Tiempos difíciles
Él cansinamente empuja la carroza plateada desde donde su princesa, como un hada mágica, busca tesoros escondidos en cofres color esmeralda.
Llenan el carruaje con objetos de valor y apetitosos manjares.
Antes de ir al siguiente le dice: "Princesa, aparta las manos, que voy a bajar la tapa del contenedor".
Antes de ir al siguiente le dice: "Princesa, aparta las manos, que voy a bajar la tapa del contenedor".
Nos has dejado un sabor amargo. La carroza de la princesa se ha transformado como la de Cenicienta. Asistimos a la lucha por la vida de una pareja de indigentes que arrastra su carrito por los contenedores de la opulencia.
ResponderEliminarMagnífica denuncia de la injusticia social.
Muy bien contado, Javier. Un beso enorme.
Carmen muchas gracias por tu comentario y tu valoración. He intentado plasmar una realidad que por desgracia cada día nos topamos con ella de frente. Gente que busca en los contenedores algo para poder vivir. Viven de lo que nos sobra a los demás.
EliminarUn beso enorme.
Nos cuentas de un modo realmente hermoso una muestra de lo penoso que solemos ver en nuestras ciudades. A pesar de eso, el hombre mantiene su dignidad haciendo que su partenaire no pierda su ilusión. Enhorabuena, Javier, y suerte. Saludos.
ResponderEliminarJesús muchas gracias por tu comentario y tu valoración. Como tu dices una realidad que está ahí fuera y que nos rodea, y que me ha llevado a escribir este 50palabras.
EliminarUn abrazo.
Javier, deslumbrante. Tiene la sencillez de lo magnífico, el halo humilde de lo grande. Es magistral el dominio con el que sabes trasladarnos duras situaciones de la vida cotidiana y transformarlas mediante la magia de tu relato en cincuenta palabras impactantes, capaces de sorprendernos y, a la vez, invitarnos a la reflexión, pues nos impregnas completamente de sentimientos y emociones encontradas. Me gusta especialmente el cariño que pone él en las palabras que le dedica, porque nos da una visión tierna y delicada de alguien que vive más bien entre dificultades y penalidades. No llegamos a saber quiénes se esconden bajo esa apariencia de príncipes desheredados. Tal vez, nosotros mismos, bajo el paraguas de unas circunstancias adversas en otro tiempo y en otro lugar. Un abrazo junto con mi enhorabuena.
ResponderEliminarManuel muchísimas gracias por tu comentario y tu valoración, me has dejado sin palabras, tengo poco que añadir. Simplemente hacer referencia a una de tus últimas frases, que ojalá nunca nos veamos en esas circunstancias, que la necesidad no nos haga convertirnos en unos "buscadores de tesoros".
EliminarMe reitero, muchas gracias por tu comentario, me ánima a seguir.
Un abrazo enorme.
Muy buen relato. La palabra clave, contenedor, has sabido guardarla para que sea la última, y hasta entonces, hacernos creer en un cuento de hadas. Felicidades.
ResponderEliminarPepe muchas gracias por tu comentario y tu valoración. He aprendido de much@s de l@s grandes cincuentistas de esta nuestra página que en ocasiones la última palabra puede darle un giro total a las otras 49, aunque no siempre es así.
EliminarUn abrazo.
La imaginación puede provocar que lo más inmundo parezca bello. Esta recreación de la triste realidad me trae a la memoria la película: La vida es bella, aunque, lógicamente, trates un tema muy diferente al que el film refleja. Te felicito, Javier. Eres un verdadero artista de la palabra.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
María José muchas gracias por tu comentario y tu valoración. Pues te tengo que decir que no eres la única persona que al leer este relato le ha recordado la película "La vida es bella", mi lectora "cero" cuando lo leyó al escribirlo me dijo lo mismo.
EliminarGracias por lo de artista pero me queda mucho que aprender.
Besos.
Muy bueno, Javier.
ResponderEliminarPlácido muchísimas gracias.
EliminarUn abrazo.
Javier, nos envuelves tu historia con celofán y purpurina, haciéndonos partícipes de un cuento de hadas que al llegar al final con la última palabra nos devuelves a la más cruel realidad.
ResponderEliminarOpino como M. José, me ha recordado a la peli "La vida es bella". Me imagino a un padre que por necesidad se ve obligado a rebuscar en los contenedores de basura, pero a su hija que le acompaña, se lo disfraza como si fuese un cuento de hadas.
