Anfitrión e invitado
Logró codearse con la cúpula de mafias internacionales. En Facebook aparecía con los pies sobre la mesa, acompañado de conocidos capos del hampa.
Fue invitado a una timba por el capo soviético. Orgulloso asistió y con estupor descubrió que el juego era la ruleta rusa. No pudo rehusar.
Después, tampoco.
Fue invitado a una timba por el capo soviético. Orgulloso asistió y con estupor descubrió que el juego era la ruleta rusa. No pudo rehusar.
Después, tampoco.
Isidro o mucho me equivoco o esa timba con el capo soviético fue su final, creo que le pudo el orgullo.
ResponderEliminarBuen relato Isidro.
Un abrazo.
Sí, le pudo la chulería, el orgullo y la ignorancia. Se pensaba que aquello era gratis. ¡Qué atrevida es la ignorancia!
EliminarMuchas gracias Javier.
Un abrazo.
Dime con quién andas... y te diré quién eres. Y yo añadiría... y te diré cómo vas a acabar.
ResponderEliminarSobrio relato, querido Isidro, pero directo al grano dejándonos descubrir todo lo que oculta este orgulloso invitado metido en asuntos muy turbios.
Enhorabuena,beso grande.
Malu.
Jejeje, por eso yo ando contigo. Espero acabar mejor que el tontarra del relato.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un beso, querida amiga.
Muy bueno Isidro. Le gustaban demasiado las malas compañías y al final le ha pasado factura.
ResponderEliminarClaro, se pensaría que no le iban a pasar la factura. Hay muchos que creen que las fiestas son gratis y encima, muchos son políticos!! Meamía!
EliminarHay gente que no sabe decir que no, y a alguna a la que no se le puede decir. Entre una cosa y otra se introduce un juego peligroso y el final dramático es cuestión de tiempo, bien delimitado en las dos palabras finales. Me ha gustado el detalle de que aparezca en Facebook codeándose con amistades dudosas, con publicidad e impunidad, sin miedo a que le detengan. El peligro estaba en otro sitio.
ResponderEliminarUn abrazaco, Isidro, o mejor dos, como tú acostumbras, artista
Lo malo de salir en los papeles o en las redes, es que queda constancia y pasado el tiempo, se ven las ridiculeces y los errores que no se pueden camuflar.
EliminarMuchas gracias Angel por tu generoso comentario, como siempre.
Dos abrazacos recios, amigo.
Si es que ya lo decís Serrat:“aléjate de las malas compañías". Hay gente que por figurar no sabe que tiene que pagar un precio, y a veces, el precio es demasiado alto.
ResponderEliminarBravo, Isidro.
Otro relato que te sacas de esa chistera mágica.
Abrazos.
Pablo.
Jejeje, muy elocuente Pablo. Ya veo que vamos por el mismo camino.
EliminarMil gracias por tu gentil comentario.
Un fuerte abrazo, amigo Pablo.
Ocurrencias varias vienen a sucederse tras la lectura del relato. La más recurrente es que la perdición es un circulo vicioso que se repite concéntricamente de fuera adentro, hasta llegar al núcleo de la espiral, al punto de no retorno. Allí donde uno deja de ser o de existir. A unos les va más la ruleta rusa y a otros la ruleta americana, pero andan todo metidos en el mismo costal. Buen tema para un buen relato. Saludos, Isidro.
ResponderEliminarEfectivamente Manuel. Tú lo has dicho todo y casi aclarado.
EliminarLo cierto es que mi inspiración para el relato, me vino más por "la ruleta americana" Me alegro de "saber de quién hablamos".
«Lo que mal empieza mal acaba», Isidro. Tu personaje tenía escrito su destino desde hace mucho.
ResponderEliminarBuen micro.
Saludos.
Gracias Vicente por tu comentario.
EliminarUn abrazo
Y a mí que ese primer párrafo me trae a Ánsar a la cabeza. Debo de estar desvariando. Lástima de tu protagonista. Creo que lleva las de perder. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarAcertado por el parecido del nombre. Creo que el corrector te ha desviado el disparo, pero es la intención la que cuenta. jejeje!
EliminarGracias por comentar. Un abrazo.
La curiosidad y la chulería mataron al capo. Buen relato. Besos.
ResponderEliminarHombre Angel, no te daba por aquí, pero me alegro mucho.
EliminarGracias por comentar y un fuerte abrazaco.
Un juego peligroso y con un final bastante catastrófico, amigo Isidro. Me has hecho sentir el vértigo y el peligro. Un abrazo, maestro. Y cuidado con las malas compañías.
ResponderEliminarPor desgracia hay muchos jugadores de la ruleta rusa. Unos lo sabían antes de empezar, otros lo averiguaron durante y otros la velocidad del disparo fue más rápida que su inteligencia.
EliminarMuchas gracias y un besazo.
Ya puede ser que hoy en día sirva para llegar al hampa y las mafias la información que se cuelga en facebook...
ResponderEliminarY claro, una vez allí, toca bailar la música que toquen.
Un abrazo
Muchas gracias M. Carme por comentar.
EliminarQuizá sea porque le tengo cierta tirria al personaje en cuestión, pero esos pies sobre la mesa me lo recuerdan.
