Deseo de cumpleaños
Con rigor científico narraba a su abuelo múltiples historias, episodios de la guerra y anécdotas que el mismo anciano le había venido contando desde que David era niño.
Esta cita diaria fue el deseo expreso del abuelo en un cumpleaños, cuando aún era conocedor y temeroso de sus progresivos olvidos.
Esta cita diaria fue el deseo expreso del abuelo en un cumpleaños, cuando aún era conocedor y temeroso de sus progresivos olvidos.
Genial este nieto que le cuenta al abuelo las mismas historias para que no las olvide, todo ello antes que ese monstruo silencioso que atrapa la memoria acabe con sus recuerdos.
ResponderEliminarBuen relato Isidro, muy emotivo.
Un abrazo.
El temor del abuelo a olvidar su bagage vital y el deseo de transmitir ciertas vivencias a siguientes generaciones, probablemente tal y como se lo hicieran a él.
EliminarMuchas gracias Javier por tus siempre agradables comentarios.
Un abrazo.
Qué bonito, Isidro.Las historias pasaron del abuelo al nieto y ahora vuelven al abuelo gracias al nieto. Un relato muy conmovedor.
ResponderEliminarUn saludo.
Me alegro que te haya llegado.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un beso.
El abuelo al contarle esas anécdotas, seguramente, ha ido sembrando en su nieto el amor que ahora este, agradecido, revierte en él. Muy sensible tu relato. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarNo lo dudes que ese tipo de relación entre abuelos y nietos, imprimen carácter y pautas, propias de manual de psicología.
EliminarGracias, Jesús.
Un abrazo
Es una historia preciosa, Isidro. No se me ocurre nada más que hacerte una reverencia de las mías con sombrero, que hace mucho que no las hago.
ResponderEliminarAbracicos.
Jeje, "Coge tu sombrero y póntelo" Muchas gracias por la reverencia. Si te ha gustado me siento satisfecho.
EliminarUn abrazo y me gustaría conocerte en la "III Quedada Cincuentista madrileña"
¡Y allí estaré!
EliminarQué bonita historia Isidro. Me recordó niñez sentada junto a mi abuelo y ya de mayor cuando se le escapaban detalles que yo le recordaba. Ay qué bonito, de verdad, me encanta. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarMientras hago estos comentarios, estoy recordando a mis abuelos, pero acabo de recordar que también soy abuelo!
Eliminar¡Lo que hace la identificación con un personaje!
De momento solo le cuento historias disparatadas. Mi nieta me dice que estoy loco.
Bonita historia Isidro. Saludos y abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias Rubén. A ver si me queda tiempo o me organizo mejor para ponerme al día en la lectura de tus obras.
EliminarUn abrazo, sobrino.
Un tema tantas veces tratado, tú has sabido darle un nuevo enfoque, muy tierno y dulce, en el que me he enamorado de ese nieto que no deja que se le olvide nuestra memoria histórica abuelo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, mi querido bajista.
Un abrazo, Isidro. Pronto te lo daré en persona.
Pablo.
No te digo nada ahora. En Madrid te voy a dar un abrazaco que te van a crujir las costillas.
EliminarY como no vayas, voy a buscarte.
La sabia prudencia encuentra en el amor el antídoto contra el olvido. Entrañable, conmovedora esta estampa diaria de abnegación generosa, de deseo cumplido, de vida colmada.
ResponderEliminarcon tu sello y sensibilidad, Isidro, nos haces mejores. Un abrazo.
Nada que decir a tu precioso comentario.
EliminarSolamente darte las gracias por tan gentiles palabras.
Un abrazo, Manuel
Isidro, emotivo relato. Cuando les llega el olvido, lo mejor es ayudarles a recordar sus vivencias y quienes son. La imagen del anciano contando a su nieto las historias y que dándose cuenta de su enfermedad desee que él se las recuerde para no olvidar.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Lastimosa situación cuando se está en la frontera con la enfermedad, sabiendo que un día no regresarás a este lado.