Me ha parecido genial y emotivo a la vez.Enhorabuena!
Te deseo muchísima suerte.
Besos miles de besos.
Pilar muchísimas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarNo puedo añadir más a lo que tu has dicho, y sí, este relato es ese regalo muy bien envuelto y que cuando lo destapamos nos llevamos la mayor de las decepciones, nos lleva a la pura realidad, y es lo que ocurre al leer la palabra contenedor, si en su lugar hubiese puesto "voy a cerrar la puerta del Porche" el concepto del relato sería totalmente diferente.
Besos mil.
Qué bofetón, Javier. Tu micro consigue dejar K.O. al lector.
ResponderEliminarEmpieza con pura poesía, y ¡zas! en toda la conciencia.
Enhorabuena, maestro.
Patricia muchas gracias por tu comentario y por tu valoración. Tienes razón el lector se confía y le pilla los dedos la tapa del contenedor.
EliminarMuchas gracias por lo de maestro, pero solo soy un alumno aprendiendo de todos vosotros con vuestros relatos y vuestros comentarios.
Besos de los de verdad.
Me dejas sin palabras. Se rompió la magia con una sola palabra. Un magnífico relato de las más cruda realidad. Enhorabuena amigo.
ResponderEliminarCarmen gracias por tu comentario y tu valoración. Siento que se haya roto la magia, pero como tu dices es la más cruda realidad que con solo asomarnos a la ventana de nuestras casas la podemos ver.
EliminarMuchos besos.
¡Qué forma tan lírica de describir el hambre!. Original y potente.
ResponderEliminarMi enhorabuena, Javier.
Maria Jesús muchas gracias por tu comentario y por tu valoración.
EliminarBesos.
Hasta las condiciones más penosas pueden sobrellevarse bien si es en buena compañía y no se escatima imaginación y cariño. Ya dicen que el que no se conforma es porque no quiere. Teniendo presente que nadie debería verse abocado a llegar a esta situación, tus cincuenta palabras nos dicen que todo puede y se debe percibir de forma positiva.
ResponderEliminarBuena propuesta, Javier.
Un abrazo
Angel muchas gracias por tu comentario. Tienes razón incluso en las situaciones mas adversas hay que intentar sobrellevarlas con la mayor dignida posible.
EliminarUn abrazo.
Es verdad que la palabra 'contenedor' tira del lector y lo devuelve a la tierra, pero también es cierto que podemos concentrar nuestra atención en la palabra 'Princesa' y descubrir que se puede volar aún cuando todo parece estar en contra.
ResponderEliminarPrecioso relato, Javier.
Un fuerte abrazo.
Vicente muchas gracias por tu comentario y valoración.
EliminarSiempre hay que intentar hacer soñar a los demás y hacer que las cosas pueden verse de forma diferente.
Un abrazo. 4
El 4 se escapó, jajajaja.
EliminarJavier, qué bien llevado el micro hasta ese revelador final. Qué historia más tierna y más bien engarzada con un tema tan delicado duro como es el de los que buscan tesoros en la basura.
ResponderEliminarBravo, Javier.
Un abrazo.
Pablo
Pablo muchas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarLas circunstancias hace que haya demasiadas personas buscando tesoros en la basura.
Gracias por tu bravo, me alegra mucho.
Un abrazo.
Javier, revisando tu respuesta veo que se me han colado dos tildes de más en los que. Cosas del autocorrector.
EliminarOtro ¡Bravo! Te lo mereces
Nos sostienes sobre tu pluma para guiarnos con movimientos precisos por las palabras que tú deseas. Y el resultado no puede ser mejor.
ResponderEliminarFelicidades, Javier.
Besos
Margarita muchísimas gracias por tu comentario y valoración.
EliminarEs un honor para mí guiarte por las palabras, he tenido muy buenos maestr@s aquí, tu una de ellas. Espero seguir por el buen camino.
Besos.
Con hábiles palabras malabares sobre la mesa del primer párrafo, aparecen tus personajes como bajo un hechizo que suavizara su dura realidad y la vistiera de cuento con abundante imaginación frente a la escasez de dinero.
ResponderEliminarParecen tener asumida su situación y con un envidiable respeto y ternura, parecen razonablemente felices deambulando juntos entre calles de inalcanzables castillos donde habita la indiferencia.
Un gran relato que mejora cada vez que se relee.
