Ladridos de ausencia
Bajó la basura con un temple que hacía sospechar. Abrió la tapa del contenedor y su sonrisa frívola me hizo temblar. Volvió con un andar pausado, como quien cumple una obligación. Percibí en la comisura de su mirada una ausencia placentera. El perro no ladró. Él dejó caer su correa.
O estoy muy espeso o creo que tu protagonista tira al perro, no se si muerto, al contenedor o solo la correa, porque el perro se ha escapado. Lo que si sé es que escribes de maravilla y que tu relato mola mazo. Enhorabuena. Suerte y saludos.
ResponderEliminarPues cualquier opción es buena, los relatos un poquito abiertos tienen la magia de que cada uno pueda hacer suya la historia.
EliminarMuchas gracias Jesús, ese mola mazo me encanta.
Abrazos.
«Una ausencia placentera», vaya destino cruel el de los restos de la pobre mascota. Un miembro de la familia merecería mejor suerte.
ResponderEliminarÁspero pero bien escrito, además de concientizador, Mª Belén.
Un abrazo.
Hay ausencias que provocan sonrisa en mentes un tanto crueles. Cuando la obligación supera al cariño hay terribles consecuencias.
EliminarGracias Vicente. Un abrazo
No se puede contar mejor un abandono más triste.
ResponderEliminar¡Bravo, poetisa!
Un beso.
Pablo.
Gracias Pablo por tus palabras siempre tan cariñosas. La tristeza se puede contar de mil maneras para que duela un poquito menos.
EliminarUn beso grande.
Ay, qué mal presentimiento... Desde luego es un relato de los que no te dejan indiferente y que he tenido que leer varias veces con la esperanza de contrar algún cabo que hubieras dejado suelto. Pero me temo que no.
ResponderEliminarAbrazo tembloroso.
Todo queda cerrado entre la ausencia, la correa y un contenedor que alberga al pobre perro, cuyo destino no se merecía.
EliminarGracias Patricia.
Besos sonoros.
Que fora más cruel de acabar con su mascota.
ResponderEliminarBelén muy bien contado, nos describes y haces ver la escena muy bien.
Buen relato Belén.
Besos
A veces la crueldad humana es insoportable, no hay nadie más fiel e indefensa que una mascota.
EliminarGracias Javier. Besos.
Ácido destilado corre entrelíneas por el relato y nos rechinan los tuétanos ante tanta complacencia en la ausencia de, quien bien mirado, hasta la muerte le fue fiel.
ResponderEliminarSi es tu vecino, Mª Belén, múdate!!!
Saludos.
Jajajajja... desde luego con vecinos así más vale cambiarse de barrio.
EliminarSon puro amor y fidelidad, otra cosa es según que personas...
Gracias Manuel. Un abrazo.
Muy pero que muy bueno. Por la historia que cuentas y sobre todo como la cuentas. Un narrador testigo en tercera persona, que va dando pistas para que el lector tome sus conclusiones.
ResponderEliminarTe felicito, María Belén. Estoy segura de que este mes estarás entre los ocho finalistas.
Un beso.
Muchas gracias por tus buenos deseos Asun.
EliminarEs bonito saber que vas hilando la historia conforme la lees, las múltiples lecturas siempre son de agradecer.
Un beso grande.
La ausencia de ladridos en estos "Ladridos de ausencia" es lo que diferencia a estos dos seres, siendo mucho más animal el dueño que la mascota, pues no sólo se deshace de ella, sino que lo hace sin ningún arrepentimiento y hasta parece recrearse en su propia salvajada. Mientras tanto, su amigo permanece fiel, sin ninguna protesta, incrédulo. Lo malo es que hay personas así de extrañas, capaces de cometer salvajadas semejantes y otras peores.
ResponderEliminarFelicidades por esa magia que transmites en todo lo que escribes y gracias por compartirla.
Un abrazo fuerte, Belén
Hay ausencias que gritan terribles acciones. Hay personas sin escrúpulos capaces de hacer el mal y sentirse bien, es triste.
EliminarGracias Ángel por tu comentario siempre acertado, detallado y lleno de esa magia que sale siempre de tu interior.
Un abrazo enorme.
