Ganas de hablar

Si coincido en el ascensor, hablamos de la comunidad. Si es en el paseo, quiere que la acompañe... Siempre pongo excusas. No obstante, media hora nos acarrea la insulsa conversación. Gertrudis nunca pide sal. Mi vecina es la clásica persona para perder el tiempo. Porque el oro lo lleva ella.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

22 comentarios :

  1. Hay personas para las cuales el tiempo no es que sea oro, es eterno, no cuenta para ellas, y tu vecina parece de esas. Pero de todas formas nunca viene mal hablar, conversar.
    Buen relato Carmen, creo que nos vemos el sábado, besos.

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    1. ¡Gracias Javier, sí nos vemos el sábado!
      Me encanta hablar, pero, a veces...
      Besicos

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  2. No hay equilibro, en eso de las ganas de hablar. Los hay que no dan opción a contestar nada y, otros, causan incomodidad por no pronunciar palabra, en mucho tiempo. Buen relato, Carmen.
    Un abrazo.

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    1. Las vecinas son muy recurrentes a la hora de inventar
      Gracias María José
      Besicos

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  3. Cuando uno quiere, el otro no lo desea y así el tiempo que es oro se convierte en una pizca de conversación insulsa que hay que aderezar con sal.
    Un buen 50 del que hay mucho que hablar.
    Un beso Carmen.

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    1. Je,jeje...Y no veas el oro que llevan puesto.
      Besicos Belén, nos vemos

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  4. Hay personalidades que se asocian a un nombre, como pasa en tu relato, aunque no dudo que haya Gertrudis saladas, ocurrentes y con chispa. Las que son como esta del relato, tienen también su punto. Cuecen más que enriquecen, pero hilan el tiempo, o lo deshilan, a su manera, como bien queda recogido en el micro.
    Saludos, Carmen.

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    1. Me gusta eso de cocer y enriquecer, aunque a veces, se quemen los guisos vecinales.
      Besicos

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  5. Conocí a alguien que hablaba sin parar, un puro tormento chino, y, ahora que no está, la echo mucho de menos. Decía que, igual que existen bibliotecas, tenían que construir habladotecas, para que la gente pudiera reunirse a hablar, por afición. Tal vez tuviera razón y éste sería un mundo un poquito mejor si supiéramos hablar y escuchar.
    Un beso grande, grande, anticipo del que te daré en directo.

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    1. Una buena charleta alrededor de amigos es algo que me parece mágico. Me gusta el témino "habladoteca" habrá que acuñarlo.
      Desando verte Patricia
      Besicos

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  6. La cuestión es comunicarse, ya sea hablando, escribiendo (enviando emoticonos, no valdría)...y tener tiempo también, sí señora.
    Saludos, Carmen.

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    1. El tiempo ese maldito sujeto que nos persigue con su sombra, Carles. Muchas gracias por tu comentario.
      Besicos

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  7. Las actividades de unos y otros hacen que los momentos disponibles para conversar no siempre coincidan. Recuerdo la importancia que le daban otras generaciones a los diálogos de sobremesa. Debemos encontrar tiempo para comunicarnos y tolerancia para respetar las ocupaciones de los demás.
    Buena historia, Carmen.
    Un saludo afectuoso.

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    1. Que razón tienes, las sobremesas se han perdido un poco, las prisas y la tecnología que nos acompaña las han desvirtuado.
      Muchas gracias, Vicente
      Besicos

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  8. Al existir tantos individuos diferentes como granos en el mar, estadísticamente han de darse todo tipo de peculiaridades, desde personas que no abren la boca a otras que sufren de incontinencia verbal, con una gama intermedia de lo más variado. Los extremos nunca son buenos, aunque quienes hablan de más incurren en el defecto garrafal de no escuchar, bastante tienen con oír su propio y perpetuo ronroneo. Me voy a arriesgar: apuesto a que hay algo de experiencia vivida por tu parte en este relato, tan cercano a lo cotidiano.
    Un abrazo fuerte, Carmen

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    1. je,je,je...Ángel lo cotidiano llega y se puede aprovechar para la ficción con o sin ronroneo. Ya sabes en los ascensores se habla del tiempo, en la calle del tiempo también. Así que como el tiempo es oro según dice el refrán. ¡Gracias!
      Besicos
      Nos vemos el sábado, eso espero.

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  9. NOTA: ando líada en otra exposición fotográfica. Mil perdones por contestar tarde a vuestros comentarios. Y otros mil por no visitaros desde hace algunos días.
    Poco a poco me iré poniendo en solfa...
    Gracias a todos
    Deseando que llegue el sábado para conocernos.
    Besicos a repartir.

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  10. Hay mucha gente demasiado habladora, y lo peor de todo es que muchos de ellos no tienen nada que decir. Bueno, lo peor no es eso, sino que como no sirvo para dejarlos con la palabra en la boca acabo tragándome casi siempre sus exposiciones.
    Me gusta mucho tu relato, Carmen, por ese tema tan cercano que toca, y me encanta el ingenio de la última frase.
    Un abrazo y hasta el sábado.

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    1. ¡Tengo ganas de conocerte, escritor!
      Muchas gracias por tu comentario
      Besicos y hasta el sábado, Enrique.

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  11. Todos conocemos a alguien de verborrea excesiva, de esos que no saben escuchar. A mí me acaban atrapando. Pero hay quien sabe pegar la hebra con mucha gracia y frescura. No sé tu vecina, pero el micro me ha encantado, Carmen.
    El sábado tendremos ocasión de disfrutar hablando. Besos.

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  12. Así será tocaya, nos vemos el sábado
    Me alegra que te haya gustado mi cincuenta de octubre.
    Besicos

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  13. ¡Ay Dios, Carmen! Yo conozco a unas cuantas personas que llevan todo el oro encima y a veces me da pena dejarlas con la palabra en la boca pero es que voy siempre volando...
    Genial historia de algo cotidiano.
    Un beso y hasta el sábado.
    Malu.

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