Felicidades, Javier, has compuesto una historia muy atractiva.
Un abrazo.
Antonio muchísimas gracias por tu comentario y tu valoracion.
EliminarMe has dejado sin palabras, tu comentario es un aobra de arte, creo que solo por eso ya ha valido la pena escribir este relato.
Como dices los protagonistas asumen su situación con la mayor dignidad posible.
Reitero mi gratitud por tus palabras.
Un abrazo enorme.
Tremenda sacudida con ese revelador y a la vez delicado final. Enhorabuena, Javier, por este estupendo micro.
ResponderEliminarUn saludo.
Maria Jesús muchas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarAbrazos.
Lo que otros despeciamos para otros son un tesoro, y así de mal vamos.
ResponderEliminarUn relato que levanta ampollas.
Enhorabuena por tu sensibilidad y tu saber plasmarla.
Javier, tocayo, muchas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarTienes razón lo que unos despreciamos, para otros es un tesoro.
Un abrazo.
Cuando pase por cerca de los contenedores, intentaré verlos color esmeralda, hasta ahora nunca lo había pensado...
ResponderEliminarMuy bueno ti cincuenta
Suerte y besicos, Javier
Carmen gracias por tu comentario y valoración.
EliminarLa licencia poética nos da permiso para ver los contenedores del color que queramos, aunque te puedo decir que en mi pueblo hubo una ocasión que casi eran así.
Besicos.
A menudo, al internarnos en la lectura de un relato nos olvidamos del título. Eso me ha pasado con tu micro, por eso no estaba preparado para la última palabra, que corta la respiración.
ResponderEliminarYo muchas veces he tratado de dar un giro al relato con la última palabra, algunas pocas lo he logrado, pero ninguna en forma tan contundente como la tuya.
Pintas una realidad lamentable, pero el cariño con que se tratan tus protagonistas me hace pensar que aún dentro de su pobreza ellos pueden ser una pareja feliz, lo que no es seguro que se dé con todos los que se pasean en un Porsche.
Gran micro, Javier. Enhorabuena.
Un abrazo
Georges muchas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarTienes razón aún dentro de la pobreza se puede ser feliz, no siempre el dinero da la felicidad, y sobre todo hay que vivir con dignidad.
Un abrazo.
Tiempos difíciles es el título de una novela de Charles Dickens, y el escritor inglés sabía mucho de eso, pues él mismo padeció las penalidades que tienen que pasar en este mundo los más desfavorecidos. Al parecer, su padre era un cabeza loca y andaba siempre endeudado y acabó en la cárcel por ese motivo. El niño Charles, a los doce años ya trabajaba en una fábrica en jornadas diarias de diez horas. Parte de esas experiencias le sirvieron para su celebérrima novela Oliver Twist.
ResponderEliminarAsí que esos tiempos difíciles, a veces, no se van nunca en algunos países y, en otros, son como esos caballitos de tiovivo que regresan una y otra vez cuando los observamos como giran.
En tu microcuento, muy bien llevado, que se inicia como un cuento clásico infantil y nos devuelve luego a la cruda realidad que podemos ver en nuestras ciudades con más frecuencia de la que nos gustaría, hay un lenitivo toque de ternura, que hace humanos y entrañables a esos dos personajes que, como muchos otros caídos en desgracia, a veces preferimos ignorar ante la enormidad de las injusticias de este mundo y nuestra impotencia para hacer algo que las minimice.
Así, la tapa del contenedor de la ignominia se baja y se cierne el silencio y la indiferencia sobre millones de seres.
Enhorabuena por el microcuento, Javier, un abrazo.
Enrique muchas gracias por tu comentario y valoración. Como siempre has acertado de pleno en tu brillante comentario, pero hoy has dado en la diana ya que el título de este microrrelato lo saque de la novela de de Charles Dickens, lo vi muy apropiado para lo que yo queria contar.
EliminarMe gusta tu última parte del comentario en donde hablas de la ignominia, el silencio y la indiferencia.
Un abrazo.
Muy bien conseguido el efecto sorpresa, Javier. Ese cierre de contenedor es una contundente bofetada en contraste con los brillos de esos "tesoros escondidos en cofres color esmeralda" del primer párrafo. Aunque también es verdad que ya el título no presagiaba nada bueno. Eso sí, el micro, bueno buenísimo. ¡Enhorabuena! Un abrazo.
