Moviola
Muere en la habitación del hospital donde su esposa da a luz a su hijo a una manzana de la iglesia donde contrae matrimonio y la conoce en el instituto de la calle donde le bautizan en la iglesia que dista una manzana del hospital donde ahora acaba de nacer.
Me gusta la idea de que la vida gira circularmente, lo familiar del barrio dónde transcurre toda una vida entera, la continuidad transgeneracional... Sólo tengo una pregunta, ¿por que has utilizado el presente en todos lo verbos? Yo hubiera alternado el presente y el pasado, y creo que tu no lo has hecho con una intención clara
ResponderEliminarNo sé si por musicalidad, o por aplanar la línea temporal de los sucesos... Entonces, entiendo que, ¿muere al mismo tiempo que nace su hijo y se reencarna en él? O estoy yendo muy lejos? ¿Me ha gustado mucho.
Un abrazo Bocanegra.
Todas en la diana, Raquel. Desvelas buena parte de las claves del relato y su intención. El presente lo elijo porque como bien dices, suspende la línea temporal de los sucesos engarzándolos en un presente continuo. Si realmente al morir tenemos la oportunidad de ver pasar en unos segundos nuestra vida por delante, la veríamos en presente, no habría tiempo para recordar, pues una vez muertos el tiempo no existe, por tanto los actos y los hecho aparecerían como una corriente continua sucediendo en un presente post mortem. O algo así, digo yo.
EliminarMe alegra tu comentario y que te haya gustado. Un abrazote, Tevas.
Me gusta el título Manuel, la vida muchas veces es una moviola, se van repitiendo las mismas circunstancias en los mismos lugares una y otra vez. En ocasiones nuestro mundo se reduce a una manzana y allí transcurre toda nuestra vida.
ResponderEliminarAl leer tu relato, y como no has utilizado ni una coma en el desarrollo del mismo, parece como si quisieras darle velocidad con ello, que todo transcurre muy deprisa, o por lo menos esa sensación me da a mí, pero me gusta ese ritmo.
Manuel buen relato me ha gustado.
Un abrazo.
Hola, Javier. El ritmo y la falta de puntuación ortográfica responden a esa intención que desvelas. La vida pasa deprisa, casi como un cincuenta, y quería provocar ese suspenso en quienes lo lean, a la vez que un pretendido presente continuo que concatena los hechos en una corriente continua. Un devenir continuo y circular.
EliminarGracias por tu comentario, Javier. Un abrazo.
Una moviola muy particular, amigo, una forma de escribir bien pautada, un cincuenta distinto, un formato que hace ver la vida y la muerte. Alredor de una manzana que no se puede comer...
ResponderEliminarMucha suerte
Besicos
Hola, Cabopá, gracias por tu comentario. La vida y la muerte se dan la mano para cerrar un ciclo vital sea más o menos amplio, tal como dices.
EliminarUn abrazo.
Parece que su paso por la vida se circunscribió a esa esquina y poco más: una iglesia, un instituto, un hospital y una calle. Ya, pero también tenemos un hijo, una esposa y una existencia, seguramente afortunada y, deseamos, no tan circular. Muy bueno. saludos y suerte.
ResponderEliminarUna vida sencilla, una muerte sencilla en un entorno vital próximo y cercano. Vidas hay muchas, esta se circunscribe a su manzana y poco más.
EliminarGracias, Jesús. Saludos.
Sinuoso vaivén que entretiene a la par que despierta las ganas de rebobinar para volver a leerlo 😉
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Manuel.
Salut.
¡Ay, si pudiésemos rebobinar de vez en cuando en la vida! Me alegra contar con tu comentario Dipandra y haber despertado tu interés.
EliminarUn abrazo. Salut.
Un relato circular que encierra toda una vida en una manzana de cincuenta palabras.
ResponderEliminarMe encanta la originalidad del mismo.
Un abrazo.
Pablo.
Gracias, Pablo. Visto lo visto, la vida puede ser un cincuenta hacia delante y hacia atrás.
EliminarUn abrazo.
Los momentos fundamentales de nuestra vida se circunscriben a unos pocos escenarios. Siendo así, es posible y seguro que muchas veces ocurre, que todo suceda dentro un perímetro limitado. El principio y el fin, emparentados con el nacimiento y la muerte, se dan la mano. Por muchas vueltas que queramos darle, el recorrido básico siempre es el mismo, si pudiéramos rebobinar nos daríamos cuenta de ello.
ResponderEliminarUna visión distinta y una presentación ágil y valiente.
Un abrazo, Manuel
Hola, Ángel, gracias por tu comentario. Creo como tú que reducido a lo esencial, vivir es nacer, amar, morir, y entretanto, escribir unos cincuenta mil cincuentas.
EliminarSuerte la mía de poderlos compartir con personas y narradores como tú, que hacéis gala de bien estar estando al punto de lo que se escribe.
Un abrazo.
La vida y el tiempo en un bucle contado en 50 palabras. Original y muy literario. El resultado es excelente.
