Golpe de efecto
Al contemplar el cadáver destrozado apartó su mano con un gesto de espanto. No había calculado su enorme fuerza frente a la fragilidad de ella. Horrorizado por lo que había hecho corrió a limpiarse. Estaba completamente arrepentido. No volvería a suceder... Recordó que en el último cajón había un matamoscas.
Has desarrollado paso a paso la muerte de una mosca, haciéndonos pensar que se trataba de un crimen humano.
ResponderEliminarBuen "golpe", final.
Besito virtual, Flor
Un hombre arrepentido por la muerte que ha causado, pero no tanto por el hecho de haber sustraído una vida, sino por no haberlo hecho con el instrumento adecuado para no mancharse las manos. Un relato que juega bien con el equívoco respecto a la víctima, cuya naturaleza sólo se revela al final, lo mismo que el método con el que se perpetra el acto.
ResponderEliminarUn saludo, Flor
Me he puesto en lo peor desde el principio. Has jugado hábilmente al plantear una situación a la que, a grandes rasgos, pueden encontrársele paralelismos con algunas que se desarrollan en nuestro contexto social. Así que me he preparado un desenlace trágico, y ese, no volverá a suceder, me ha producido extrañeza. El final, ha rebajado la tensión con esa pizca de humor grotesco que le da un perfil muy otro al relato.
ResponderEliminarSaludos, Flor.
Muy bueno, Flor. Que la mano ejecutora, aunque sea la misma, parezca otra, diluida en el éter. Enhorabuena y suerte. Un saludo.
ResponderEliminarEstos giros son buenos, cuando la sorpresa se apoya en lo novedoso del asunto.
ResponderEliminarGracias, Flor, por compartir esta masacre micro-micro 😉.
Salut.
Flor hasta tu última frase me has hecho creer que estaba ante un crimen pasional, pero con esa frase das un giro total y resulta que estamos ante la muerte de una mosca, como muy bien titulas gran golpe de efecto.
ResponderEliminarBuen relato Flor, un abrazo.
Creíamos que era violencia de genero. Pero en realidad es la mano de alguien actuando como insecticida. Genial. Me puedo imaginar perfectamente a la mosca espachurrada que describes tan bien en tu relato.
ResponderEliminarPerraka.
Flor, qué bien has sabido esconder a la verdadera víctima hasta el final. Genial!
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Baal, el señor de las moscas, acogerá gustoso en su seno a su querida zumbona trompetera . Buen micro Flor, al principio pensé que su mente disociada cortaría su mano y se la regalaría a la familia Addams, menos mal que se acordó de la palmeta. Besos-
ResponderEliminar¡Pobre mosca! El arrepentimiento del asesino quizás le haga recapacitar sobre el método a emplear en lo sucesivo...
ResponderEliminarUn abrazo, Flor.