Frío encuentro
Tras un tercer timbrazo sin respuesta, utilizo las llaves para emergencias. El apartamento está impecable. Extraño. "Estoy en el arcón", se puede leer escrito en el espejo del dormitorio. Un presentimiento siniestro eriza mi nuca. Gríseos cabellos enmarcan una oreja congelada. Súbitamente, a mi espalda, un cerrojo se desliza despacio.
Matrioska por favor sal corriendo aunque creo que ya es tarde. El encuentro será frío, pero tú me has dejado congelado con tu relato.
ResponderEliminarMuy buen relato escrito con misterio y genialidad. Me quedo con las ganas de más, de saber que pasa tras el cerrojo, merecemos otro 50palabras.
Matrioska me ha gustado mucho.
Besos.
Javier, lo más inquietante es que ni yo sé quién es el narrador o narradora. Ni sé de quién es la oreja, ni si quien desliza el cerrojo acaba de entrar o estaba ya dentro. Lo único que sé es que necesitará más espacio en el arcón. ;-) Muchas gracias por todo y muchos besos.
EliminarMisterioso, espeluznante y genial. He perdido el aliento leyéndolo. Parece que no hay salida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Matrioska. Besos.
Eso me temo, Carmen, no hay salida. Muchas gracias, guapa. Besitos.
Eliminar¡Qué canguelo" Creo empezar a sentir un frío sudor resbalar por mis anchas espaldas en tensión. Muy bueno . Suerte y saludos.
ResponderEliminarJajaja, el canguelo de no saber, pero imaginar. Muchas gracias, Jesús. Saludos.
EliminarLa mala espina de esa fría presencia traspasa las palabras y deja sentir cierto halo funesto o monstruoso. El suspense queda servido en ese cerrojo que se desliza. Atmósfera opresiva, pavorosa.
ResponderEliminarEnhorabuena, Matrioska.
Eso era lo buscado, crear suspense dando la información justa. Muchas gracias, Manuel, y un abrazo.
EliminarMe he meado. Así de claro te lo digo.
ResponderEliminarJope, Matri, qué buenísimo. Laureles, pero ya.
Jajaja, me parto y me meo yo con tus salidas, Richmond. Gracias, guapura. Un beso.
EliminarMatrioska, eres uña escritora excepcional. En cincuenta palabras has conseguido contar una historia que deja el espinazo helado.
ResponderEliminar¡Qué grande eres, prima!
Un beso.
Pablo.
Pelín xagerao, primo del sur. ;-) Muchas gracias por estar ahí y muchos besos, campeón.
EliminarUn de terror, que bueno Matrisoka, mis felicitaciones por tan espeluznante relato que tiene la destreza de funcionar en escasas 50 palabras.
ResponderEliminarSaludos congelados!!!
Brrrr, me han llegado esos saludos. Muchas gracias, Jean, por tus palabras y tu presencia. Abrazos.
EliminarTerror de alto voltaje. Sí definiría yo al "micro", que hoy nos presentas.
ResponderEliminarBuenísima la puesta en escena.
Besito virtual, Matrioska.
Muchísimas gracias, María Jesús, besitos virtuales de vuelta para ti.
Eliminar¡Brrrrrr! ¡Qué frío!
ResponderEliminarPor razones obvias, naturales, las bajas temperaturas se han asociado a la muerte desde tiempos inmemoriales. Matrioska, en este caso has aprovechado cada palabra para «desangrarnos», metafóricamente, y dejarnos temblando ante el horror.
Mucha calidad.
Te abrazo.
Me alegra saber que te ha llegado así, el micro lo desarrollé a partir de imaginar la idea aterradora de encontrar por sorpresa un cadáver y oír tras de ti "algo". Muchas gracias, Vicente. Abrazo fuerte.
EliminarJo...miedo, miedo, da escalofríos, no sé si por el frío del arcón o de miedo por el cerrojo. Una veza más. Buenísimo micro. Besitos
ResponderEliminarAhí está el "yuyu", que con ambos unidos dan ganas de gritar, porque salir corriendo va a ser que ya no es opción. Muchas gracias, Carmen y un beso grande.