ResponderEliminarGracias, Pepe, me anima saber que la apuesta narrativa te ha gustado.Saludos.
EliminarDicen que, al morir, pasa toda la vida ante nuestros ojos. Y tú protagonista recupera unos acontecimientos vitales preciosos. Sin duda ha tenido una existencia feliz y tan buena como este precioso relato.
ResponderEliminar¡Cómo me alegro de no ser jurado este mes! Otro pal podio.
Abrazote, Manuel.
Hola, Patricia. La verdad es que el mes va servido de relatos potentes. Se ve que el refresco de las vacaciones ha hecho transpirar la inspiración y deja constancia.
EliminarMe alegra que te guste y que lo pongas tan alto. Un abrazote pa ti también.
Me encantan estos micros, hacia atrás, sin comas. Lástima por el protagonista, a quien la vida se le va casi en un supiro.
ResponderEliminarUn suspiro es la vida, vista a sí, a vuela pluma. Luego, ese suspiro dura tanto o tan poco como cada cual lo entienda.
EliminarGracias, Luisa, saludos.
Me has dejado sin aliento, Manuel. Literalmente. Este tipo de textos experimentales ponen de manifiesto la manera en que, más allá de la sintaxis, nuestro cerebro extrae el significado. No sé, a mí incluso me parece que refleja la desorientación de aquellos que padecen Alzheimer o algún otro mal que afecte la memoria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Vicente. Después del punto final, las palabras siguen creando sus propios mundos entre el tejido subjetivo y personal del que las lee. Más allá de donde yo alcanzo, alcanzas tú con tu interpretación, lo que le presta al relato una dimensión inexplorada. Como la piedra lanzada al agua, la palabra multiplica sus ondas en el estanque de la subjetividad.
EliminarGracias por pasarte y comentar. Un fuerte abrazo.
¡Madre mía, qué mareo!
ResponderEliminarLo he leído varias veces, del derecho y del revés, y tiene sentido en ambas direcciones, lo cual tiene mucho mérito. Parafraseando a un programa deportivo, "veamos la repetición de las jugadas"; lástima que ya no tengamos tiempo para modificarlas.
Original y bien hilado, Manuel
Un abrazo
Me alegra que esta subida en la montaña rusa de la vida contada al revés te haya creado sensaciones. Eso sí, es lo que es, solo se puede cambiar algo mientras vivimos, no después.
EliminarGracias por ese salero que tienes y esa frescura para comentar. Alegras el día. Un abrazo.
Excelente itinerario temporal y espacial el que recorremos con tu protagonista: de la muerte al nacimiento en una manzana y sin pausa alguna.
ResponderEliminarTu propuesta es muy original y el resultado, redondo en todos los sentidos.
Enhorabuena, Manuel. Un abrazo.
Gracias, Carmen, tus palabras son de aquellas que estimulan, que alientan a seguir el hilo propio de las palabras y dejarse conducir a parte alguna, aunque, a veces como en esta, sea caminando al revés.
EliminarUn abrazo, Carmen.
Como decían en cierta película, es el ciclo sin fin. Me ha gustado. Saludos!
ResponderEliminarGracias, José Ramón, cierto que tiene algo de cinematográfica la propuesta del relato, un rebobinado rápido desde el fin al principio.
EliminarSaludos.
Me impactó tu micro, casi recluido en el espacio mientras el tiempo se desdibuja como en los relojes blandos de Dalí.
ResponderEliminarCordiales saludos, Manuel
Preciosa imagen la que utilizas en la comparación. Pudiera ser que el tiempo se vuelve blando después del último momento.
EliminarGracias por comentar, Georges. Saludos.
¡Qué original Manuel! Es un relato circular en toda regla. La vida en una manzana, me encanta.
ResponderEliminarEnhorabuena, un beso.
Malu.
Gracias, Malu. Me alegra que te haya parecido original. Cuando me lo planteé casi ni me hago caso por lo complicado que me parecía. Luego, una vez puesto en faena, lo he disfrutado mucho.
Eliminargracias. Un beso
Manuel, como llego un poco tarde ya se han revelado las claves del micro. Me gusta como lo planteas. Me ha parecido original. Me ha parecido estar viendo una película que rebobinas hacia atrás, donde el protagonista la revice hasta su nacimiento.
ResponderEliminarMe ha gusrafo mucho Manuel.
Besos
Hola, Pilar. A mi me llena que te haya gustado y lo encuentres original. Parece, como dices, el visionado de una película hacia atrás, una sensación que provoca un revivir el tiempo pasado.
EliminarGracias por comentar. Besos.
¡Fantástico micro! Muy bien expresada la circularidad de la vida. Aunque de refilón, tiene mucho que ver con ello la expresión "el mundo es un pañuelo". Mejor tu propuesta: que sea una manzana.
ResponderEliminarUn abrazo, Manuel.
