Silencios
El verano parecía comenzar diferente para ellos. Nada que ver con aquellos estíos calurosos de carreras y gritos, en los que, como mamá les había enseñado, jugaban a esconderse y permanecer en silencio.
Aquel agosto decidieron subir a una barca pequeña para atravesar un mar inmenso. Sólo encontraron nuevos silencios...
Aquel agosto decidieron subir a una barca pequeña para atravesar un mar inmenso. Sólo encontraron nuevos silencios...
Carmen, me has erizado la piel de nuevo amiga! Precioso micro sobre quién buscando la paz solo encuentra silencio en el fondo del mar.
ResponderEliminarEnhorabuena amiga!
Besos cálidos y apretados.
Gracias Pilar. Este tema no deja indiferente a las personas de buen corazón. Me alegra que te guste. Una vez más mi recuerdo a ellos... Un abrazo grande.
EliminarCarmen cuantos niños cruzarán ese océano de silencios y cuantos quedarán atrapados en el fondo de ese silencio.
ResponderEliminarCarmen relato escrito con gran sensibilidad haciéndonos sentir ese silencio y ese dolor.
Me encanta esa forma con la cual tus palabras son puro sentimiento.
Me ha gustado mucho.
Besos.
Gracias Javier. Me alegra que te guste. Buscan silencio, escapan de él y siguen encontrando silencio. Es muy triste. Un beso amigo.
EliminarUn relato conmovedor, Carmen. El título juega también con el silencio cómplice de quienes asistimos al bochornoso escenario que describes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es... Todos en silencio, hasta el dolor es silencio en esta historia. Gracias Patricia. Besitos
EliminarCon cuánta sensibilidad has elaborado este hermoso homenaje a quienes pierden su vida en el mar buscando otra mejor. Conmueve el silencio de esos niños.
ResponderEliminarExcelente relato, Carmen. Besos.
Muchas gracias Carmen. Los niños no deberían pasar calamidades y penurias. Un beso amiga.
EliminarAyer mismo twiteé la página de ACNUR sobre historias de refugiados y refugiadas, después de escuchar alguna, y me sobrecogió la naturalidad y tranquilidad con la que cuentan la historia de sus vidas llenas de desencuentros, tragedias y, a la vez, resiliencia para comenzar de nuevo en cualquier parte buscando una oportunidad para vivir, una esperanza, una luz... Tu relato consigue, con serenidad, tocar nuestra fibra sensible, dar luz y voz a tantos ¡millones de personas! que hoy viven esta terrible singladura. El silencio de los gobiernos y de la sociedad en general, complican su situación y avergüenzan nuestra condición de seres humanos a partes iguales.
ResponderEliminarFelicidades por tu microrrealidad solidaria. Saludos.
Te pongo el enlace por si te interesa escuchar alguna historia:
http://www.conlosrefugiados.org/dalesluz/
Gracias Manuel por el comentario y el enlace. Por supuesto me asomo a escuchar. Al menos podemos darles voz. Un abrazo grande
EliminarCaray, Carmen, nos emocionas con tu relato. Sobran mis palabras tras las tuyas. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús. Me emociona que te emocione. Un abrazo grande.
EliminarDesconozco si esa mar callada en la que se internan son peligrosas o salutíferas; o simplemente SON. No lo sé, pero el micro me ha llenado de paz.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Carmen.
Salut.
Demasiado inmenso y silencioso este mar que los lleva a la nada. Ojalá todos lleguen a una tierra donde no haya silencios... Mil gracias. Besitos
EliminarEscalofriante. Muy bien tratado el tema, Carmen.
ResponderEliminarEnhorabuena. Gran micro.
Un beso.
Pablo.
Gracias Pablo. Es duro pensar en esas travesías hacia más silencio... Besos.