EliminarApuntes que, como pequeñas pinceladas, van construyendo un cúmulo de sensaciones que crecen en intensidad y dramatismo. La falta de respuesta, el apartamento recogido, una nota extraña y un encuentro terrible, culminan con un cerrojo de lo más inquietante. Hitchcock te contrataría como guionista sin dudarlo. Un relato que no puede dejar frío a nadie.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
De ese señor que nombras me acordé para ver si me prestaba la musiquilla de Psicósis y poder acompañar la escena final en la que el que escucha a su espalda deslizarse el cerrojo, se da la vuelta despacio y... Muchas gracias, Ángel. Muchos besos.
Eliminar¡Pasmada me he quedado! Terror en estado puro con ese espeluznante mundo del frío industrial, y es que para mí, el cerrojo es el de una cámara frigorifica y ha recibido un aviso desde la alarma de hombre encerrado. Mi pregunta es ¿está el hacha todavía dentro?. Me ha encantado. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarMi intención, al no dar detalles de ninguno de los personajes, era que cada lector se montase su propia escena según su "calenturienta" imaginación. Tu versión de una cámara frigorífica me ha encantado, Cristina. Muchas gracias y un saludo.
EliminarHola, Matrioska. Incursionas en el campo del terror con la genialidad a la que nos tienes acostumbrados. El cerrojo que se cierra a la espalda de la protagonista hace que una corriente helada recorra la nuestra.
ResponderEliminarExcelente.
Enhorabuena, y un beso.
Veo que tú has imaginado que es una mujer la que encuentra el cadáver. :) Muchas gracias y muchos besos, Georges.
EliminarTremendo.
ResponderEliminarA veces una palabra es suficiente. Muchas gracias, Lu. Saludos.
EliminarFantástico y espeluznante relato, Matrioska. No desmerece a cualquiera de los tuyos, desde luego. ¡Muchas felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Muchas gracias María José, es un gusto leer vuestros comentarios, levantáis el ánimo. Un fuerte abrazo.
EliminarMuy bueno!! Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, Plinio. Saludos también para ti.
EliminarHas creado una atmósfera de terror y suspense muy bien conseguida. Parece que pide una segunda parte por lo menos ¿no? Muy bueno, Matrioska. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que me temo que no habría mucho que contar en una segunda parte, a este personaje no le queda tiempo ya ni para arrepentirse de haber entrado al apartamento. :-) Muchas gracias, Juana, y un abrazo.
EliminarAún recuerdo el columpio que se movía solo y ahora añades un cerrojo que se desliza despacio. Ay, Matrioska, qué buena eres. Ahora, que como sigas así, me voy a dormir contigo por las noches a ver si dejo de temblar.
ResponderEliminarUn beso grande
Jajaja, Margarita, tú te encuentras en una situación así y le haces tal enredo verbal al carnicero del arcón que huye despavorido del apartamento, pero antes te pide perdón por las molestias causadas. No te digo ná y te lo digo tó. ;-) Muchas gracias, guapísima, y muchos besos.
EliminarMe hubiese venido bien leer este microcuento unos días atrás cuando el calor era sofocante y no hacía más que echarme al coleto un vaso de agua con limón tras otro, seguro que hubiera sentido un fresco por todo el cuerpo que me hubiese aliviado de la calorina que me agobiaba.
ResponderEliminarNo sé si la o el protagonista podrá seguir contando su experiencia, pues ese cerrojo que se cierra –puede oírse hasta el chirrido- no augura nada bueno.
No sé si habrá alguien a este lado o al otro lado del cerrojo, quizá un émulo de Norman Bates con un largo cuchillo en la mano, quizá Chucky, o algún zombi con media mandíbula cayéndosele, o quizá alguno de los clásicos del terror: El hombre lobo, el monstruo del doctor Frankenstein o Drácula. Sea quien sea, se erizan los cabellos de sólo pensarlo. ¡Y ese detalle de la oreja congelada con esos pelos grises!
Muy bien creada la atmósfera, se siente repelús verdadero al leer tu magnífico microcuento, Matrioska, un abrazo.
Como siempre, haces tuyos los micros y los desmenuzas al milímetro. Lo que comentas es lo que quería expresar en las anteriores respuestas, no sé si con mucho éxito. Menos mal que estás tú ahí para dejar las cosas claras. :) En un relato es un error no dar ni una pista de la identidad de los personajes, pero en este caso he querido que fuesen los lectores quienes los creasen. Muchas gracias, Enrique, tus comentarios son siempre muy bien recibidos. Un fuerte abrazo.