María José
Hola Mª José, la idea del pañuelo es también muy atractiva, encierra en sí misma una propuesta interesante. Y mezclando las dos hasta podría haberse titulado "la vida es una manzana", jajaj
EliminarQué bueno, cada comentario es una sugerencia en sí mismo que abre las ganas de seguir escribiendo.
Muchas gracias. Un abrazo.
Muy bueno tu micro, Manuel. No es nada fácil idear propuestas originales y menos en un formato tan ajustado como este. Me encanta esa sucesión ininterrumpida de momentos vividos que, como en una película, se hacen presentes en la muerte de tu protagonista. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarHola, Matrisoka, el que encuentres atractivo el formato me estimula porque realmente, no fue fácil cuadrar en tan poco espacio los momentos de una vida...di más vueltas a la manzana del cómo lo hago de las que puedas imaginar.
EliminarGracias por pasarte y comentar. Un beso
Como un collar de hitos ensartados en el hilo de una vida, muestras una secuencia en presente ininterrumpido donde nacimiento y muerte confluyen en el engarce de tu fantástico relato.
ResponderEliminarHace falta oficio y talento para construir un relato circular en un solo tiempo verbal, generando la ilusión de que toda la vida queda presa del instante en el que transcurre la narración.
Repito; fantástico, Manuel. Enhorabuena.
Un abrazo
Hola, Antonio. "¿Adónde van las palabras..." nos preguntamos muchos de los que escribimos. Afortunadamente, gracias a los comentarios, sabemos de algunos de sus receptores, que a su vez nos devuelven sus impresiones impregnadas de emoción o valoración. Recibir las tuyas es fiar el viaje de las palabras a un vuelo de recreo. Por tu delicadeza y precisión de análisis en el comentario, pues tu ser lector raya tan alto como el ser escritor que conocemos por tus relatos.
EliminarTe agradezco tu comentario, que me llena y emociona y me estimula a seguir. Un abrazo.
Manuel, la vida como algo que fluye, y muchas veces los escenarios están todos juntos ahí, para recordárnosla toda de un tirón.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, como dices, Mª Carmen, todos los escenarios como un fluido continuo, como un tirón desde el final al principio.
EliminarGracias por pasarte. Un abrazo.
Gira la rueda sin fin en ese tiovivo tan particular de la paradoja espacio temporal que has elaborado y al final nos convences de que la vida es solo un juego, como el parchís en el que volvemos a la casilla de salida, aunque el paisaje es de Monopoly. Enhorabuena Manuel. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Pepe, el juego está servido y estamos dentro de él. Solo resta que después del rebobinado pudiéramos levantar un párpado, pulsar el play e iniciar de nuevo la partida.
ResponderEliminarGracias por comentar. Un abrazo.
Relato en tono circular que bien pudiera llamarse "Ciclos" aunque lo de "Moviola" le da mucha más vida. El hecho de que esté redactado de un tirón, a modo de laberinto, resalta esa condición circular. Buen micro, Manuel. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Manoli. Entre las intenciones del texto está la de presentar la vida como un principio y un fin enlazados, un ciclo que pudiera entenderse del derecho y del revés en torno a los escenarios básicos por donde discurre.
ResponderEliminargracias por pasarte y comentar. Saludos.
Se lee como el rayo, alegoría de lo rápida que pasa la vida. Bien pensado y realizado. Enhorabuena.
ResponderEliminarAbrazoa
Gracias, Javier, dicho queda: tan rápido y celérico como un rayo al revés. Un abrazo.
Eliminar
ResponderEliminarExcelente ejercicio literario, Manuel. Una vez asimilado el texto (la nada habitual forma en que está narrado te obliga, al menos a mí, a releerlo) su lectura te agarra y te arrastra con ella en un vertiginoso retroceso desde la muerte del protagonista hasta sus propios orígenes. El resultado es un gran relato, muy difícil, a mi parecer, de ser llevado a cabo.
Enhorabuena y un abrazo.
Hola Enrique, me costó un poquito cuadrar hitos y lugares y hacerlos retroceder en presente entre hospital, calle e iglesia, pero el enredo mereció la pena, porque algo hay de cierto en que se disfruta más lo que más se pelea. Si tengo además, la suerte de que sensibilidades como la tuya lo consideren de interés, me doy un homenaje.
EliminarY aunque en su momento, ya comenté tu hermoso relato, recibe una vez más mi enhorabuena por estar entre los ocho finalistas de este mes fabuloso en relatos. Suerte para esa gran final.
Un abrazo.
Me gustan mucho este tipo de ejercicios literarios como el que planteas, Manuel, y yo mismo intento hacerlos; pero si, además, cuentan no ya una historia, sino toda una vida, entonces sólo me queda quitarme el sombrero.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Gracias, Carles, disculpa que haya visto tan tarde el comentario. Estoy contigo, estos ejercicios de pretendido hacer literario, son un pequeño reto de ingenio y en sí una gozada para disfrutar del camino de las palabras al derecho y al revés.
ResponderEliminarUn abrazo.