Una mosca afortunada
La mosca se sintió afortunada cuando contempló al escarabajo pelotero empujando su carga. Ella, habitualmente instalada detrás de la oreja del inspector, ejercía ocasionalmente de mosca cojonera. Antes escapó de los violentos coletazos del diablo y de la atracción fatal de un panal de miel, donde perecieron dos mil congéneres.
¡Vaya si no ha sido afortunada tu mosca cojonera ocasional, Javier! Tiene mucho mérito el que haya escapado, ni más, ni menos, del diablo... Muchas lecturas posibles tiene tu fábula y esa es su grandeza, Javier.
ResponderEliminarFelicidades. Un abrazo.
Una mosca más que afortunada, muy afortunada ya que ser mosca cojonera y sobrevivir tiene su merito. Tu historia la podíamos trasladar a las personas y nos hablaría de aquellas que pase lo que pase tienen siempre buena suerte.
ResponderEliminarJavier buena historia, bien contada.
Un abrazo.
Buenísimo Micro Javier. Ay las moscas cajoneras!!!
ResponderEliminarA través de expresiones asociadas a la vida cotidiana, que incluyen un elemento tan habitual como las moscas, reflexionas sobre la suerte. Dicen que no existe, que cada uno se labra su propio destino, pero yo estoy convencido de que la fortuna juega un papel fundamental. Y no digo más. Voy a cerrar la boca, no sea que me entre alguna mosca.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier
Javier, hay quién es afortunado y sale indemne de cualquier situación, como tu mosca.
ResponderEliminarLas moscas no tienen prejuicios, ni escrúpulos, se posan sobre cualquier cosa y son tan pesadas y molestas que acaban con la paciencia de cualquiera. Mucha suerte ha tenido tu mosca de salir con vida...
Da para pensar...
Besos
La cuasi omnipresencia de las moscas no está a discusión, lo mismo revolotean sobre la basura que encima de las cabezas presentes en un acto público. Por lo mismo, conocer aunque sea un poco las peripecias de uno de estos insectos, testigos de tantas cosas, me parece un gran acierto, Javier.
ResponderEliminarMe ha gustado, y mucho.
Un saludo afectuoso.
Vicente
Y tanto que afortunada. Protegida, bien alimentada y disfrutando de la visión del trabajo ajeno. Más de uno quisiera una vida así. Bueno, pero sin arriesgarse a recibir un capirotazo, sin tener que estar metido en la porquería, con una vida algo más larga. Casi, mejor nos quedamos como estamos. Suerte y saludos.
ResponderEliminarRelato caleidoscópico, con múltiples miradas, como los ojos de la mosca protagonista.
ResponderEliminarSaludos, Javier.
Esta mosca filósofa, ¿no será la de Cortázar, que volaba patas arriba? Me la has recordado, Javier.
ResponderEliminarSaludicos.
Sobrevivientes somos. Acaso el azar, la fortuna, nos permiten sortear hechos y circunstancias que arrastran a otros. De todas formas, ser o no ser afortunado, creo que forma parte de la actitud individual de cada cual, de sus propia conclusiones una vez se mira enrededor.
ResponderEliminarTu mosca nos perfila un micro abierto a la interpretación y estupendamente fabulado. Felicidades, Javier.
Una mosca cojonera, suertuda y bien acomodada. Igual que muchas en el mundo real.
ResponderEliminarUn saludo
Muy buen micro, Javier, escrito con mucho ingenio. Fantástico. Un saludo.
ResponderEliminarJavier, desde el principio se van abriendo caminos en pos de un final, o un principio.
ResponderEliminarMe gusta este tipo de relatos que te hacen ponerte a cavilar.
Un abrazo.
Las hay con suerte.
ResponderEliminarSaludos, Javier
Hay personas con suerte, pero soy de las que piensa que la suerte hay que buscarla, que no viene ella sola a casa y te llama a la puerta.
ResponderEliminarGran micro.
Un beso.
Malu.