EliminarGracias Pilar por tu comentario.
Besos
Lo más triste de las demencias debe ser ese momento en el que la persona es consciente de hacia donde se encamina su deterioro. Este abuelo ha elegido una buena solución.
ResponderEliminarUb abrazo, Isidro.
Tal y como le decía a Pilar, debe ser penoso estar en la puertas del alzheimer y saber que un día no regresaras a este lado y que además no sabes que te encontrarás en el otro lado y por cuanto tiempo tendrás que vagar en ese limbo de consciencia.
Eliminar¡Mae mía! da grima pensarlo
Un abrazo, Asun
Todo tiene sus ciclos, es algo natural, pero hay personas que vivirán siempre mientras haya alguien que guarde memoria de ellas. Ese traspaso de información de una generación a otra es lo que ha hecho grande al ser humano y le diferencia del resto de seres vivos. Qué mejor regalo de cumpleaños que algo inmaterial pero tangible, con visos de continuidad, aderezado con cariño.
ResponderEliminarUn relato muy emotivo, Isidro.
Un abrazaco, como tú dices, como aperitivo del que nos daremos pronto en persona
Qué duda cabe que las relaciones humanas "bis a bis" marcan huellas en las personas y crean vínculos difíciles de olvidar.
EliminarMuchas gracias amigo Ángel por tu lectura y comentario.
Como siempre, te envío 2 abrazacos.
Nos vemos pronto.
Preciosa historia, Isidro. Una muestra de amor y generosidad intensa entre nieto y abuelo. Cuando los recuerdos quieren huir, alguien debe encargarse de capturarlos... ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Las relaciones entre abuelos y nietos siempre tuvieron un lazo especial de cariño, distinto y que marcaban huella en los nietos, especialmente en los duros tiempos, como se ha podido comprobar en las últimas etapas de nuestra sociedad.
EliminarMuchas gracias, María José, por tu bonito comentario.
Un abrazo.
Bonita y elegante definición de esta lacra social llamada alzheimer. "Nunca olvides a los que no pueden recordar". Un abrazo Isidro.
ResponderEliminar¡Hombre compañero! muchas gracias por pasarte por aquí.
EliminarBonita frase: "Nunca olvides a los que no pueden recordar" Me la apunto.
Un fuerte abrazo, Angel.
Muy emotivo tu relato, Isidro.
ResponderEliminarMe encantó.
Me alegro que te guste y encantado de conocerte "virtualmente".
EliminarMuchas gracias por seguirme en mi blog.
Un abrazo
Muy emocionante! Me trajo recuerdos de mi infancia. Gracias! Fue una caricia al corazón
ResponderEliminarCon lo que me dices, me doy por satisfecho y contento de haberlo escrito. Es para mí el mejor premio.
EliminarUn fuerte abrazo.
Preciosa y emotiva historia del amor entre nieto y abuelo. Qué hermoso regalo devolverle sus recuerdos. Seguro que el nieto los podrá guardar para las siguientes generaciones.
ResponderEliminarUn abrazo anticipado, Isidro. Nos vemos pronto.
Espero que nos veamos pronto en la macroquedada.
EliminarMuchas gracias por comentar y un abrazo.
¡Que hermoso Isidro! Relato sencillo y tierno. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn saludo
Encantado yo de que te haya gustado. Es lo que pretendía.
EliminarUn abrazo.
Olvidarte a ti mismo es dejar de vivir para sólo existir, transformar huellas en estelas que acabarán por diluirse en un océano abisal.
ResponderEliminarPor eso tu preciosa historia arranca la humanidad que el olvido devora, porque, al igual que con la muerte, el olvido nunca será definitivo mientras alguien recuerde por ti.
Muy buena historia, Isidro. Enhorabuena.
No se puede explicar mejor. Muchas gracias Antonio por tu maravilloso comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Precioso, tener esa oportunidad de devolver tantas historias al abuelo es una maravilla. Y tú tienes tantas y tan bonitas escritas e imaginadas. Me has despertado una sonrisa de domingo. Un beso enorme, Isidro.