Coincido con Javier, es una forma espantosa de deshacerse de un miembro de la familia. Desconfío de la gente que no siente empatia por unos animales tan nobles como lo son los perros.
ResponderEliminarUn saludo
Hay que desconfiar de ellos siempre, su interior está muy atormentado. La lealtad que demuestran los perros a veces es ausencia en las personas.
EliminarGracias Raquel.
Un abrazo.
La basura no siempre está dentro de las bolsas hechas para tal fin. A veces, la encontramos realizando acciones cotidianas y aparentemente inofensivas.
ResponderEliminarLa frialdad del contenido de tu estupendo relato contrasta con la calidez de la forma y es que, hija de mi vida, encuentras poesía hasta en un contenedor de basura.
Una muy buena historia de una autora con un sello inconfundible. Enhorabuena.
Un abrazo, Mª Belén.
Hay basura en el interior de estas personas desalmadas, capaces de cometer con una sonrisa el más terrible acto, además con seres llenos de ternura e indefensos.
EliminarMuchas gracias Antonio por tus generosas palabras. Siempre se puede encontrar poesía en la cosa más nimia, tú lo haces en cada texto que escribes y en cada palabra que pronuncias.
Un beso.
¡Qué K brón! Se podría haber metido él en la bolsa de basura.
ResponderEliminarDesconfía de los que odian a los perros. Como dijo el Barón de Coubertin (aunque no era suya la frase) "Cuanto más conozco al Hombre, más quiero a mi perro"
Cuando quieres ser ácida... lo consigues
Un fuerte abrazo, amiga Sagitario.
Siempre desconfiar de quien es capaz de cometer tales actos. La lealtad de un perro está más que comprobada, otra cosa sería generalizar con las personas. Por mucho que siempre se diga que todos somos iguales no lo somos, y menos mal.
EliminarNo todo ha de ser dulzura, de vez en cuando cambiar y ácida...mira, me gusta que lo hayas dicho.
Muchas gracias querido Isidro. Un beso grande.
Lo que más me ha impactado de tu micro, Belén, es que el hombre realizase la acción despreciable como algo cotidiano, "como quien cumple una obligación". Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Será que tiene su interior tan manchado de basura que cumple esa misión con total naturalidad. En esta vida hay personas y gentuza, eso marca la diferencia.
EliminarMuchas gracias María. Un beso.
Ay, que me ha dolido esa ausencia del ladrido!!! Cómo siempre me dejas con la piel de gallina, con esas imágenes tan poderosas y los sentimientos que laten vivos. Cómo disfruto leyéndote, preciosa. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAinssss.... con lo que queremos nosotras a nuestros perritos.
EliminarAlmas con sentimientos.
Muchas gracias mi preciosa tocaya Belén. Y lo que me gusta a mi, verte, leerte y darte un mega abrazo cada vez que te veo.
Mil besos bonita.
M.Belén, me ha helado la sangre tanta frialdad para deshacerse de su mascota, cuya ausencia le produce placer. Inhumano!
ResponderEliminarMuy buen micro escrito con un lenguaje poético a pesar de lo cruel de la situación que relata.
Besos
Muchas gracias Pilar.
EliminarLa frialdad, como el desapego o la indiferencia ante ciertos seres es muy penoso. Hay que vivir con el corazón siempre y con la poesía por delante.
Un beso preciosa.
No me gusta nada la ausencia de ladrido, no me gustan las personas que maltratan a los animales, no me gusta que tu protagonista destile en su mirada una ausencia placentera. Muy cobarde hay que ser para matar a un animal y tirarlo a la basura.
ResponderEliminarLo has contado con toda la dulzura y buen hacer, algo a lo que nos tienes acostumbrados y con lo que disfrutamos enormemente.
Enhorabuena, querida Mª Belén, un beso enorme.
Malu.
No nos gusta ese tipo de gente, sin escrúpulos, sin sentimientos. Cobardía y ausencia de corazón en cuerpos maltratadores. Etoy contigo en esto.
ResponderEliminarGracias por la dulzura de tus palabras y tu buen alma de persona y escritora.
Un beso gigante Malu.
