Un plan casi perfecto
Lo tenían todo planeado: las bolsas de basura, las botas, las pistolas... Llevaban mucho tiempo preparando el trabajo, querían hacerlo antes que las calles se llenasen de gente y no tuviesen espacio para moverse.
De pronto estalló una tormenta. Sus planes de pintar los bancos del parque tuvieron que esperar.
De pronto estalló una tormenta. Sus planes de pintar los bancos del parque tuvieron que esperar.
Leire, pues te ha salido un relato perfecto, yo ya estaba buscando el cadáver correspondiente, cuando de repente tu última frase ha dado un giro total al relato y me has llevado a una situación que no esperaba.
ResponderEliminarBuen relato Leire, me ha gustado.
Besos.
Javier gracias, me alegro te haya gustado, había que poner algo de color a este otoño que ya casi está encima.
EliminarBesos
Tiene gracia tu relato y está muy bien planteado. Si fueran funcionarios municipales puede que se los mandasen pintar aunque no sirviese de nada. Paga Juan Español. Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarJesús muchas gracias por tus palabras.
EliminarSaludos
La tormenta ha transformado totalmente el relato, ha cambiado atracadores por funcionarios, pero el resultado es, igualmente, imprevisible. Por mucho que tratemos de atar todos los cabos de nuestros actos, el azar nos depara sorpresas. Tan gratas como la de tu relato, y a veces, no tanto. Saludos y suerte.
ResponderEliminarManuel gracias, la verdad que la vida en sí es imprevisible, por mucho que queramos tener controladas las cosas,siempre puede en un instante cambiar todo.
EliminarSaludos
Curioso, dependemos del tiempo, el del reloj, para planearlo todo y a veces es el otro tiempo, el meteorológico, el que se olvida de contar con nosotros y nos desordena los planes. Pero tú no te has desanimado y has cogido esa pistola sin usar... y nos has robado una sonrisa. Me ha gustado mucho. Felicidades. Feliz día. :)
ResponderEliminarJuan, me alegro te haya gustado y si ha robado una sonrisa mejor.
EliminarSaludos
Cuando ya estaba metida en un relato policíaco, la tormenta me ha llevado a uno de jardinería.
ResponderEliminarSorprendente y divertido, Leire. Besos.
Carmen, me dije voy a ver que sale entre grises y colores jajaja.
EliminarUn besazo
Pues el relato te ha quedado de lo más redondo, señora pintora.
ResponderEliminarAbrazos perfectos. :)
Gracias Patricia, un poquito de brocha de letras jajaja.
EliminarUn besazo
El hombre propone, Dios dispone, y a veces el tiempo meteorológico todo lo descompone. Cuando la naturaleza, que es indiferente a los planes humanos, se pone rebelde, es mejor plegar velas y aguardar a que se calme. Lo importante es que, de una forma o de otra, estos trabajadores no se queden sin cobrar. La moraleja podría ser que como no puede haber nada ni nadie perfecto, habrá que conformarse con el "casi".
ResponderEliminarEncantado de leerte y un abrazo fuerte, Leire.
Gracias Ángel, la verdad que eso de planear puede salir "mojado" pero siempre hay que ver el lado del sol.
EliminarUn abrazo
Magnífico giro Leire!!! Me ha encantado. Estaba yo esperando el cadáver y la tormenta giró la trama magistralmente. Enhorabuena. Besitos
ResponderEliminarGracias Carmen!! Tocaba pintar algo que ya se nos viene el otoño encima jaja.
EliminarUn beso grande
¡Caramba! Qué genial vuelta de tuerca, Leire. Desde hoy haré con los relatos como con la gente, no me fiaré de las apariencias, je, je, je.
ResponderEliminarEstupenda historia. Sólo una cosa más, ¿podrían estos paladines del mantenimiento hablar con los de mi ciudad? Mira que les hace falta.
Un fuerte abrazo.
Vicente, amigo gracias!! La verdad que en las letras también puede pasar eso de no es lo que parece jaja.
ResponderEliminarTe mando a los pintores y que hagan buen trabajo.
Un abrazo!!!
Con lo que me cuesta mantener la cordura, y la postura..., leo estas cosas y no se si voy o vengo, y, claro, vuelvo a recaer.
ResponderEliminarQué bien lo has hecho, Leire.
Un beso
Ferpectamente narrado. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminar¡Ay, yo buscando a los atracadores y eran unos inocentes pintores manos a la obra!
ResponderEliminarEsperemos que mañana no llueva y puedan realizar la tarea.
Besos.
Malu.
Cualquier hecho, por insignificante que sea, tiene su historia, sólo necesita un buen narrador que sepa hacerlo atractivo, y eso es lo que has hecho tú, Leire, que has puesto tu atención en una brigada de trabajadores que tienen que pintar unos bancos, un hecho cotidiano que vemos muchas veces en nuestras ciudades y en el que apenas nos fijamos.
ResponderEliminarY has captado nuestra atención desde el principio haciéndonos creer que esos inofensivos trabajadores eran en realidad unos asaltadores de bancos que estaban preparando su próximo golpe.
Así que esa tormenta que estalla al final del microcuento estalla también en la mente del lector que se ve sorprendido y se echa una sonrisa, y hasta le dan ganas de acercarse hasta esos trabajadores para charlar un rato con ellos e interesarse por sus vidas.
Enhorabuena por el microcuento, un abrazo.
A mí me gusta imaginar que se trata de un grafitero, aunque parece claro que se trata de un empleado municipal. Sea como fuere, me ha sorprendido el giro final. Te felicito, Leire.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
¿Y el fiambre? Mmmmmm. Nos has llevado al huerto con tu plan, Leire. Un micro muy logrado. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarLos clientes de estos bancos, mantenidos también con dinero público, pueden descansar tranquilos.
ResponderEliminarMuy divertido, Leire, e ingenioso.
Un abrazo.
Ah, qué pillina, Leire, cómo nos has llevado al huerto (bueno, en este caso, al parque).
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Leire, nos has ido metiendo en la historia haciéndonos creer que se trataba de un acto criminal, para de repente despertarnos de la película que nos hemos montado al decirnos que se trata de trabajos de mantenimiento que se cancelan por una tormenta.
ResponderEliminarMuy bien llevada la historia.
Me ha gustado mucho,
Besos