ResponderEliminarJuana gracias por tu comentario y valoración. Esa tapa de contenedor es tremenda, golpea fríamente y nos devuelve a la realidad, aunque como tu dices el título no anuncia nada bueno.
EliminarUn abrazo.
Todo un mundo de magia y cuento, con hermosa lírica, se desmorona en la última palabra.
ResponderEliminarUna realidad triste y angustiosa para quienes lo viven. Tus protagonistas parecen sacar de su desgracia lo positivo de quererse, estar juntos y buscar con lo que mantenerse, con una sonrisa en los labios y una mirada esmeralda.
Buen 50 Javier, siempre es un gusto leerte. Un abrazo.
Belén muchas gracias por tu comentario y tu valoración.
EliminarTienes razón con la caída de la tapa del contenedor se desmorona toda la magia del cuento, aunque mis protagonistas intenta mantener la ilusión, como se dice a mal tiempo buena cara.
Un abrazo.
Maravilloso Javier. En todos tus relatos veo una sensibilidad extraordinaria, y este no es excepción. No hace falta un reino para ser princesa... solo hace falta que te vean y te hagan sentir como tal. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarAurora muchas gracias por tu comentario y tu valoración, siempre intento escribír con sensibilidad, aunque no siempre es posible que quede plasmado en el papel.
EliminarUn abrazo.
Este cuento está afilando el cuchillo y "contenedor".
ResponderEliminarPerdón por la broma, me encantó el final de tu relato.
Gracias Lu por tu comentario.
EliminarAbrazos.
Cuando el amor y el respeto viajan a tu lado, "la vida es bella", los carritos de la compra se convierten en plateados carruajes y los contenedores verdes, en grandes cofres. Enhorabuena, Javier, me ha encantado. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMatrioska gracias por tu comentario y tu valoración. Siempre se puede hacer creer que la vida es mejor, la imaginación no tiene límites.
EliminarBesos.
Potente relato Javier con un final que descarnado... Me gusta la metáfora implícita y -me permito- tomar la libertad de enlazarla con la siguiente reflexión que me has inspirado: "En la edad de hierro (o kali-yuga), hasta los cuentos de hadas pierden la belleza".
ResponderEliminarSaludos.
Jean muchas gracias por tu comentario y valoración. Tienes razón no todos los cuentos de hadas tienen un final feliz e incluso pierden su encanto.
EliminarUn abrazo.
Lo malo de la situación que retratas es que no hace falta imaginársela, pues, por desgracia, se ve cada día. Sin embargo, al situar una niña en el carrito, haces que duela más todavía.
ResponderEliminarSaludos, Javier
Carles muchas gracias por tu comentario y valoración.
EliminarSolo hace falta asomarse a las ventanas de nuetras casas y observar la calle para encontrarnos la imagen que he intentado reflejar en este relato, por desgracia aún son tiempos difíciles para muchas personas.
Un abrazo.
Me ha gustado. Muy bueno y a la vez muy duro. Saludos.
ResponderEliminarJosé Ramón gracias por tu comentario y valoración.
EliminarUn abrazo.
Hay veces en que, por muy bonito que sea el color del cristal con que se mira, la realidad es tremendamente fea.
ResponderEliminarMuy buen relato, Javier, contado con gran sensibilidad.
Un abrazo
Enrique muchas gracias por tu comentario y por tu valoración. Tienes toda la razón por mucho envoltorio qie le pongamos a la realidad no la podemos ocultar.
EliminarUn abrazo.
¡Ay Javier, qué tarde voy! Me despisté a principio de mes y estoy haciendo las tareas a destiempo...
ResponderEliminarSon tiempos difíciles y la situación que describes puede verse a diario en cualquier ciudad y a cualquier hora. Lo has contado tan suave, de forma tan poética y luego nos das ese revés, que nos dejas sin palabras. Efecto conseguido, querido Javier. Te mando mi enhrabuena y un beso.
Malu.
Gracias Malu por tu comentario y valoración, no te preocupes no pasa nada, en ocasiones aunque uno quiera es imposible contestar.
EliminarComo bien dices lo que narro se puede ver cualquier día en cualquier ciudad.
Besos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsos "cofres del tesoro" que mutan a contenedores nos hacen aterrizar sin paracaídas al final de tu relato, Javier, en una realidad que dista mucho del final feliz de las princesas de cuento.
ResponderEliminarBuen micro. Un saludo.