El trovador
El Rey aplaudía las canciones del trovador. Las cuerdas del laúd y la melódica voz retumbaban en el castillo formando una armonía deliciosa. Pero había otra música silenciosa que nadie observó. El trovador era un ladrón de corazones. Su música se estaba llevando algo más que aplausos. Suspiraba la reina.
Qué mayor satisfacción para un artista que ver, a su vez, la satisfacción en el rostro de su auditorio. Qué más da que este sea grande o pequeño como es el caso. Me ha gustado mucho Tonigc. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarGracias!
EliminarLo primero darte la bienvenida a 50palabras Toni, una alegría leerte aquí, a mi me conocerás más por @xokotonto en twitter.
ResponderEliminarNos presentas un trovador que realiza bien su trabajo, pero que veo que ya tiene enamorada a la reina, ese final con suspiro incluido nos lo dice todo. Espero que el rey no lo descubra.
Buen relato Toni, mucha suerte.
Un abrazo.
Deja que vuele el amor...el Rey está en sus asuntos.
EliminarGracias y buena tarde!
Los méritos de este artista indudable tiene el éxito que merecen. El problema es que su realidad puede darse la vuelta en un momento y tener otras consecuencias, como que le corten la cabeza, por ejemplo.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido
Galán e inteligente...sabrá salir del atolladero.
ResponderEliminarGracias y buena tarde!!
Señor Trovador, en la cocina también suspiramos... Pásese por aquí cuando acabe en los salones, que hemos preparado merienda y hemos encerrado al bufón en la carbonera para que no se chive a la reina.
ResponderEliminarMis canciones no entienden de clases...en un suspiro estoy ahí.Gracias!!
ResponderEliminarTonigc, una historia muy bien contada y con algo de magia que me ha embelesado. Me encantó tu trovador. Sí señor, un gran micro.
ResponderEliminarToni, me alegro mucho de leerte también por aquí, bienvenido.
ResponderEliminarTu relato consigue con su musicalidad envolvernos y enamorarnos. Ya se sabe, la música llega hasta el alma y el corazón, así ha conseguido que la reina suspire por él. A veces vale la pena correr riesgos...
Buen relato.
Besos
Muchas gracias Pilar!! El trovador usa sus armas...
EliminarEl dulce embeleso del corazón se obtiene con poesías y canciones; el poder hace suya la posesión, pero el dueño es aquel al que la dama elige. Así que este truhán trovador gana la partida. No hay más que oír suspirar a la reina.
ResponderEliminarJugoso y musical. Saludos Tonigc.
Ese suspiro es la respuesta a las señales del trovador...
EliminarSaludos y gracias Manuel!
Tónigc, es un placer leerte también en 50palabras. Bienvenido. El trovador nos ha robado el corazón a todas las moradoras de este castillo, no solo a la reina. Esperamos con anhelo la próxima velada.
ResponderEliminarPrecioso micro. Un abrazo.
Gracias Carmen.un placer jugar con las letras.
EliminarUn abrazo fuerte.
Es conocido el poder de seducción del los trovadores del medievo y no me extraña. La música con la que regalaban los oídos de las damiselas era realmente embriagadora... Muchas fecilidades, Tonigc.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias María.Muy recurrente esa época para historias de amor y batallas.
EliminarUn abrazo fuerte y buenas noches.
Todos los trovadores de todas las épocas sueñan con esta escena. A muy pocos se les da.
ResponderEliminarBuen relato.
Lu
Gracias. Así son las palabras...le damos nuestra propia historia y creamos finales a medida.
EliminarBuenas noches.
Hermosa esta historia del trovador, Tonigc. Música y amor, bonita mezcla. Te felicito.
ResponderEliminarMuchas gracias. A ver si me surgen más historias para compartir.Buenas noches!
Eliminar¡Oh, este trovador rompe-corazones nos ha enamorado!
ResponderEliminarBienvenido Tonigc.
Un beso.
Malu.
Gracias Malu.Muy interesante plantear historias con un número de palabras.Me gustó.Seguiré probando.
EliminarCasi siempre hay una melodía de fondo que escapa a los oídos menos sensibles, una historia secundaria que no perciben los sentidos menos atentos.
ResponderEliminarBuen y sutil relato, Tonigc.
Enhorabuena y saludos
Hay que saber escuchar...gracias y un abrazo.
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