El once aquel
Matías me sorprendió cruelmente poco antes de ser llevada al quirófano. Entonces, anestésico de larga duración. Hoy despierto. Mañana Pilar cumplirá quince años y he decidido que ya no reciba desde el Hudson tu habitual felicitación impregnada de queroseno. El Ebro romperá el silencio ahora que las lágrimas están secas.
Qué duro, Cristina, pero, a la vez, qué bonito. Imagino a una mujer que tuvo una hija el 11S, mismo día en que perdió a su pareja en las torres. Es desgarradora la sensibilidad que expresas.
ResponderEliminarBienvenida a nuestra humilde morada, en la que espero que te quedes.
Un besazo, Cristina.
Duro y bonito. Muy precisos adjetivos para definir lo que he escrito. Gracias por la cálida bienvenida. Si no me me echan, por aquí andaré, que me parece que se está muy a gustito.
EliminarNos traes un texto duro pero de una gran belleza. ¿Matías estuvo en coma hasta ahora? ¿Simplemente se desentendió? ¿Qué pretende ahora? ¿Llegó a nacer Pilar? ¿Todo es simbólico? La última frase evocando la famosa canción me parece muy hermosa. me ha gustado mucho. Suerte y saludos.
ResponderEliminarJesús, te has hecho un lío y le has buscado cinco patas al gato ... Te contesto en tu siguiente entrada.
EliminarHola Cristina, lo primero darte la bienvenida a 50palabras, el otro día coincidieron nuestros relatos en AragonRadiós pero tú no estabas.
ResponderEliminarEn relación a tu relato pienso que hay una coincidencia de fechas con el once aquel, pero más que muerte yo veo un abandono y por fin al cabo de 15 años es capaz de olvidar y seguir con su vida adelante.
Buen relato Cristina.
Un abrazo.
Hola Javier. Ya me hubiese gustado saludarte personalmente el lunes. Tu propuesta es inteligente, inquietante y nos deja en suspenso. Tienes muchos números para ir el viernes. Lo mío es muy arriesgado. Respecto a tu comentario, es ciertamente más que coincidencia de fechas: es el 11S de 2001, sin ocultarlo, y el abandono por parte del padre de la criatura, fue anterior al accidente., pero claro el seguir con su vida a la señora le costó quince años.
EliminarHay una distancia de tiempo y espacio entre el principio y fin del relato que comprime el desgarrado dolor de un abandono y el sufrimiento de muchos años en lágrimas de una mujer desdichada. Hasta hoy, en que ha decidido que no guardará más la apariencias sobre esa felicitación lejana que recibe su hija cada año y romperá su silencio para revelarle la verdad.
ResponderEliminarComplejo, se lee y se siente el relato como una experiencia real.
Saludos, Cristina. Bienvenida a cincuenta.
En la Diana, Manuel. Pero la que llora no es la parturienta, porque ha estado estos quince años en coma, la que ha llorado es una hija, que nació casi huérfana, y un día antes de su cumpleaños, recupera a una madre que le va a contar qué hacía su padre en Nueva York aquel día. Me gusta tu reflexión de se siente el relato como una experiencia real, porque yo personalmente sí que estaba embarazada en esa fecha, pero sólo en eso coincido. Saludos, adivino y gracias por la bienvenida.
EliminarMe ha surgido alguna duda más tras una segunda lectura ¿La que ha estado en coma ha sido Pilar? ¿Cumple 15 años de esquivar la muerte? ¿No es nada de esto? Pues sí que es bueno tu texto que da para estar media hora cavilando. Saludos, otra vez.
ResponderEliminarJesús, te has perdido porque no has identificado desde el principio que el tal Matías era Matías Prats en el telediario de las 15:00 del 11S de 2001. La parturienta (que no tiene nombre) lo estaba viendo en la habitación del hospital. Pilar nació y su madre quedó en coma. La niña dejo en suspenso que se supone que nació como huerfanita y se crió con algún familiar, dígase abuelos o tíos, y ellos le han hecho la comedia de mandarle postales fictícias de su padre muerto en cada cumpleaños, pero ahora que su madre ha vuelto, y se ha enterado, quiere que su hija sepa la verdad. Saludos.
EliminarPura poesía, Cristina. La catástrofe, digerida así, nos brinda una esperanza, después de todo. Hace no mucho, leí «El hombre del salto» de Don DeLillo. Tu texto se corresponde muy bien con esa novela.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Vicente. No conozco esa novela. Lo miraré. Saludos.
EliminarSi se parece a la novela que citas, ha sido casualidad, como citas tú, es una simple mezcla poesía y ... ¿de qué más?
EliminarBienvenida, Cristina.
ResponderEliminarLa grandeza de cincuenta (una de las muchas que tiene) es que de un relato se puede hacer una interpretación por lector, sobre todo los que son buenos, como es el tuyo.
Me encanta la historia, esa amnesia de quince años, ese abandono cruel, esa mentira que dura demasiado tiempo, el título, y, sobre todo, el paralelismo del Hudson y el queroseno, con el Ebro y la rotura del silencio para dar paso a la verdad.
Un estreno excelente.