EliminarHola Carmen, triste y real relato nos regalas. Me ha gustado mucho, y aunque es un tema muy alejado para mi, es un indice (mas!!!) de lo mal que vamos como planeta. Los "ojala no se repita" y el "que pena" no sirve en estas circunstancias, aunque tampoco creo elegir otros gobernantes.
ResponderEliminarSaludos y un gran beso y abrazo...
Gracias Jean. Desde luego es un tema que por aquí nos roca muy de cerca, pero cerca o lejos es cierto que emociona pensar en estos silencios. Especialmente el silencio de quienes tienen el poder. Abrazos de vuelta.
Eliminar.. Y encontraron el silencio de la paz. ¡Pobres niños!. Nos has puesto el vello de punta, Carmen.
ResponderEliminarmucha suerte
Gracias María Jesús. Es desolador ver tanto dolor y no poder hacer nada. Besitos
EliminarHas retratado la violenta ruptura de la infancia a la que, por desgracia, millares de niños se enfrentan todos los días. Cambiar el juego por la búsqueda de la supervivencia es algo muy duro.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Abrazos.
Gracias Vicente. Es increíble lo que pueden llegar a sufrir los niños en sus países. Debe ser durísimo para todos. Me alegra que te guste. Un abrazo grande.
EliminarEl silencio puede ser un grito doloroso y elocuente cuando la propia madre ha de imponer a sus hijos que se refugien como puedan y no se hagan notar, cuando los silbidos de las balas y el estampido de los proyectiles sustituyen a las voces infantiles. Nadie dirá nada si el mar, sin un ruido, se los traga para siempre, para eso nos hemos acostumbrado, sucede todos los días, aunque a veces la vergüenza que todos acumulamos silbe dentro de nuestros oídos con estridencia. Tu relato es una buena llamada de atención a las conciencias.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Gracias Ángel. Es mi forma de llamarla atención sobre esas tragedias qur vivimos cada día y sobre las que guardamos silencio. Un abrazo.
EliminarRealmente hace reflexionar tu relato, Carmen. Los niños son los más vulnerables, sin duda, en la tragedia de los refugiados. Es bueno tocar estos temas aquí y de la manera que tú lo haces. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Sin duda son los más vulnerables. Intento qur no nos olvidemos de su día a día... Besitos y muchas gracias.
EliminarReflejas con nitidez el drama que sufren las personas que por un motivo u otro se ven obligados a abandonar su tierra. Además, haciendo protagonistas a los niños aún resulta más impactante y doloroso si cabe. Por desgracia esos nuevos silencios cada día son el trágico e injusto destino de muchos de ellos. Yo soy muy pesimista en este y otros temas relacionados con los refugiados: Mientras los que mueven los hilos, vean el problema como si fueran cromos a repartirse, y si a eso añadimos que tan siquiera algunos países como España cumplen con el compromiso adquirido...
ResponderEliminarBuen tema para la reflexión, Carmen, pero mal pinta la cosa. Un abrazo.
Gracias Juana, sí que pinta mal, bastante mal, por desgracia. Al menos le damos voz y reflexionamos, quizás así lleguemos a alguien que mueva los hilos del poder. Un abrazo.
EliminarVaya colección de relatos con los niños como protagonistas nos estás regalando, Carmen. Y con mar de fondo.
ResponderEliminar¡Sensacional!
Un gran beso
Gracias Margarita. Mi pequeño recuerdo a los pequeños que no deberían sufrir bajo ninguna circunstancia. Abrazos y besos mil.
EliminarBueno veo que has querido plasmar el drama de los refugiados con un silencio,y me parece muy acertado, pero el silencio lo colocaría en Europa que se ha quedado muda, sorda y ciega.
ResponderEliminarUn saludo,
Totalmente Raquel. Los grandes no escuchan a los niños y si escuchan algo guardan silencio... Gracias y besos.
EliminarEl mundo está lleno de silencios. Ante evidentes y sangrantes injusticias se guarda silencio, se mira para otro lado, se hace como si no existieran.