Qué duro y qué bien contado, Mª Belén. El título también genial. De personas, por decir algo, como el protagonista mejor mantenerse lejos; porque ese placer por la crueldad seguro acaba salpicando al que tiene más cerca. Felicidades y un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Juana, bien lejos de esos personajillos que la crueldad se procova sonrisa.
EliminarMuchas gracias bonita. Un beso.
Por mucho que el microcuento quede un poco abierto, no cabe la menor duda de que su protagonista ‘principal’ es un canalla más de entre las miríadas que pululan por este bajo mundo cometiendo iniquidades y crueldades tanto con animales como con personas.
EliminarAsí que puede deducirse de tu historia que el simple hecho de ir a tirar la basura, puede amargarnos lo que nos quede de jornada si nos topamos con algún personaje de calaña parecida al que nos muestras.
Yo hasta ahora lo más irritante que he visto es a muchos que, por no levantar la tapa del contenedor, dejan la bolsa de basura fuera.
Un día, había más bolsas de basura dentro –vamos que tenían rodeado al pobre contenedor- que fuera del mismo, así que hice unas fotos y se las mandé a un diario local que tuvo a bien publicar alguna.
En fin, que ante algunos individuos uno no es que ame cada vez más a su perro, si es que lo tiene, es que ama más hasta a las hormigas.
Enhorabuena por el microcuento y un abrazo.
La vida es basura cuando hay gente de esta calaña, que aún se permiten sonreír tras su zafio gesto. La fidelidad de un perro es tan fuerte que es imposible que compita con la de un ser humano, aunque de todo hay es cierto, no perdamos la confianza por unos pocos que hacen tanto mal y tanto ruido.
EliminarGracias por tus palabras siempre Enrique, es un gusto leerlas y ver como desgranas cada texto que lees.
Un beso.
Terrible historia de abandono y crueldad, genialmente contada, Mª Belén. Por desgracia tan frecuente en nuestros días, aunque también es cierto que proliferan cada vez más los amantes y defensores de los animales.
ResponderEliminarMucha suerte. Un abrazo.
Lo que ocurre es que como todas las malas noticias hacen mucho ruido, pero conozco personas que adoptan animales maltratados o heridos y hacen de su vida una sonrisa.
EliminarGracias M. Jesús. Un beso.
¡Qué triste, Belén!. Cómo lo has contado sin contarlo. Me ha parecido brutal y buenísimo.
ResponderEliminarBesito virtual
Muchas gracias Maria Jesús. La lectura siempre completa lo que uno escribe...
EliminarUn beso bonita.
Criatura, últimamente, entre Bertolo y este personaje, me tienes el alma en vilo. Qué bien lo sabes hacer todo, María Belén, enhorabuena. Un beso grandote.
ResponderEliminarJajajajaj... sí, parece que estoy un poco oscura en las letras, pero mi alma está de lo más sonriente.
EliminarGracias mi Matrioska estupenda.
Besos mil.
Al tiempo que vas vistiendo a tu personaje con toda clase de odiosas prendas, vas despojando al lector de toda su capacidad de comprensión hacía él, con lo que el único sentimiento que le queda al acabar la lectura es el de desprecio. Muy poético el título, por cierto, en contraste con la dureza del texto.
ResponderEliminarGran maestría la tuya, Belén, y particular tu estilo, cosa nada enormemente difícil.
Enhorabuena y un fuerte abrazo. Hasta muy pronto.
Perdón, evidentemente se ha colado ese "nada"
EliminarGracias por tus palabras, me siento halagada por ellas.
EliminarLa poesía es un modo de expresión que crea imagenes que envuelven al lector, cuando consigues esto, la magia se hace texto.
Un beso Enrique, prontito nos vemos de nuevo.
Así que hoy te has quitado el vestido de flores y te has enfundado el abrigo de piel de Cruella de Vil, ¿eh Belén?
ResponderEliminarBueno, la verdad es que ambos atuendos te sientan estupendamente.
Beso.
Jajajjaajaj... Me encanta esto que dices, lobo con piel de cordero floreado. A veces es bueno cambiar el fondo de armario.
EliminarGracias Carles, prontito nos vemos. Un beso grande.