Cordón umbilical
Unas tijeras fantásticas cortaron los hilos que me daban movimiento. Brotó la sangre y sentí dolor, porque, después de tantos años, eran ya parte de mi cuerpo. Me quedé quieto, desorientado. Comencé a caminar y me sorprendió poder hacerlo en la dirección que yo quisiera, pero tuve miedo, mucho miedo.
Creo que nos hablas de cómo se sentiría un títere al librarse de sus ataduras y ver que sería capaz de volar libre. Pero, claro, después de toda una vida siguiendo el dictado de las decisiones otras manos se encuentra perdido. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarLiteraria y hermosa forma de evidenciar el miedo a la libertad que nos embarga ante la expectativa de un nuevo camino. El miedo es el lastre de la libertad. Casi siempre vivimos cómodos, seguros, amarrados a los hilos cotidianos de los hábitos y las costumbres que nos hacen caminar como autómatas, sin necesidad de pensar y de decidir, pero sin miedo a equivocarnos o a fracasar. Bien sujeto, nada hay que temer. El desafío comienza precisamente ahí, cuando tenemos que ser responsables de nuestras propias decisiones y elegir el camino de nuestra libertad.
ResponderEliminarPreciosa la imagen del títere, y vibrante el relato que nos pone ante el despertar primero, ante el infinito campo del libre albedrío. Saludos, Luis.
A la represión y al guión establecido sucede el miedo a la libertad. Curiosa manera de exponerlo.
ResponderEliminarUn saludo
Luis quien ha permanecido durante mucho tiempo sin libertad, cuando la consigue en principio todo es alegría, pero luego viene el temor de disfrutarla.
ResponderEliminarLuis buen relato, muy bien contado, ,me ha gustado.
Un abrazo.
Luis felicidades por esos 30 50palabras, en todos nos has deleitado con bellas historias.
EliminarUn abrazo.
Vaya, sincero relato de las miserias, oscuridades y oquedades humanas. Me ha gustado. Gracias por compartirlo, Luis.
ResponderEliminarSalut.
Luís, hermoso micro en el que nos hablas de conseguir la libertad, de la bella sensaciön que se siente al verse libre y del miedo que a la vez nos atenaza.
ResponderEliminarBuen micro. Enhorabuena.
Besos
La libertad tan anhelada, es también un reto y una responsabilidad, un privilegio que supone madurez, superar retos y un esfuerzo constante. Siempre es más fácil dejarse llevar mansamente, pero raramente el camino trillado y dirigido coincide con el correcto, no al menos si se desea alcanzar una cierta plenitud. Muy apropiada esa comparación entre un ser humano y una marioneta, como también el título.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Luis
Muchos tratados se han escrito sobre si los seres humanos tenemos o no libre albedrío y sus consecuencias. En sólo cincuenta palabras, este relato resume muchos de ellos.
ResponderEliminarMuy bueno, Luis.
Un saludo afectuoso.
Gracias a todos. Digamos, a modo de ejemplo, que me inspiró un amigo a quien se le murió la mujer. Je, je.
ResponderEliminarBesos de un deudor.
Miedo a la libertad, a salir de la zona de confort, a poder actuar siendo responsables de nuestras propias decisiones. Por lo menos está dado el paso de las tijeras, por algo se empieza.
ResponderEliminarInteresante, como siempre, todo lo que nos propones, querido Luis.
Un beso grande y mis felicitaciones por estas treinta historias en Cincuenta palabras.
Malu.
Tener la valentía de romper el cordón umbilical con todo aquello que nos mantiene en esa zona de confort, de la que habla Malu, es muy dificil y, desde luego, da mucho miedo. Me ha gustado mucho, Luis.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Me encanta tu micro, Luis, porque da igual el motivo que te lo haya inspirado, pero es muy cierto que la gente cuando tiene genuina libertad, se pone a temblar de miedo y prefiere seguir al calor de lo que haga el grupo. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarMuy bien contada esa sensación de liberación tras tantos años sin conocer la libertad.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis.
Pablo.
Que no sufra tu protagonista, Luis, que a todo se acostumbra uno, incluso a ser libre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el camino que has encontrado para hablarnos de la libertad.
Saludos cordiales y felicidades por tus 30.
Hoy es un gran día, ¿verdad, Carles? Felicidades de nuevo. Gracias
Eliminar¿Es el miedo el opuesto de libertad?
ResponderEliminarNo sé, pero pareciera que sí. En muchos casos se cumple el esquema.
El miedo es bueno, y tu relato, también.
ResponderEliminarSaludos, Luis.
Bien por esas tijeras que permiten el libre movimiento, que cortan los amarres de la imaginación para contar relatos tan buenos como este.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luis.
Saludos.
Bello, muy bello relato, Luis; excepcionalmente contado, como es habitual en ti, y con un final de gran efecto. ¡¡Enhorabuena!!
ResponderEliminarLuis, yo entiendo que nos cuentas la sensación de verse en solitario alguien que ha estado demasiado tiempo bajo el cobijo de sus padres. Sorprendido por ello pero con algo de miedo, como es natural.
ResponderEliminarBuen micro.
Un beso