Debilidades
Deslizó la solapa del sobre entre sus labios y cerró la carta. Dentro, las palabras que nunca supo decir de viva voz llenaban los renglones de un folio en blanco. Y mientras la echaba al buzón, prometió nunca más enamorarse.
Bueno..., hasta el siguiente domingo que volviera a verla bailar.
Bueno..., hasta el siguiente domingo que volviera a verla bailar.
Lo mejor sería que un domingo de esos tu protagonista perdiera el miedo y se lanzase a decirle de palabra todo aquello que escribe.
ResponderEliminarY como bien titulas hay debilidades causadas por el amor difíciles de evitar.
Buen relato Juan.
Un abrazo.
Juan, me ha gustado mucho. Muy bien escrito y esos dos últimos renglones, para enmarcar. El amor no sabe de lógica, es libre y nadie puede controlarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Precioso... Me encantan esas cartas en papel, la emoción de esperar la llegada de unas líneas, el olor de papel en las manos. La escritura inconfundible... En fin puro romanticismo. Enhorabuena, me ha encantado. Besos
ResponderEliminarReincidentes. El amor sublimado de los introvertidos obra como un veneno emocional que dispara miles de sensaciones encontradas entre un espectro que va entre la imposibilidad de manifestar sus sentimientos a la persona amada y la vibración que convierte en música interior lo que se siente.
ResponderEliminarEsa tensión queda recogida con elegancia y sensibilidad en el relato,
Saludos, Juan.
Uno no elige enamorarse o no de una persona, es el destino, la física y la química... así es el amor de caprichoso. ¡Qué bonito que tu protagonista deje sus sentimientos plasmados en cartas!
ResponderEliminarEs un micro delicado y elegante, enhorabuena, Juan.
Un beso.
Malu.
El temor a no saber verbalizar algo tan complejo y profundo como un sentimiento lleva a tu protagonista a utilizar el medio escrito. A este miedo se une otro peor: el de la posibilidad, casi certeza, de un rechazo. Amores no correspondidos son sinónimo de sufrimiento, es lógico que quiera echar tierra sobre ello para evitarlo, pero se conoce demasiado a sí mismo. La razón se topa con la rebeldía del corazón, dos fuerzas que harán dar muchas vueltas sobre sí mismo a ese hombre.
ResponderEliminarUn saludo, Juan
Ahora hay que esperar una semana para que la carta llegue y vuelvan a coincidir el domingo.
ResponderEliminarNo volverse a enamorar? Pero si nunca ha dejado de estar enamorado!
Un relato precioso y, quiero imaginar, con un final feliz.
Un saludo.
La debilidad de los que se esconden sobre una hoja de papel y son felices eligiendo las palabras, sintetizando sentimientos y soñando con esperanza. Creo que muchos de los que nos asomamos por aquí somos así, ¿o no?
ResponderEliminarMuy bonito. Juan.
Si el folio estaba en blanco... ¿qué le dijo? Un relato enigmático. Solo con vera bailar se sentía enamorado. Eso está bien. Puedes poner un "continuará"... ¿o no? Felicidades.
ResponderEliminarA veces la escritura también nos salva, nos socorre en asuntos de lo más insospechado, como una especie de terapia contra aquello que nos preocupa o nos da miedo. Es este el caso de tu protagonista al que le es muy complicado expresar sus sentimientos. Suerte que se enamora de semana en semana, y así el hombre va tirando, vaya…
ResponderEliminarMucha suerte. Saludos, Juan.
Hermosa debilidad, Juan. Lo bueno sería que se sobrepusiera a su debilidad y que el próximo domingo se atreviera a bailar con ella. Quizás entonces surgiera el amor perfecto.
ResponderEliminarTe felicito por este bello relato. Un saludo.
Juan, bello relato donde las palabras escritas en una carta de amor, pueden cambiar la vida del que las escribió. Tal vez el próximo domingo ella le responda...
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Por un lado, el atrevimiento de enviar un mensaje amoroso por carta, por otro, la incertidumbre de si será correspondido el amor que contienen esas palabras. Muy bello, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro que tu personaje esta fascinado por el personaje de Malu.
ResponderEliminarSería bonito... un día tenemos que cruzar personajes a lo loco.
Un saludo,
Sensacional, Juan.
ResponderEliminarA veces, el amor es un movimiento de caderas.
Saludos.