Zapato de cristal
Sus miradas se cruzaron en medio de la multitud. Hablaron, rieron, compartieron gustos y anécdotas hasta el amanecer. Dejaron de ser extraños desde el primer momento. Ignoraba su nombre, su teléfono, no tuvo tiempo de más antes de marchar.
Lástima que en su huida no perdiera un zapato de cristal.
Lástima que en su huida no perdiera un zapato de cristal.
Inma nos cuentas una historia con el fondo del cuento de la Cenicienta pero sin un final feliz, ya que no hay zapato de cristal, lástima.
ResponderEliminarBuen relato Inma, me ha gustado.
Un abrazo.
No sé Javier, quizás sea posible un final feliz. La vida ofrece muchas posibilidades y,¿por qué no un reencuentro?
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo también para ti.
Hay momentos únicos que nos hacen perder los sentidos, tanto que no se nos ocurre pedir teléfono, correo, u otras señas. Se vive tan intensamente cuando "se deja de ser extraños desde el primer momento" que parece que no terminará nunca. Y efectivamente, eterno es mientras dura.
ResponderEliminarPrecioso tema el que nos traes tratado con sensibilidad y delicadeza. Saludos Inma.
Gracias por tus palabras, Manuel.
EliminarPues sí que es una lástima. Tiempo tuvieron para pasarse los telefónos y el nombre, por lo menos. Pero comprendemos la forma en la que actuaron. Ante esa fascinante primera impresión y su disfrute, ¿quién va a ponerse a pensar en simples cosas mundanas? Muy bueno. Suerte y saludos.
ResponderEliminarTiempo tuvieron pero no cabeza. Sólo corazón. Cuando sus miradas se encontraron entre la gente, todo desapareció a su alrededor.
EliminarSaludos y gracias por comentar.
Pero es que hay que pasarse los teléfonos antes de despedirse, que si no, pasa lo que pasa...
ResponderEliminarDebió ser impactante el encuentro para no preguntarse ni los nombres. Me sugiere varias historias, esto no es un simple cuento de la Cenicienta. Enhorabuena.
Un beso Inma.
Malu.
Cuando el corazón se impone, todo lo sensato pasa a segundo término.
EliminarGracias Malu.
Bonita manera de mostrar un encuentro casual que deja huella. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José
Gracias, María José.
EliminarComo para acordarse de dar número de teléfono.
ResponderEliminarEn esos momentos aspiras cada instante. No hace falta zapato de cristal,seguro que si el destino les puso juntos una vez,lo hará más veces.
Me encantó y tiene hasta moraleja.
Besines.
Así es, Belén, lo dejaremos en manos del destino.
EliminarBesos.
Me encanta la moraleja que dejas en el aire. Hermosa historia aún sin final feliz. Los encuentros inesperados suelen tener ese problema en un mundo informatizado. Buen miércoles
ResponderEliminarQuizás ahí radique la cuestión, estamos tan habituados a obtener información que, en este caso, se olvidaron de buscarla.
EliminarGracias por tus palabras, Diego.
Los instantes mágicos son así, se pierde el sentido de la realidad, del tiempo y de los detalles. Me los imagino después, cada uno por su lado, lamentando una y mil veces el descuido. Ni siquiera el poderoso Google puede ayudarles, ya que desconocen sus nombres. En este cuento no hay zapatilla de cristal, pero igualmente puede tener un final feliz, porque cuando existe interés se encuentra el camino. Quizá se les ocurra a los dos volver al día siguiente al mismo lugar y a la misma hora, por ejemplo. De una forma o de otra volverán a encontrarse, sin duda, pero esta vez se asegurarán de dejarlo todo bien amarrado.
ResponderEliminarUn abrazo, Inma
Gracias, Ángel. Me gusta tu idea de hacerlos volver al lugar donde todo comenzó...
EliminarMe recuerda a la maravillosa película "Antes del amanecer" en la cual los enamorados tan sólo se citaban en el mismo lugar un tiempo después sin pasarse más datos. Coincido con Ángel,un encuentro impactante como ese hallará de algún modo la manera de repetirse.
ResponderEliminarA mí también me la ha recordado, Silvina, a esta cinta y a su par de secuelas. Creo que su temática le vienen justa a este relato.
EliminarPerdón por la intromisión.
¡No es intromisión, sino compartir pareceres! Y estoy encantada. Saludos!
EliminarNo conocía esta película, pero ya está "anotada" para verla.
EliminarAl menos aquí los chicos, Céline y Jesse, conocian sus nombres.
Gracias por la información a Silvina y Vicente.
Saludos.
Una historia donde se contrastan la felicidad per se de los cuentos de hadas y los obstáculos que hay en la vida real para conseguirla.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Inma, nos relatas un encuentro mágico entre una pareja, donde todo es maravilloso, salvo el final que no es como el de un cuento...
ResponderEliminarConfío en que las posibilidades que ofrecen las redes sociales ayuden a que exista un reencuentro que inicie una relación amorosa.
Bien contado.
Besos
No todas las historias de amor acaban en boda. Pero nadie les va a negar a estos chicos su oportunidad.
EliminarGracias Pilar.
De un encuentro tan mágico se sale como de un sueño. Confío en que el destino o ellos mismos concierten una segunda cita.
ResponderEliminarUn abrazo, Inma.
La esperanza debe ser lo último que perdamos.
EliminarSaludos, Carmen.
Pues "que les quiten lo bailao", porque supongo que también bailaron, ¿no? Y como no hay colorín colorado, el cuento no ha terminado.
ResponderEliminarUn saludo, Inma
Correcto, Margarita. Aún les queda ser felices y "comer perdices".
EliminarSaludos.
Me repito con los comentarios anteriores, pero... que se hagan una llamada perdida!! que nos vamos a quedar con las ganas que sigan conociéndose más, con ese buen rollo.
ResponderEliminarUn abrazo
M.Carme, sin un número de teléfono al que llamar lo veo complicado. Pero habrá que dejar al destino hacer su parte.
EliminarSaludos.
Bueno yo creo en el destino, si tiene que ocurrir sucederá.
ResponderEliminarUn saludo Inma,
Estoy contigo, Raquel.
EliminarSaludos.
Inma, me he encantado tu relato y la forma de rematarlo es genial.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo.
Gracias, Pablo.
EliminarOtro beso para tí.
Lo que tenga que ser, será, con zapato de cristal o sin él. Y no sé, pero me da que las miradas de estos dos volverán a cruzarse. Me ha gustado tu micro, Inma. Un beso.
ResponderEliminarYo también tengo el presentimiento de que así será.
EliminarOtro beso para ti.
Si yo fuera informático crearía una aplicación para este tipo de situaciones y la llamaría "Zappatito de cristal".
ResponderEliminarSaludos, Inma.
Carles, deberías patentar la idea antes de que te la roben. Le auguro un éxito total.
EliminarGracias por comentar. Saludos.