ResponderEliminarMuchas gracias Belén por tus palabras.
EliminarNuevamente te felicito por tu reciente éxito en Wonderland.
Un fuerte abrazo.
Historias con retorno. Enternecedora.
ResponderEliminarEnhorabuena ahijado.
Gracias padrino.
EliminarUn abrazaco.
No hay nada más tierno y sólido que la relación entre un abuelo y un nieto, eso sí es amor incondicional y verdadero.
ResponderEliminarPreciosa historia, Isidro, como dice Rafa, historias con retorno.
Un beso grande, nos vemos en "ná".
Malu.
Gracias Malu por tu comentario.
EliminarEn "ná" nos vemos y hasta entonces, te mando un fuerte abrazo virtual.
Cuando siembras historias se recogen vivencias para ser recordadas por aquellos que todavía tienen la memoria de tenerlas vivas. Ternura en la imagen que nos ofreces, es tan bonita la relación de los abuelos con sus nietos... y tú has conseguido que brote una sonrisa de cariño.
ResponderEliminarUn beso y un abrazo Isidro.
Muchas gracias Mª Belén por tus gentiles palabras. Da gusto tener amigas así.
EliminarUn fuerte abrazo y... ¡Hasta pronto!
Sabemos que consiste en un deterioro progresivo de la capacidad de pensar, razonar, comprender, recordar, hablar, etcétera. y eso es lo que relatas en tu maravilloso corto. Sabes diferenciar con excelencia lo humano, transmitir al unísono los pensamientos midiendo la edad de ambos, se invierte lo invertido-
ResponderEliminarDel Alzheimer quiero destacar que se trata de una enfermedad compartida, que reclama siempre dos víctimas: por un lado, el enfermo que la padece, y por otro, el cuidador o familiar que la sufre. Pienso que mas que curarlo hay que cuidarlo.- Felicidades Isidro
Efectivamente esa enfermedad mental aunque indolora para el paciente, produce dolor y sacrificio para los que le rodean. Los sentimientos del enfermo, quedan -como dije antes- en esa región ignorada a cuyas fronteras solo podemos acercarnos.
EliminarMuchas gracias Constantino por tu generoso comentario.
Accediendo a su petición creo que fue el mejor regalo que pudo hacer el nieto a su abuelo, refrescándole la memoria al devolverle sus propias historias, tratando de evitar los estragos del olvido. Emotivo, entrañable, tierno, me ha gustado muchísimo, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Juana. Un abrazo.
EliminarRelatos de ida y vuelta, que ahora recibe el abuelo, que le alegran el corazón y el espíritu. Tierno y entrañable, como la relación de los nietos con sus abuelos. Muy bonito, Isidro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias M. Jesús.
EliminarUn abrazo
Un micro con mucha sensibilidad y ternura. Me ha encantado, Isidro. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarGracias Matrioska. Espero que no faltes a la cita Cincuentera.
EliminarUn beso.
Entrañable y emotivo este relato en el que con muy poco nos muestras además la estrecha relación existente, durante muchos años, entre dos entrañables personajes.
ResponderEliminarEnhorabuena, Isidro, y valga este abrazaco virtual como trailer del que nos daremos en Madrid.
Muchas gracias Enrique por tu comentario. Un abrazo fuerte virtual. El sábado, en Madrid.
EliminarEsas mentes doblegadas por el tiempo, qué miedo da pensar en ello.
ResponderEliminarTe ha salido un relato adorable, Isidro. ¡Ay que me da que la abuelidad te está enterneciendo!
Un abrazo.
Gracias Carles. Me ha gustado eso de la "abueleidad" Creo que no existe en la RAE ese término, pero se ha usado, según he visto en internet. De todas formas eres un poco K-bron-C-T, ahora que no nos oye nadie, jejeje
EliminarUn fuerte abrazo y espero verte el sábado.