El arte de la guerra
Desde sus años de cadete en la academia lo suyo era la estrategia. El mayor experto en poliorcética de Europa occidental. Toda su sabiduría acabó rindiendo sus frutos. Mañana, casi a punto de jubilarse, se casa con Elena, su antigua compañera en el jardín de infancia.
Pues sí, al final todos sus estudios de estrategia y ser un experto en atacar y defender plazas fuertes ha dado sus frutos, aunque su compañera creo que ha sido una gran contrincante.
ResponderEliminarJerónimo ojalá el arte de la guerra solo se utilizará para ganar batallas de amor.
Buen relato, un abrazo.
Muchas gracias Javier por tu comentario, ojalá que las batallas de amor fueran las únicas!
EliminarSi en el amor y la guerra todo vale. La constancia y la insistencia son virtudes de la paciencia, que se ve que es la estrategia principal de quien sin prisas, la siguió y la consiguió en tu relato. Si Paris hubiera optado por esta misma actitud otro gallo hubiera cantado sobre las tierras de Troya. Pero claro, nos hubiésemos perdido tanta historia...
ResponderEliminarFeliz relato y original punto de vista, con aportación al vocabulario general del que suscribe, al que incorporo poliorcética, por si hubiera de reconquistar alguna vez a mi compañera.
Saludos, jerónimo.
Muchas gracias Manuel. Espero que no necesites nunca la poliorcética. Un abrazo
EliminarDespues de darme un paseo por google y la poliorcética solo me queda decirte que me ha gustado mucho lo tuyo, Jerónimo. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo!
EliminarNo me gustan las guerras. Será por eso que ignoraba qué era la poliorcética. San Google me salvó de nuevo.
ResponderEliminarSaludos.
Al final todo llega, hasta la boda con la compañera de infancia.
ResponderEliminar¡Lo que se aprende en las academias de guerra!.
Un saludo, Salvador.
A veces lo mejor es un ataque frontal con toda la caballería, pero otras se impone un asedio vigilante y discreto, mantenido en el tiempo. Hay plazas realmente fuertes, pero nada es inexpugnable. Ya lo dijo Cela: "El que resiste, gana". La constancia puede ser un arma definitiva, siempre que el cuerpo y la paciencia aguanten.
ResponderEliminarMe alegra mucho leerte. Un abrazo fuerte, Jero
Muchas gracias Ángel como siempre, un fuerte abrazo
EliminarJerónimo, cada guerra requiere de una estrategia, en este caso la más efectiva ha sido el clásico "el que la sigue la consigue" esa núnca falla.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Ninguna de sus murallas le pudo proteger de los encantos de la bella Elena y como no esté atento, se le colará un caballo en la fiesta.
ResponderEliminarBuena revisión de la Guerra de Troya, Jerónimo.
Saludos cordiales.
Aprender una palabra nueva: poliorcética, ya es importante para mí. Si algo se desea con fuerza en la vida, se puede conseguir, pero hay que poner los medios para ello...
ResponderEliminarUn abrazo, Jerónimo.
Me encantan tus relatos :)
ResponderEliminarDebe ser que estoy algo desentrenada del formato en 50...
Entre eso y la palabreja que he tenido que buscar (no soy la única, menos mal) me ha costado entender el relato.
Con los comentarios ya estaba todo un poco más claro.
Felicidades. Besos. Y Suerte ♣
Tras un texto perfectamente calculado, escondes una historia abierta e irónica, además de con cierta dosis de simbolismo.
ResponderEliminarUn relato exquisito, como es habitual en ti.
Un abrazo, Jero