Arquitecto
Colocó el primer ladrillo. Se sintió feliz. Una hora después puso la pared entera. Para terminar de construir su granja tuvo que esperar a conseguir diez créditos. Su perseverancia le aseguró una ciudad entera. Y todo iba bien hasta que un dedo en el cielo cerró la aplicación del móvil.
Y pensar que todo iba tan bien, a pesar de los diez créditos, lo que realmente se las trae. Y va, y aparece el verdadero hacedor para ponerlo todo en su sitio. Es como cuando nos tiran por la borda lo que tanto nos costó hacer. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarEn el mundo virtual uno puede ser capaz de construir una pared, una ciudad, una nación y un universo. Y uno puede quedar enganchado a este tipo de aplicaiones, por eso tiene que venir un ser superior y ponernos los pies en la tierra.
ResponderEliminarBuen y original relato Andrés.
Un abrazo.
Siendo obra tuya, seguro que fue una ciudad repleta de edificios como los de Escher, que, desafiaron a la lógica y al orden estricto. Ahora languidece, entre nubes de polvo cibernético, esperando a que alguien la descubra y se interne por las calles del olvido.
ResponderEliminarAndrés, construir castillos en el aire o en la red tiene sus riesgos, siempre viene alguien que te devuelve a la realidad.
ResponderEliminarMuy actual tu micro.
Besos
De un plumazo, o de un dedazo, todo puede terminar como si nunca hubiese existido. Es lo que ocurre cuando se construye sin cimientos verdaderos, recreándose en la pura irrealidad. Pese a todo, hay que reconocer que, mientras dura la ilusión -pues otra cosa no es- tiene su encanto.
ResponderEliminarUn saludo, Andrés
Realmente adictivos esos juegos de crear ciudades y granjas... Buen relato Galindo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Tanto la lectura literal como la metafórica a la que apuntan Ángel y Pilar le prestan al micro un acierto oportuno y bien tratado. Me parece un relato estupendo. Saludos.
ResponderEliminarDe la ilusión del primer ladrillo al desmantelamiento del edificio. Suena a algo muy real, aunque se trate de un diseño cibernético.
ResponderEliminarBuen relato, Andrés. Un abrazo.
Yo estoy enganchada en Clash of Clans... ya tengo un ayuntamiento de nivel 8. Estoy atrapada en mi propia aldea virtual. Buen relato Andrés, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe has hecho recordar los días en que levantaba con mucho esfuerzo algo parecido a paredes con el juego de bloques de colores que teníamos en casa para estimular nuestra motricidad fina, cuando todavía no se sabía lo que era eso, y mis hermanos la tiraban para hacer una gracia. En fin, qué mayor soy.
ResponderEliminarSaludos, Andrés.
A tu arquitecto se le olvidó construir un escudo antidedos. Simpático micro, Andrés. Un saludo.
ResponderEliminarY la de tiempo que se pierde hipnotizado por uno de estos juegos del móvil. Bien escondido ese final.
ResponderEliminarMe ha gustado, Andrés.
Un abrazo.
Pablo.
¡Ay Andrés, una vez estuve enganchada a Farmville! La de tiempo que gastaba en eso... Y la rabia que te da cuando te equivocas, ja, ja, ja.
ResponderEliminarUn beso grande.
Malu.