Walpurgis
El cuerpo, recién salido de la nevera, estaba preparado para la autopsia. El doctor y su ayudante lo colocaron sobre la mesa de acero y levantaron la sábana. Era una joven de bellas proporciones con la etiqueta L212 en su dedo gordo.
Elevó un párpado cuando oyó la sierra eléctrica.
Elevó un párpado cuando oyó la sierra eléctrica.
Si es que ya no se puede dormir a gusto en ningún sitio...
ResponderEliminarNivelazo, Pepe.
Y que lo digas Patricia con estos calores que han fundido tantas neuronas lo mejor una buena nevera.
EliminarComo dice Patricia ya no se puede descansar en paz. El final muy bueno Pepe.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Gracias Javier, creo que hay que alzar un brindis por ese cuerpo médico que se puede encontrar en una situación tan peculiar en esas noches de vampir@s. Un abrazo.
EliminarMenos mal que el oído es más rápido que la vista. Seguramente sería una gran melómana. Gran micro.
ResponderEliminarGracias Santiago, pero se me ocurre: qué fue antes la luz o el sonido, o tal vez la sombra que precede a la realidad, como en el mito de la caverna.
EliminarJajajajaaaa, me encanta!!!! Me he partío. Gracias, Pepe, por compartirlo. Más como éste!!!
ResponderEliminarPrometo que el próximo será más sangriento. Gracias dipandra.
Eliminar¡Jopé, menuda forma de empezar el domingo! muy, pero que muy bueno. Saludos.
ResponderEliminarGracias Jesús, no hay que sobresaltarse por tan poca cosa, aunque si fuera domingo de resurrección te copio el jopé. Saludos.
EliminarPepe, madre mía! Menos mal que han conectado primero la sierra. Espero que aparte de abrir el ojo haya podido gritar.
ResponderEliminarYa no ganamos para sustos!
Buen micro!
Besos
Pilar no exageres, más doloroso es un martillazo del vecino a las 4 de la mañana.
EliminarYo también me he despertado del todo del susto.
ResponderEliminarBuen micro, Pepe. Un abrazo.
Gracias Carmen, aún no sabemos lo que nos depara Álex para el resto del día.
EliminarEse cuerpo recién salido de la nevera ¿pertenece a alguna bruja que hasta hace poco se estaba refocilando en la noche de Walpurgis con el mismísimo diablo?
ResponderEliminarSi es así, supongo que tiene poderes extraordinarios, tanto como para presentar el más hermoso de los físicos, como para volver a la vida, o para simular la muerte; algo que parece indicar ese párpado que se eleva, quizá de forma imperceptible, pero, seguramente, con el poder de hacer que esa sierra eléctrica se vuelva contra el indolente doctor y su ayudante; así que, en poco, me imagino la escena con más sangre que en una película de Tarantino.
Con este microcuento, uno oscila entre el escalofrío y la carcajada –como le ha ocurrido a Dipandra-, enhorabuena, Pepe saludos afectuosos.
Notable disección don Enrique, pero se podría evitar la escena a lo Kill Bill si el doctor se hubiera fijado en el par de puntos rojos del cuello, y no en las formas exuberantes, con una buena estaca de madera en lugar del sierro. Lo importante es no perder el buen humor. Afectuoso saludo.
Eliminar¿Ya no se quema a las brujas en la hoguera? Jopé, ahora que me había comprado un precioso vestido ignífugo...
ResponderEliminarSeguro que es un vestido azul cielo con ribetes dorados, pero de nada servirá contra el hacha del verdugo, sobre todo cuando roban corazones y los hacen pedacitos.
EliminarQué bueno Pepe!!! Un giro inesperado buenísimo qur da lugar a muchas interpretaciones. Me encantó el micro y me encantan los comentarios de los compis Jejejeje. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen, aunque parezca morboso es un gran placer para mí que resulte entretenido. Un beso.
EliminarTu micro me recuerda a una película que vi hace muchísimo tiempo en el que estaban a punto de hacerle la autopsia a una persona que en realidad estaba viva aunque no lo sabían y que... bueno, no cuento el final por si alguien no la ha visto jeje.
ResponderEliminarSaludos.
Ese tipo de películas creo que anda por el colectivo imaginario pasando a engrosar las leyendas urbanas. Yo me la imagino como una zombie a punto de eclosionar. Gracias por tu comentario José Ramón. Un saludo.
EliminarBruja, zombie o cataléptica estoy seguro que está joven ha llevado del éxtasis al paroxismo al pobre médico. Todo en un parpadeo.
ResponderEliminarAl igual que a José Ramón, me ha recordado una película: Awake (Bajo Anestesia en Latinoamérica y Despierto en España).
Un abrazo.
Quién no recuerda el brazo que sale de entre las piedras de la tumba de Carrie, o el que sale de las aguas en Viernes 13, un golpe de efecto certero, un grito se escapa de la garganta, todo porque no queremos aceptar el instante final. Un abrazo don Vicente.
EliminarMuy inquietante y perfectamente escrito, Pepe.
ResponderEliminarTe ha salido un relato muy chulo.
Un abrazo.
Pablo.
Gracias Pablo, la perfección está en los ojos de quien lo lee.
EliminarUn abrazo.
El temor de muchos es ser enterrado en vida. ¡No te digo el de ser cortado en trocitos! Macabro y gracioso, a la vez. Muchas felicidades, Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Una anécdota de un profesor de francés: nos decía que el lugar de citas de un hospital estaba en el tanatorio. Ahí también juntamos lo macabro y lo gracioso. Gracias Maria José.
