El nieto
Con la lluvia el nieto subía al regazo del ciego. Sacaba la cabeza por el hueco de la ruana. Cara con cara escuchaba sus historias fantásticas. El abuelo no tenía pies ni manos, decían que su enfermedad era contagiosa. Una tarde la oscuridad cubrió su cuerpo. Nunca volvió a llover.
Pedro Elías quiero entender que tal vez la enfermedad contagiosa fuese la ceguera, eso me da entender tu frase "la oscuridad cubrió su cuerpo".
ResponderEliminarLo que no acabo de entender es el final, tal vez el nieto jamas volvió a subirse al abuelo por un motivo concreto. Un relato que nos habla de la simbiosis entre nieto y abuelo.
Un abrazo Pedro.
Muy bien contado, Pedro. De forma poética cuentas cómo, a sus ojos, va desapareciendo lo que le rodea.
ResponderEliminarMuy bueno. Y muy poético, que le da un tinte de melancolía y atenúa el dramatismo.
Un saludo, Pedro.
Pablo.
La lluvia es un elemento que potencia la estrecha relación del abuelo y el nieto, pues este, para protegerse se refugia pecho con pecho con el anciano,cuyo amor el nieto le inmuniza de la enfermedad, seguramente.Muerto el viejo, nunca más la lluvia pudo ser vista por el nieto de esa forma. Creo que el ciclo natural nos habla aquí del estado emocional de los protagonistas. Bella e intensa relación, bajo el paraguas del amor. Saludos, Pedro.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigos, por sus comentarios. El abuelo contagió al nieto de su poesía.
ResponderEliminarQué triste, pero hermoso, lo que nos dejas. La simbiosis entre abuelo, lluvia y nieto se ve resentida por la falta de uno. De esa forma,para que seguir lloviendo si no va a poder guarecerse, de esa lluvia, bajo el poncho del abuelo. Enhorabuena.Saludos y suerte.
ResponderEliminarTan bonito que me ha recordado «La sonrisa etrusca» de José Luis Sampedro.
ResponderEliminarSaludos.
Un relato hermoso y poético. Es entrañable la relación entre nieto y abuelo.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Gracias a todos por sus palabras.
ResponderEliminarLa lluvia deja de tener el valor que tenía, cuando desaparece el abuelo. Tierna historia que nos habla del vínculo del cariño intenso, entre nieto y abuelo. Te felicito, Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Has puesto mucha sensibilidad en la relación de abuelo y nieto, an la que centras tu historia.
ResponderEliminarSuerte, Pedro
A veces asociamos detalles como la lluvia a momentos del pasado, que sólo con el tiempo apreciamos en su justa medida. Ese agua que cae del cielo se repite y sirve de recordatorio de escenas mágicas que marcaron nuestra existencia. Pero a la satisfacción se une la nostalgia, porque ya no podrán volver a vivirse.
ResponderEliminarUn saludo
Un relato bello y entrañable. Esa lluvia simbolizando la estrecha unión entre abuelo y nieto, que acaba con la muerte del primero, me parece una imagen preciosa. Además he aprendido la palabra ruana, equivalente a poncho, que no conocía. Me ha gustado muchísimo tu relato, Pedro.
ResponderEliminarHay una hermosa canción colombiana que comienza: «La capa del viejo hidalgo se rompe para ser ruana...»
ResponderEliminarSi un relato transgeneracional muy bello.
ResponderEliminarUn saludo Pedro Elías.
Pedro, poético relato en el que abuelo y nieto acaban sufriendo la misma enfermedad, la poesía. Le deja su mejor legado.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besos
Un micro muy bello y entrañable, Pedro. Me ha gustado mucho ese tono poético. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarLa ruana es una prenda colombiana, similar al poncho, una manta con abertura central para sacar la cabeza. Hace muchas décadas se fabricaba con paño o tejido importado de Ruán, Francia.
ResponderEliminarEs un micro precioso Pedro, con tintes poéticos y un gran mensaje, te mando mi enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.