Mar
El beso llevaba migajas de noche, labios sabor a sueño. La veía en la penumbra de aquel cuarto de hotel que nunca visitaron. Abrió los ojos. Sintió una punzada en el corazón: las líneas de aquel rostro no se correspondían con las delicadas formas que dejaban las olas del mar.
Poético y romántico relato Andrés.
ResponderEliminarEn ocasiones los sueños nos llevan a imaginar en nuestra mente imágenes que la cruda realidad nos hace ver que no son así.
Buen relato Andrés.
Un abrazo.
Ya lo dijo mi paisano D. Francisco, "El sueño de la razón produce monstruos". Y, a veces, los sueños nos hacen caer de cabeza en abismos de pasión. ¿Nos importa? Tal vez, no.
ResponderEliminarUn abrazo, Andrés.
Me resulta un tanto enigmático ese rostro al que no logro atribuir un perfil claro. Supongo que es un rostro emergido de las penumbras del sueño, tal vez de un sueño que por un momento se hace consciente y vislumbramos a alguien que pertenece al otro lado de las sombras.
ResponderEliminarMe dejas en suspenso. Saludos, Andrés.
Muy poético y enigmático. Me quedo con que un hombre se despierta y su pareja no resulta ser la delicada, sensual y vaporosa mujer imaginada si no un rudo y hercúleo transexual. Enhorabuena y suerte. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué poética forma de narrarnos el fin de una vida!.
ResponderEliminarEs mi interpretación
Suerte, Andrés
Estoy de acuerdo con María Jesús. Es la descripción poética de un infarto y el rostro de la muerte.
ResponderEliminarYa nos descifrarás el enigma. (Espero)
Poético y enigmático. Tal vez sueña con un antiguo amor y acaba en brazos de la muerte.
ResponderEliminarYa nos aportará alguna luz, Andrés. Un abrazo.
Yo solo sé que me envuelve tu micro, Andrés, cual volutas del mar danzando en remolinos y eso me encanta. ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Andrés, con gran poesía, nos describes el beso de la muerte que recibe el protagonista que sufre un infarto. El rostro que ve es el de la muerte...
ResponderEliminarMuy bello relato.
Enhorabuenaz,
Besos
Antes que nada, muchísimas gracias, amigos, por su lectura. Realmente estoy sorprendido con la variedad de interpretaciones que se han hecho de este pequeño relato. No quisiera romper el encanto (o tal vez sí), pero, desoyendo los límites de la interpretación de Umberto Eco, creo que todas las lecturas son buenas y abren caminos narrativos. Para mí, el origen tiene el encanto de lo breve: un sueño. Un saludo y un fuerte abrazo desde México, la tierra de los sueños humeantes.
ResponderEliminarQué linda historia, Andrés. Que nunca se acaben los sueños ni el mar. Saludos.
ResponderEliminarPoética forma de describir el beso más amargo. Enhorabuena. Abrazos mil.
ResponderEliminarLos sueños con sabor a mar son tan recomendables como los paseos por la orilla de la fantasía.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Andrés.
Andrés, nos dejas poesía, belleza, sueños...
ResponderEliminar¡Qué bonito!
Un beso grande.
Malu.