El pararrayos
Aquel año, todas las mujeres encintas del pueblo abortaron.
Se habló de la proximidad de la central nuclear inaugurada meses atrás, pero ya nadie se acordaba de la gran tormenta que cayó a mediados de agosto. Ni del rayo que chamuscó el nido que coronaba la torre de la iglesia.
Se habló de la proximidad de la central nuclear inaugurada meses atrás, pero ya nadie se acordaba de la gran tormenta que cayó a mediados de agosto. Ni del rayo que chamuscó el nido que coronaba la torre de la iglesia.
Tratamos de buscar explicaciones meramente científicas, y olvidamos que también estamos hechos de cuentos, historias y leyendas, que como todo el mundo debería saber, tienen su parte de verdad. Qué sería de la continuidad de la especie humana sin la visita de las cigüeñas. Buen relato, muy simpático.
ResponderEliminarUn saludo, Josep
Esas pobres cigüeñas que no pudieron hacer su trabajo. Me ha gustado por lo ingenioso que es.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Pablo.
Muy ingeniosa la anécdota. A veces, la explicación la encontramos en lo más sencillo. Enorabuena y suerte. Saludos.
ResponderEliminarGenial forma de resolver y explicar un problema.
ResponderEliminarAl comenzar el relato parece que nos encontremos ante algo tenebroso, pero tu resolución es casi poética.
Buen relato Josep, me ha gustado.
Un abraxo.
Ja, ja, ja, Josep. En este pueblo deben tomar medidas urgentes o, de lo contrario, pronto se quedará sin habitantes. ¡A buscar cigüeñas!
ResponderEliminarGenial, hilarante.
Un abrazo.
Pues... que me encanta, no voy a buscar más explicaciones literarias.
ResponderEliminarUn saludo, Josep
Un relato precioso, con un final más cercano al realismo mágico que al tenebrismo del principio.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Muy original, Josep. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarPues sí, Josep, la mayor de las veces ocurren las cosas tan cerca y con una explicación tan clara, que mejor no reparar en ella, por aquello de la falta de compromiso, de cobardía o miedo.
ResponderEliminarQué pena que falte desde lo alto el crotorar santo de las cigüeñas blancas.
Gracias por compartirlo. Me ha gustado.
Salut.
Sin cigüeñas no hay embarazo bien logrado eso lo saben hasta los niños más pequeños. Original y sabroso planteamiento el que nos traes, con esa interpretación mágico-casual de un pensamiento alternativo que puede endulzar un tanto el amargo café de la realidad.
ResponderEliminarSaludos, Josep.
Muy original y de rabiosa actualidad, este viernes se estrena la película de animación Cigüeñas.
ResponderEliminarEnhorabuena Josep.
Besos.
Malu.
Josep, a veces buscamos una explicacion científica para un hecho, cuando es mucho más fácil darle una explicacion fantástica y mágica.
ResponderEliminarBello relato!
Besos
¡Ay, si desaparecen todas las cigüeñas!... Me ha gustado tu relato, Josep.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Y con todas las cigüeñas del pueblo chamuscadas, difícilmente llegarían esos bebes malogrados a posarse en sus cunitas. Un micro fantástico, Josep, felicidades. Abrazos.
ResponderEliminar¡Pobres cigüeñas!
ResponderEliminar(otra opción sería que tuvieran que ir a París a recoger a los bebés, jeje)
Un abrazo.
Me ha gustado mucho, me has sacado una sonrisa.
ResponderEliminarUn saludo Josep,
Tu relato me ha gustado sobre todo por las posibilidades que abre, además de lo de las cigüeñas, la mención a la torre de la iglesia da pie a conjeturas (o será mi mente retorcida, jaja) me ha gustado también el toque de realismo mágico. Un saludo Josep.
ResponderEliminarJajjaj; muy bueno, Josep.
ResponderEliminarEnhorabuena!!
Saludos
Sensacional historia, Josep en la que su protagonista, la cigüeña, ni siquiera aparece mencionada.
ResponderEliminar¡Bravo!