Cordero con piel de lobo
No se reconocía en el reflejo del escaparate de la joyería. Erguido, como un lobo, desplegaba las vértebras encallecidas. Si no le hubieran despedido como a un perro, esto nunca se le habría pasado por la cabeza. Quería su reloj, el que le correspondía tras veinticinco años en la empresa.
En muchas ocasiones por muy bien que trabajes no te reconocen nada, eres un número y te tratan como un perro. Cuanta razón tiene tu protagonista, aunque yo lo dejaría en paz y me olvidaría del reloj, que se lo gasten en medicinas.
ResponderEliminarEn tu relato nos transmites toda la rabia que siente el protagonista.
Buen relato Belen, me ha gustado.
Besos.
Nos deja perplejos este cordero aullando. No sabemos si tomará la decisión de entrar por lo que le corresponde sin atender a las consecuencias como un lobo, o como si cordero, se resignará a ver su reflejo de lobo diluirse en el escaparate, asumiendo su condición. Me gustan los términos de lucha interior en que está planteado el trasfondo del relato, también la forma en que está escrito dejando un final abierto.Un relato estupendo, Belén. Saludos.
ResponderEliminarDa la impresión de que esas circunstancias adversas y, seguramente, creadas por otras personas consiguen hacer sacar lo peor de alguien que, no lo sabemos, pueda que se lo merezca o no. Si sigue su instinto, tal acabe peor de lo que ya está o tal vez, no ¿quién sabe? Muy bueno, Belén. Saludos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa dicen que quien siembra vientos recoge tempestades. La persona más tranquila del mundo puede volverse un depredador si recibe un trato denigrante y se le niega lo más básico. Tu protagonista se encuentra en una frontera que puede cruzar, transformándose para siempre en otro, o sobreponerse pese a todo. No lo sabemos, él tampoco.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Belén
De las transformaciones que un evento doloroso puede efectuar en las personas. Buen relato.
ResponderEliminar@CoraznAtrevido
Hay ocasiones en que la vida cambia. Y nos cambia a nosotros. Quizá porque seguimos anhelando que nada hubiese cambiado.
ResponderEliminarMuy bueno tu cuento. Besos. :)
Un arrebato de cólera lo tiene cualquiera, más cuando se ha sido víctima de una injusticia.
ResponderEliminarExcelente, Belén.
Un abrazo.
Suscribo totalmente las palabras de Vicente. No podría añadir nada más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quizá gane el lobo que se ha despertado en su interior. Sabe que ha sido tratado injustamente y no puede controlar su ira.
ResponderEliminarMuy bueno, Belén. Besos.
Cuando has dado toda una vida mansa y servicial a tu empresa, cuando como un corderito has trabajado con constancia...Llega un despido improcedente y no entendido que hace despertar a la bestia que de alguna manera todos llevamos dentro.
ResponderEliminarFantástica manera de contarlo en solo 50 palabras.
Un gusto leerte y verte siempre mi preciosa tocaya.
Besos con piel de cariño Belén.
Me parece un magnífico relato con mucho jugo. Un relato que describe los tiempos que vivimos en los que cada día hay víctimas de un sistema capitalista y corrupto.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo.
Cuando alguien ejerce toda una vida el rol de cordero, y un día, por muy injustas que sean las circunstancias, deja asomar su lado oscuro, es que siempre ha tenido reprimido en su interior a ese lobo. Me ha gustado mucho, Belén. Un beso.
ResponderEliminarBelén, en estos tiempos tan difíciles todo se mide en términos de rentabilidad, las personas que trabajan con lealtad y actuando como corderos, no se les valora y son despedidos sin miramientos.
ResponderEliminarEsto hace que aflore su rabia contenida y alguno se convierte en lobo. Este a pesar de todo, sigue siendo honrado, solo quiere el reloj que le corresponde por los servicios prestados.
Buen micro. Enhorabuena!
Besos
Hola Belén! exquisito relato muy bien contado.
ResponderEliminarSupongo todos llevamos un lobo dentro que espera las circunstancias para aflorar.
Saludos y mucha suerte.
Todo ser humano por naturaleza es bueno, hasta que deja de serlo... Y me parece muy bien que saque su lado lobo o perro-lobo en esta ocasión, ¿conseguirá su reloj?
ResponderEliminarUn beso Belén.
Malu.
Excelentes tanto el título como el relato, Belén. Me parece interesantísima la asociación de ideas que haces y cómo con ellas acabas montando una sólida historia, que arranca mucho antes y que continúa en la mente del lector hasta acabar de mejor o peor forma según cada uno. Yo personalmente me inclino por un final triste, en concordancia con el devenir de las circunstancias.
ResponderEliminarEnhorabuena y un fuerte abrazo. Nos veremos en Madrid, ¿no?
Descarnado relato, Belén. Un zarpazo a la conciencia, aunque con semejante muestra de flaqueza, nuestro cordero, más bien parece que vaya vestido de humano.
ResponderEliminarBesos.