla por la mañana, señala el consumo nocturno de demasiadas bebidas potentes.
ResponderEliminarCon estas "alteraciones", vete a saber con qué compañías se acabará la noche... (En cualquier caso, mejor ovejas que lobo!)
Un beso.
Yo no sé qué bebieron pero debió ser algo muy potente. Dame un lobo bueno y llévate estas ovejas tan chungas M. Carme.
EliminarUn beso, mil gracias.
Malu.
Te ocupas de una forma amena, Malu, del serio tema del insomnio. Las famosas ovejitas se convierten en una verdadera tortura cuando ves que ese "método" de intentar dormir no funciona. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Así es Mª José, no lo has podido decir mejor.
EliminarMil gracias, te mando un beso.
Malu.
Yo que tú me cuidaba muy mucho de ciertas compañías. No te puedes pasar la noche de marcha con ellas y luego pretender que se vayan al alba. La Valeriana con estas amigas tuyas no va a funcionar, lo mismo si esta noche invitas a una jauría de lobos... Me ha encantado tu micro, Malu. Un beso grandote.
ResponderEliminarPues sí Matri, hay que cuidarse de ciertas compañías, creo que hay que buscarse otras amistades para salir de marcha, ja, ja, ja...
EliminarUn beso grande, mil gracias guapa.
Malu.
Un verdadero placer leerte siempre, Malu. Simpático relato con esa exacta dosis de ambigüedad que tan bien sabes medir y que da la historia una gran dimensión. Supongo que tu protagonista es un insomne sin remedio y que lo que podría parecer una noche loca en realidad lo ha sido de locura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
El placer es mío, querido Enrique.
EliminarEste protagonista es insomne sin remedio, como bien dices, ¿será que se toma un cafelito a última hora para poder coincidir con estas amigas?
Gracias siempre por pasar.
Beso grande.
Malu.
Guau (o debería decir beee), qué relato más estupendo, Malu. Esas pacíficas y dóciles ovejitas convertidas en seres malignos que ya no obedecen, sino que te persiguen también durante la vigilia, como si ejecutaran una especie de venganza.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.
Beeeeeeeeeeee, pues va a ser que esto es venganza, Notinc, y de las buenas. Le tienen al pobre fuera de sí.
EliminarUn beso grande, mil gracias.
Malu.
Fantasmas de la noche, se presentan como dulces ángeles y terminan siendo tu peor pesadilla. Muy bueno cuñada.
ResponderEliminar¡Qué bueno, Jorge! Me encanta como lo ves.
EliminarUn beso cuñado.
Malu.
Malú, yo también ando a trompicones con el tiempo y llego un poco tarde a comentarte.
ResponderEliminarMe parece que el protagonista se ha tomado algo un poco fuerte para dormir y ha visto a las ovejitas como el objeto de sus deseos, fruto del colocón, hasta que despierta con las ovejitas algo cabreadas por la nochecita que les ha dado... ahora una vez despierto se convierten en su peor pesadilla.
Muy bueno Malú, dejando que lo interpretemos con nuestra mente calenturienta... jajaja
Besos
Querida Pilar, aquí cada mente interpreta como quiere y como puede. Y me gusta mucho leer lo que pensáis cada uno de vosotros.
EliminarUn besazo, mil gracias por pasar. Nos vemos muy pronto.
Malu.
Yo conocí un niño que en vez de contar ovejas para dormir, les contaba sus sueños. El niño creció y ahora, cuando se desvela, también sigue contando por lo bajito sus sueños, aunque ahora lo hace a las estrellas. Muy bonito tu cuento. :)
ResponderEliminarJo, ¡qué bonito Juan! Pues es la mejor solución para el tema del insomnio, a partir de ahora lo tengo clarísimo.
EliminarUn beso y muchas gracias por comentar.
Malu.
Que relato tan bueno sobre el insomnio. ¡Me encanta!
ResponderEliminarUn abrazo Malu
Muchas gracias Raquel, un beso grande.
EliminarMalu.
¡Qué bien has sabido mantenernos alerta hasta el desenlace final de las ovejas!. Toda una historia para no dormir, contada con ingenio
ResponderEliminarBesito virtual, Malu
Ja, ja, ja... de eso se trataba María Jesús. Mil gracias por pasar, un beso virtual de vuelta.
EliminarMalu.