EliminarUn abrazo.
Suerte ha tenido la moza, años atrás no hubiese quedado nada de ella que meter en la nevera de la morgue. Muy simpático esa elevación del párpado anunciando una pequeña fiesta de muertos en el depósito. Muy bueno, Pepe. Abrazos.
ResponderEliminarCreo que el ayudante trae las copas, el doctor el champán con burbujas y la invitada de honor los gusanitos. Menudo fiestorro!
EliminarAbrazos Matrioska.
Nos imaginamos a las brujas con indumentaria negra, sombrero del mismo color y escoba voladora, por eso nadie las espera fuera de ese contexto. Antes de que la sierra haga su trabajo, el forense y su ayudante pueden recibir una descarga de magia negra. Un relato que nos pone camino de Halloween, que ya queda menos.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe
Desde la época de Embrujada, aquella dulce Elizabeth Montgomery, con la gruñona Agnes Moorehead, las indumentarias van modelando otro estilo de brujas y nos vamos haciendo a ese cambio tan democrático, es decir que las tenemos a nuestro alrededor, porque como dicen los gallegos "haberlas, haylas", abrazo Ángel.
EliminarAy!! Y quién se asustó mas???
ResponderEliminarCuenta, cuenta
Esto es como el chiste del turista que viajaba por la tierra de Vlad el Empalador, cuando se le hizo de noche vio pasar un coche vacío, se subió en él, notó una mano que se le posaba en su hombro, casi se muere del susto, y una voz le dijo "Eh, tú a empujar como los demás". O, siguiendo con chistes, como el de Gila: "oye que yo también me he asustado". Un abrazo Luisa.
EliminarMe has arrancado una sonrisa "negra".
ResponderEliminarSaludos
La sonrisa más negra que conozco es la del payaso delante del espejo, cuando se desmaquilla. La función termina, la mayoría se reía de sus payasadas pero el niño de la tercera fila no dejaba de llorar. Saludos.
EliminarVeo la secuencia cinematográfica y la disfruto un montón. Todos los alicientes servidos para ese plano detalle final que hace vibrar el relato. Inquietante y socarrón. Felicidades. Saludos.
ResponderEliminarQuién dice que en 50 palabras no se puede hacer un micro film. Incluso daría para una mega serie. Gracias Manuel, saludos.
EliminarOptó por la opción de la catalepsia, mucho más escalofriante. ¿Tiene algún significado la etiqueta L212 Pepe?
ResponderEliminarUn saludo
Aunque sea una catalepsia inducida por una brujería...
EliminarDigamos que la paciente, tiene el oído muy fino. En cuanto a la etiqueta no deja de ser un adorno (¿en cuál de los dos dedos gordos de los pies?), la nevera como la mesa de acero dan sensación de frialdad como la que debe poseer la máscara mortuoria. Como puedes ver se juega en el relato con los sentidos: oído-vista, la brujería estaría en adjudicarle otros como el del gusto o el tacto, porque para el del olfato los forenses se ponen una vaselina. Pero no cabrían tantas consideraciones en un 50.
EliminarEn la etiqueta caben muchísimas interpretaciones, y casi es mejor dejarlo abierto. Como recordarás la del robot HAL en 2001 Una odisea del espacio, son las letras anteriores a IBM; o las que dió George Lukacs con sus androides R2-D2 y C-3PO. Para este micro yo he encontrado la siguiente: L es 50, si le añades 2 y 12 suma 64, un nº mágico: el de las casillas de un tablero de ajedrez, el del I-Ching, el juego de los cambios, etc. Un saludo y gracias por comentar.
EliminarYa se sabe que en domingo es mejor no trabajar, y, por supuesto, no es nada recomendable hacerse el muerto.
ResponderEliminarSaludos, pepe.
El problema de los domingos amigo Carles ya se sabe que comienza antes, esa fiebre del sábado por la noche, que a veces se adelanta a la noche del viernes o la del jueves. Y luego los colegas que te aparcan en cualquier sitio cuando te entra el muermo.
EliminarEn fin, que estoy de acuerdo que no debe ser sano eso de hacerse el muerto.
Un saludo.
Me asustaste, Pepe. La verdad es que uno nunca se imagina que una bruja pueda estar muerta o encontrarla en esa situación.
ResponderEliminarBuen micro, con susto incluido.
Besos.
Malu.
La imaginación Malú, creo que es la madre de todas las situaciones, un ruido inesperado durante la noche te hace ver cosas diferentes cuando es de día. A mí me resultaba más escalofriante la música de Tubular Bells de Mike Oldfield que la niña del exorcista. Lo realmente divertido del micro es hacer posible, a pesar del espacio reducido, esa capacidad que tenemos para el asombro. Un beso.
Eliminar¡Jo... Pepe! Que nos matas a nosotros del susto!
ResponderEliminarEfecto conseguido.
Y de paso he aprendido que Walpurgis es la noche de las brujas. Muy graciosa esta de tu historia...
Un abrazo
Hay que bucear entre los arquetipos para entender esa noche de brujas, Walburga era una santa venida a menos, pero en su época espantaba las tempestades, seguro que también con la llegada del buen tiempo alejaba a las furias del invierno. Un abrazo M. Carme.
EliminarQué bien escribes, Pepe. No hace falta contar nada más para que un relato llegue. A mí me ha trasladado a las viejas salas de reestreno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Enrique, para mí es un honor formar parte de este gran grupo de relatistas. Un abrazo.
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