Menú del día en el balneario
Por la mañana, en la piscina del balneario, las mujeres no apartaban la mirada del slip de él, ni los hombres del cuerpo de ella, ceñido por un minúsculo bañador.
Por la tarde, los comentarios fueron unánimes: ¡aquellos prejubilados estaban para comérselos!
Por la noche, eso es lo que hicieron.
Por la tarde, los comentarios fueron unánimes: ¡aquellos prejubilados estaban para comérselos!
Por la noche, eso es lo que hicieron.
A mí, en esa casa de baños reconvertida en casa de comidas no creo que me pillen. Temo por mis huesitos. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarSe dice que los mayores de antes son la juventud de ahora. Aunque, si rizamos el rizo, la mayoría somos prejubilados...Me ha gustado, Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José.
Pepe me has quitado las ganas de ir a un balneario y mucho menos al que narras en tu relato. Además menú del día, si al menos hubiese sido en una celebración.
ResponderEliminarBuen relato Pepe.
Un abrazo.
Un balneario donde se siguen los pensamientos al pie de la letra.
ResponderEliminarMe parece un relato la MAR DE ORIGINAL. y muy bien construido, Pepe.
Enhorabuena por el resultado.
Un abrazo.
Pablo.
La segunda frase nos sorprende cuando leemos "prejubilados" en alusión a esos cuerpos envidiados, pero luego con una breve frase final conviertes el relato en macabro y nos dejas patidifusos. (Y eso que estábamos avisados por el título).
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Un abrazo.
Carme.
¡Oh, vaya, un balneario con restaurante antropófago, eso sí que no me lo esperaba, aunque dicen que en los hoteles de Benidorm sirven unas albóndigas muy sospechosas.
ResponderEliminarSaludos, Pepe.
Me ha encantado. Relato directo, sencillo, lleno de pasión y por supuesto perfectamente narrado. No tengo más que quitarme el sombrero. ¡Chapeau, Pepe!
ResponderEliminar¡Un chorro vivificador de agua bien fría y a presión sobre la piel ligeramente tibia!¡Frescura del ingenio, del buen humor y del sabor! Y del buen hacer, el de usted, Sanchís, por supuesto. Saludos.
ResponderEliminarAlaaaaaaaa. De piedra me he quedado!!! Jajajaajajaj. Buenísimo relato. Habrá que estar al loro de quien nos observa en la piscina jajajaajjaaj. Enhorabuena, es genial. Besos
ResponderEliminarHay que tener cuidado con las frases metafóricas, que a veces trascienden los límites del uso literario y abstracto para volverse literales. De producirse un juicio, los antropófagos alegarán que su menú era irresistible, que fue inevitable, que iban provocando.
ResponderEliminarUn saludo
Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Y ahora me tengo que ir, rápido, rápido, a hacer las maletas. Mañana me voy... al balneario !
ResponderEliminarMuy divertido, Pepe, con su desenlace macabro y todo. Lo tengo muy claro. No pienso pisar un balneario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Resulta que el deseo venía del estómago y no de otra parte.
ResponderEliminarBuena historia, Pepe.
Un abrazo.
Y si se comieron... ¿a besos?
ResponderEliminar;)
Muy buen micro Pepe. Macabro y con ese humor sutil que tan bien se te da. Felicitaciones.
ResponderEliminarJuas, juas... Pues estaba pensando ir unos días a un balneario a descansar, pero ahora me da no sé qué...
ResponderEliminarSorprende el giro final, ehorabuena.
Un beso Pepe.
Malu.
Algunos es que van provocando, y este par de prejubilados, en slip y en minúsculo bañador, se merecen acabar de sustento para el resto de encantadores abueletes. Muy buen micro, Pepe, felicidades. Un saludo.
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