ResponderEliminarTu microcuento me ha recordado un poco a la película de Roberto Benigni La vida es bella, en la que trataba de quitarle hierro a algo tan abismalmente espantoso como el Holocausto.
En tu historia los niños viven lo que es una tragedia y una injusticia desde su ignorancia y desde su infinita capacidad para la fantasía y, por suerte –pues ya tendrán tiempo si sobreviven para enterarse de las crueldades del mundo- viven esas experiencias terribles como si fuesen un juego, también gracias a la inteligencia de su madre –similar a la del personaje que interpreta Roberto Benigni en la citada película- para quitarle hierro al asunto.
Aun así, la realidad a veces es tan dura que incluso acaba haciendo mella al mundo de los niños, lo vemos en esos pocos flashes que nos llegan a través de los medios de comunicación.
Enhorabuena, Carmen, por tu microcuento y por ese empeño en crear pequeñas historias –así es la norma de esta página- en las que los protagonistas son los niños más desfavorecidos.
Un abrazo.
Has encontrado una nueva y elegante manera de volver a contar el drama de los exiliados y los refugiados. Muy bien, Carmen.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Gracias Carles. Me resisto a no ofrecerles voz ante tanto silencio. Un abrazo.
EliminarComo en "La vida es bella", aquí también sobrevivir parece un juego.
ResponderEliminarSaludos.
Sin duda. Es la única forma de hacer más llevadero a los niños el silencio cómplice y el sufrimiento. Un abrazo grande y mil gracias.
EliminarEsto sí que es poner la carne de gallina al lector. Es bueno recordar que los silencios, todos, los de los gobernantes, los de los medios de comunicación y los de todos y cada uno de nosotros, siguen matando y haciendo sufrir a muchos seres humanos en todo el planeta. Has escrito un bello relato, pero aun así, deja un poso no solo de tristeza, sino también de vergüenza. Felicidades por esa sensibilidad tan tuya y muchos besos, Carmen.
ResponderEliminarGracias Matrioska. Al menos intento elevar la voz y hacerles visibles ante los ojos de quienes me leen. Me hiere este silencio inútil al que asistimos. Un abrazo enorme.
EliminarQuerida Carmen, cuando se publica uno de tus micros, aun sin leer tu nombre, sé que es tuyo, porque tiene el mar de fondo, porque trata temas reales, de personas indefensas que sufren, temas que duelen, que nos estrujan un poco más el corazón. Eres muy grande y me sumo a tu voz para que entre todos apaguemos esos silencios.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Malu.
Ainsssssss. Gracias Malu. Qué bonitas cosas me dices!!! Es un placer llegar a vuestros corazones y ser capaz de darles voz a quienes sufren el silencio. Un beso grande.
EliminarQué difícil debe ser enajenar a un niño de tan terrible realidad.
ResponderEliminarHermoso y dramático pasaje de esta pesadilla a la que no parece que haya mucha voluntad de poner fin. Y menos que la va a haber de seguir la escalada ultra en muchos lugares.
Un abrazo, Carmen
Sí que debe serlo. Penita los niños y su infancia truncada. Gracias Enrique. Un abrazo grande.
EliminarCarmen, qué triste realidad les toca vivir a algunos. Los niños primero a esconderse de la guerra, luego a esperar algo más allá del silencio del mar. Espero que los recojan los de Proactiva Open Arms (¿los conocéis? https://www.proactivaopenarms.org/es ) y tengan al menos una oportunidad de seguir viviendo - aunque tampoco lo tienen fácil una vez fuera del agua.
ResponderEliminarMuy bien narrado el micro.
Un beso.
Gracias Mari Carmen. Si los conozco y he colaborado algunas que otras veces con ellos. Tengo amigos en el proyecto y vivimos momentos complicados cuando detuvieron a los bomberos que ayudaban a salvar vidas en el mar. Gracias mil. Un abrazo grande.
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