Ya tengo ganas de leer el próximo que publiques.
Un beso.
Pablo.
Gracias Pablo por tus sinceras y lisongeras palabras. Amnesia o coma, que más dá, después de quince años ya va siendo hora de poner las cartas sobre la mesa y dejarnos de postalitas. Los ríos y los nombres ponen cada cosa en su lugar, y ambas aguas, como mi apellido, han barrido todas las lágrimas que se habrían de derramar. Ah!, y el próximo no se parece en nada. Un fuerte abrazo, bueno, y beso también recíproco, que narices.
EliminarCuanta historía en 50 palabras, que maravilla y como siempre gracias por la explicación para los que somos mas cortos de entendederas.
ResponderEliminarLa desconocida de antes, soy yo... Raquel García. Un abrazo Cristina Aguas.
Eliminarjajaja. No sé porqué, me había imaginado quién era. ¡Que todos los "cortos de entendederas" fuesen como tú!. Un abrazo grande Raquel.
EliminarY como siempre esta Aguas no deja de sorprendernos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Jesús, la chispa de la sorpresa es lo que hace, en ocasiones, que se ilumine el camino y siga y siga desde la puerta. Un fuerte abrazo.
EliminarTiene que ser una situación peculiar la de una joven, criada por sus abuelos, al conocer que el padre que creyó tener sólo es una piadosa invención; que al mismo tiempo encuentra en plena adolescencia, esa edad de natural rebeldía y cierto desapego familiar, a su madre. Antes o después tenía que ocurrir, aunque hay que desearle que pueda reunir madurez suficiente para asimilar tanto cambio, que vino dado por una fecha aciaga, "el once aquel", que a su vez transformó el mundo tal como lo conocíamos.
ResponderEliminarBienvenida Cristina. Un saludo
Me ha gustado mucho tu comentario. Me ha hecho reflexionar y no sabes cómo lo valoro. Si bien mi historia está narrada desde el punto de vista de la madre, has incidido en el personaje de Pilar que se enfrenta a una situación apabullante y tremenda: pasa de visitar esporádicamente en el hospital a una madre que no le transmite nada, y de repente le resucita, y de que su padre, aunque ausente, se torne en un fantasma, en las dos acepciones del término. Una huérfana de ida y vuelta. ¿Qué consejo le damos a la mujer? ¿Seguir con sus planes o pensar en su hija, a la que ella tampoco conoce?. Le mando letras con el cierzo y que ella decida. Un fuerte abrazo de agradecimiento.
EliminarBienvenida Cristina. Tengo que reconocer que me ha costado entender el relato. Lo he tenido que leer varias veces, aunque las ideas principales sí las había pillado, el 11S, la ausencia, el abandono. Me perdí en el coma de la madre y las postales de mentira. Aun así me ha gustado mucho, mucha belleza en tus líneas. Nos vemos por estos lugares. Besitos
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen por el saludo de bienvenida, porque aunque dices que no lo habías entendido completamente, es lo menos importante, lo que cuenta es que te habían llegado de alguna manera mis letras y has considerado comentar la historia. Un beso también para tí. Por aquí andaré.
EliminarPido disculpas a todos vosotros que con tanto cariño me habéis acogido, y especialmente al jefe, porque releyendo los comentarios míos parece que no son de la misma persona que ha escrito la historia, llenos de faltas ortográficas e incorrecciones, pero no os podéis imaginar cómo, desde qué conexión tecnológica patatera y bajo qué circunstancias estoy contestando. Saludos a todos.
ResponderEliminarCuesta comprender la motivación para tal despropósito, el 11-S quedará grabado en la memoria como una más de las sinrazones del género inhumano. En este barco pirata de la vida, navegando entre tantas aguas, es curioso lo fácil que transformas aquél dolor inmenso en éste microcosmos más cercano. Un aplauso de bienvenida Cristina.
ResponderEliminarUn aplauso para tí, Pepe, porque la imagen de un barco pirata desde el que nos robaron ese día tantas cosas, me ha encantado. Nos dejaron las velas arriadas y la bodega llena de dolor, de ausencia compartida aunque no conociésemos directamente a ninguna víctima y el corazón dañado. El destino es injusto en tantas ocasiones, y ese día se carcajeó también con los protagonistas de mi historia. Un saludo.
EliminarCristina, bienvenida a esta familia. Como llego un poco tarde ya se han desvelando las claves del relato. Solo me queda darte la enhorabuena. Una gran historia en 50palabras.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Pilar. Un beso para tí también.
EliminarPoderoso relato. Impresionante cómo te las ingenias para plasmar una historia tan compleja en 50 palabras. Enhorabuena!
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Ana. He intentado al menos cargar de poder estas 50 palabras que hay que medir muy bien, pero lo primero fue, como se decía en el cole, el fondo y luego la forma. Un saludo.
ResponderEliminarEs un relato muy potente Cristina, después de leer todos los comentarios ya no tengo ninguna incógnita por resolver, pero más o menos antes de leerlos ya lo intuía.
ResponderEliminarTe mando mi enhorabuena y te doy la bienvenida a esta casa.
Malu.