EliminarMatrioska, tremendo micro. Todavía estoy corriendo...
ResponderEliminarEnhorabuena una ve más!
Besos congelados
Creo que ya puedes dejar de correr, nuestro amigo en este momento está ocupado llenando de nuevas bolsitas el arcón congelador. :) Muchas gracias, Pilar, y muchos besos.
EliminarEs muy difícil conseguir crear un ambiente tan espeso e intenso en tan corto espacio de tiempo y dejar helado al lector en medio de un punto final que le coloca ante un abismo de desasosegantes sensaciones.
ResponderEliminarTus relatos son muy cinematográficos, Matrioska. Las frases transportan imágenes que arrastran sensaciones, como las que arranca este excelente relato que uno se alegra de leer de día.
Vibrantemente aterrador. Enhorabuena.
Un abrazo.
Ese momento de desconcierto, vulnerabilidad e incipiente terror tras el hallazgo del cuerpo y el sonido a su espalda que le confirma la trampa en la que ha caído, es el que quería que se quedase flotando en la imaginación del lector. Muchas gracias, Antonio, una vez más, por tus generosas palabras. Un fuerte abrazo.
Eliminarjope, qué miedo, y qué bueno
ResponderEliminarfelicidades
:) Muchas gracias, Luisa. Un beso.
EliminarVaya hombre, y yo que quería coger un helado del arcón.... :)
ResponderEliminarSaludos.
Al fondo a la derecha encontrarás cuatro frigopies, ricos, ricos. :) Saludos, José Ramón.
Eliminar¡Que miedo con ese arcón!
ResponderEliminarMe encanta esa oreja congelada de espanto Just antes de oír ese cerrojo... como presintiendolo. Generas un ambiente escaloFRIante.
Un abrazo Matrioska,
:) La oreja congelada es la confirmación de sus temores, y el sonido del cerrojo a la espalda convierte ese temor en terror del chungo. Muchas gracias, Raquel. Un besote.
EliminarHay relatos que no provocan ni frío ni calor. Con este que nos has dejado este mes, Matri, ocurre todo lo contrario: te entra un sofoco al leerlo...
ResponderEliminarBeso.
Muchas gracias, Notinc. ;-) Un besote.
Eliminar¡Jolín, Matri, con lo "cagona" que soy...! Y este mes van muchos de terror, pero el tuyo me ha dejado paralizada. Así soy incapaz de dormir, tengo un insomnio que no puedo y si me pongo a contar ovejas la lío pero bien, ¿ahora qué hago?
ResponderEliminarBesazo, me parece muy bueno.
Malu.
Muy
Jajaja, aunque voy con retraso en los comentarios, ya leí el de tus "amigas". Pues no sé qué decirte, prueba a ver con Valeriana en vena. :) Muchas gracias y un besazo, mi dulce Malu.
EliminarNada te puedo decir que no te hayan dicho ya. Solo reiterarme en la palabra que mejor define tu relato: genial. Un besazo, preciosa.
ResponderEliminarMuchas gracias, mi sensible, talentosa, y muy querida amiga. Besazos de los gordos a granel para ti.
EliminarQué maravilla de narración, Matri. Me ha encantado esta diminuta perla, helada y escarchada.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo nada de frío.
Muchas gracias, Enrique, otro abrazo cálido de vuelta. :-)
EliminarMatrioska, tienes un arcón muy grande porque nos estás metiendo a todos dentro!!!
ResponderEliminarQué suspense generas. Yo entiendo que el cerrojo que se corre a nuestra espalda es nuestra sentencia de muerte una vez hemos entrado en el arcón siguiendo el mensaje. Aunque, si nos encierran allí por la esperada reacción al ver el espejo, ¿de quién será la oreja?
Toda una intriga.
Un beso.
Una intriga que ni yo puedo desvelar. Eso sí, la persona que ha abierto ese arcón ha caído como una bendita en la trampa. Muchas gracias, M.Carmen. Un beso grande.
Eliminar¡Que miedito! Nos has puesto los pelos de punta a todos. Has cumplido con tu objetivo de objetivo provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en mí, humilde lectora.
ResponderEliminarMuy bueno. Un besazo.
Con haceros sentir esa presencia con no muy buenas intenciones a vuestra espalda, lo daría por bueno. Muchas gracias y muchos besazos, Olga.
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