Supervivencia
El aire gélido de la noche dificultaba respirar. Tiritando, observaba acurrucado tras unos setos la encorvada silueta de aquella monstruosa criatura olfateando, intentando localizarle. Pero el aire soplaba a su favor y no podía captar su olor. Gruñendo y contrariado, aquel ser empezó a alejarse buscando a su evasiva presa.
Emilio todo es cuestión de supervivencia, al leer tu relato siento ese agobio del temor a ser descubierto que siente tu protagonista.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarTodos huimos de algo y nos resistimos a caer devorados en las fauces de lo inevitable. Así es la vida, por mucho que queramos hacerla cómoda: inquietud, lucha y supervivencia.
ResponderEliminarUn saludo
Así es, todos tenemos nuestros propios monstruos acechándonos de un modo u otro.
EliminarGracias por tu comentario. Un saludo
Aunque generalmente el hombre desempeñe el rol de cazador, las circunstancias pueden convertirnos en una presa apetitosa.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
EliminarMe ha gustado mucho. Yo me he imaginado a un hombre-lobo. Aunque da el mismo miedo con cualquier felino.
ResponderEliminarUn saludo Emilio,
Muchas gracias por tus palabras Raquel, yo casi que lo escribí pensando que huía del inspector de hacienda o algo así ;-) jajaja
EliminarUn saludo.
Inquietante el gélido aliento de la fiera. Me gusta como el ritmo contenido del relato nos transmite la angustia del protagonista. Saludos, Emilio
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por comentar. Un saludo.
Emilio, tengo una interpretación. No sé si la bestia aues un maltratador y la víctima su mujer que huye hacia la vida.
ResponderEliminarMe gustó esa cadencia que tiene y el inquietante argumento.
Un abrazo.
Pablo.
Hola Pablo.
EliminarEsa era un poco la idea, escribirlo de tal manera que cada uno tuviera su propia interpretación.
Muchas gracias por tus comentarios. Un abrazo.
Por ahora se ha librado, gracias a ese viento a su favor. Tal vez no sea siempre así, por desgracia.
ResponderEliminarEmilio, cada uno puede pensar en sus propios miedos y verlos reflejados en esa bestia que acecha.
ResponderEliminarEspero que no cambie la dirección del viento...
Buen micro.
Besos
Concuerdo con Pilar en que todos tenemos miedos propios, pero que se pueden ver representados en el mal que siempre nos sobrevuela. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Todos hemos sentido alguna vez esa sensación paralizante de ser presa de algo o de alguien, una sensación que tú has sabido transmitir muy bien en este micro. Felicidades y un saludo, Emilio.
ResponderEliminarPues esta vez el viento va a su favor, pero seguro que ese monstruo no deja de olfatear hasta que consiga su presa.
ResponderEliminarLe doy varias interpretaciones, enhorabuena.
Un beso Emilio.
Malu.
El relato me lleva a una película, casi se lee con palomitas y, en esta parte que narras, aguantando la respiración. Por la monstruosa criatura que gruñe me la imagino de ciencia ficción.
ResponderEliminar¡Saludos!
Carme.