ResponderEliminarEn fin, como no se trata de hablar de política sino de literatura, diré que el arribista en cuestión probó la horma de su zapato; esa suele ser una historia muy repetida, pues esos tipos -y ya que Pablo ha citado a Serrat, también lo haré yo con una parte de la letra de otra de sus canciones-, suelen ser de los que no conocen ni a su padre cuando pierden el control; o ni siquiera les hace falta perderlo y, por pura diversión, deciden jugársela a alguno de sus peones.
Ese capo soviético no sé si tendrá la mirada acerada y los músculos ya en proceso de decadencia, pero lo que sí tiene es la mente fría y perversa, y debe de ser más sádico que el Divino Marqués, así que muy mal le pintan al protagonista de tu historia.
Enhorabuena, Isidro, por este micro con toques de humor negro y lecciones que muchos panolis que se creen en la cima del mundo deberían aprender antes de que ya no tengan tiempo para ello.
Un abrazo.
Nada que añadir a tu elocuente comentario, solo me falta darte las gracias por hacerlo y enviarte dos abrazos virtuales.
Eliminar(¿Que por qué dos? Por si se pierde alguno).
Mafias internacionales, capos de la mafia... ¿pero con quién te codeas, amigo Isidro? Bueno, creo entender que se trata de un personaje, ¡menos mal! Fuera bromas, un gran relato de género negro, donde no le falta de nada. Enhorabuena y un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMaría José
Bueno... pues ahora me estoy codeando con María José. ¿Qué te parece amiga?, jejeje! Lo que ocurre es que hay que saber elegir con quién te la juegas, no sólo con quien te codeas.
EliminarMuchas gracias Mª José por tu comentario.
Un beso.
El personaje se cree grande rodeado de reconocidos perversos. En su desfachatez usa modales zafios. Pero no sabe con quién se la juega y le sale el tiro por la culata.
ResponderEliminarFelicidades, Isidro. Un abrazo.
Quizás no supo interpretar el famoso refrán de "Quién a buen arbol se arrima, buena sombra le cobija" Creo que fue fruto de la mala sombra.
EliminarGracias Carmen por comentar. Un abrazo.
Cuando el orgullo impera en la persona, todo lo que acontece después seguro que termina en desastre.
ResponderEliminarMalas compañias y buen 50. Un mundo que da mucho juego y que no siempre es la ruleta rusa.
Genial querido Isidro, siempre es un gusto leerte.
Un beso muy grande.
Es verdad, el orgullo es como las gafas de sol, te desvirtúa los colores naturales y a veces tanto te acostumbras a ellas que no te das cuenta que las llevas hasta que llegas a la oscuridad. A veces es tarde porque ya te has dado en la frente por no haberlo visto antes.
EliminarMuchas gracias amiga sagitario (O habría que decir sagitaria? jejeje)
Un besazo.
A ver cómo le dice ahora tu altivo protagonista al ruso que no, que pasa de sus jueguecitos. Mal final le veo yo a esto. Buen micro, Isidro, felicidades y un beso.
ResponderEliminarYa no tiene remedio!
EliminarMuchas gracias por tu comentario amiga Matrioska.
Un abrazo.
Si es que se lo estaba buscando. ¿Justicia poética? La verdad es que eso raramente ocurre. Muy pocos tienen aquello que merecen, por más que estemos empeñados en pensar lo contrario.
ResponderEliminarMuy buen relato, Isidro, con un título a la altura. Ese mangante me recuerda a alguien, pero ahora mismo no sabría decirte.
Un abrazo, amigo.
Me alegra mucho que te pases por aquí, amigo Enrique.
EliminarMil gracias por comentar y te mando 2 fuertes abrazacos. Ya sabes, por si pierdes alguno. Nos leemos y espero que nos veamos pronto en alguna microquedada.
Un final trágico para un individuo que vive peligrosamente y que no se priva de nada.
ResponderEliminarBuen relato, Isidro. ¡Suerte!
Muchas gracias María Jesús por comentar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Si es que claro, uno se junta con amistades que.....
ResponderEliminarMe gustó la frase final. Broche de oro.
Saludos.
Gracias José Ramón por tu comentario.
EliminarUn abrazo fuerte.
Con la ruleta rusa, le ha salido el tiro por la culata.
ResponderEliminarSaludos, Isidro
Lo peor de todo es que no le salió el tiro por la culata, ¡ya le hubiera gustado! No tuvo esa suerte, jejeje!
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo, Margarita.
Al protagonista no le hubiera ido mal recordar aquello de "Dios, cuídame de mis amigos, que de mis enemigos me cuido yo", o aquel otro dicho más castizo que dice que el que con niños se acuesta, mojado se levanta.
ResponderEliminarBuena historia, Isidro. Abrazos.
Estaba claro que era carne de cañón, aunque fuera cañón de revólver.
EliminarMil gracias por tu comentario, amigo Carles.
Dos abrazacos.
Isidro, tu protagonista vivía peligrosamente y eso se paga a veces con la vida.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Sí, hay mucho "fantasma" suelto que vive peligrosamente.
EliminarGracias por comentar.
Besos.
Las malas compañías suelen empequeñecernos hasta, incluso, hacernos desaparecer. La boca del lobo es demasiado oscura para reconocerla sin perspectiva y a tu personaje, me temo, le sobraba ego y le faltaba visión panorámica.
ResponderEliminarMuy buen relato, Isidro. Enhorabuena.
Un abrazo