La plaga
Vivían en un bosque amplio, lleno de enormes plantas y flores de todos los colores. La libertad olía a césped y la vida era sencilla hasta que su hábitat fue destruido por una lluvia ácida que derritió sus pequeños cuerpos. Las hormigas yacieron juntas hasta el ocaso de sus vidas.
De repente olvidamos que compartimos el planeta con otros seres que tienen el mismo derecho a vivir que nosotros. Aunque de pequeño tamaño, hormigas, abejas, libélulas y demás, tienen mucho que enseñarnos sobre la evolución y otros milagros de la naturaleza.
ResponderEliminarBuen relato, Esther.
Saludos.
Ese empeño que tenemos los humanos en matar a las hormigas...
ResponderEliminarEste fin de semana vi una película con mis hijas, precisamente sobre unas hormigas que van a ser fumigadas y me hizo reflexionar, lo mismo que tu micro.
Interesante planteamiento nos dejas, Esther.
Besos.
Malu.
Si solo fuesen las hormigas, hay muchos seres vivos a los cuales los hombres con nuestras "plagas" eliminamos en nombre del llamado progreso.
ResponderEliminarEsther buen relato con un comienzo idílico y ese final en el cual fotografías el fin de las hormigas.
Un abrazo.
Tengo entendido que las funciones que realizan las hormigas son muy beneficiosas para la naturaleza aunque, no podemos negarlo, en nuestras casas son bastante molestas. Son seres vivos, deberíamos respetarlas. Suerte y saludos.
ResponderEliminarCuando el peligro de la contaminación alcanza a los más remotos rincones y a los insectos más resistentes, hay un aviso implícito en ello, un SOS inminente al que no deberíamos hacer oídos sordos. Acertado mensaje el que nos transmite tu relato, Esther. Saludos.
ResponderEliminarAunque se trate de hormigas, lo malo no es morir, eso es algo natural; el problema es hacerlo antes de tiempo y sin un motivo convincente, por los remilgos o el capricho de quien se cree superior.
ResponderEliminarUn saludo, Esther
Deberíamos apreciar más a las hormigas, con lo trabajadoras que son. Incluso, son protagonistas de fábulas... En alguna ocasión he observado las magníficas hileras que forman cuando transportan los alimentos, lo cual llama poderosamente la atención. Me ha gustado que hables de ellas, aunque no salgan bien paradas, Esther.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Tu relato da un giro cuando nos damos cuenta de que las protagonistas no son personas en un paisaje bucólico, sino hormigas, seres vivos como nosotros a los que exterminamos sin demasiado respeto a su hábitat.
ResponderEliminarBuena reflexión ecologista, Esther. Un abrazo.
Gracias Vicente, Malu, Javier, Jesús, Manuel, Ángel, María José y Carmen por pararos a comentar y reflexionar sobre ello. La humanidad se cree con el derecho de acabar con todo, contaminando, matando, etc. A veces debemos parar y ver en que nos estamos convirtiendo.
ResponderEliminarSalut!
Tienes razón, Esther, los humanos creemos que estamos por encima del resto de seres vivos y somos tan estúpidos que no nos damos cuenta de que todos necesitamos de todos. Me gusta el enfoque que le has dado. Un beso.
ResponderEliminarMuy oportuno el realto, puesto que estos dñias se habla de que el hombre es el protagonista (negativo, claro) de la actual era geológica: la era cuaternaria o antropoceno, en la que el Hombre tiene un nivel de devastación de la vida en la Tierra, similar a las glaciaciones o al impacto del meteorito que eliminó a los dinosaurios, ahí es nada.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Esther.
Esther, el ser humano está destruyendo el planeta y parece que no nos damos cuenta de ello.
ResponderEliminarBuen relato para la reflexión.
Besos