Mi fénix

Será rápido. Al principio, notarás cómo los párpados se sueldan a tus ojos. Luego tu mandíbula adoptará forma de lamento y tus brazos se estirarán hasta alcanzar el suelo. Al final, cuando se quiebre tu cintura, apagaré el fuego. Y solo entonces decidiré qué figura tendrás cuando reutilice la cera.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

28 comentarios :

  1. En conjunto este relato es una maravilla. La deconstrucción de la figura se describe cuidando el lenguaje de forma extremada, de manera que la plasticidad del acto queda perfectamente dibujada en cada fase. Hablar a la segunda persona como en un diálogo directo, da una dimensión a la figura de cera de ser animado, que nos habla de los sentimientos internos del artista hacia lo creado. Vida creada que se convertirá en nueva vida. Ciclo vital sobre el que decide un alguien "todopoderoso" en última instancia.
    Reminiscencias de texto iniciático y mitológico, me dejas boquiabierto, fundido en el molde de lo sorprendente, dispuesto para que leer ya tu próximo relato.
    Saludos, Ignacio.

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    1. Con toda sinceridad, tras leer el comentario he ido al directorio de autores a empaparme de tus relatos.
      Muchísimas gracias.

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  2. Ohhhhhhh. Magnífico relato.Tiene el mismo ritmo que la cera al derretirse. Me ha encantado. Enhorabuena!!! Besos

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  3. Un gran relato del que iba a hacer un comentario pero, tras leer el de Manuel, ¿qué más puedo añadir?
    Un abrazo, artista se las letras y los trazos.
    Pablo.

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    1. Desde luego que tienes razón, Pablo.

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    2. Gracias por vuestros comentarios, de verdad.

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  4. Muy bueno tu relato, Ignacio. Menos mal que el interlocutor es un ser inanimado, si no ya se habría muerto antes de empezar la ceremonia abrasadora al escuchar semejante adelanto de lo que estaba por venir. Saludos y suerte.

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    1. Si que tiene un tonillo gore que echa para atrás, aunque aún está por determinar si sufre o no...

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  5. Ignacio describes de una manera tan gráfica como se va deshaciendo esa figura de cera que es como si nos hubieses puesto una fotografía, se ve como el fuego va consumiendo poco a poco la figura. Y ese reutilizar la cera que queda muy bien plasmado con tu título.
    Muy buen relato Ignacio, un abrazo.

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  6. Una preciosidad, rara de encontrar. Una mezcolanza de imágenes y referentes poéticos, amalgamadas por las manos de un poeta escultor. Una belleza que ha pasado del torno giróvago al horno intelectual para acabar substanciado en 50 acertadas y finas palabras.
    Gracias por compartirlo, Ignacio.
    Salut.

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  7. Nada desaparece del todo, sino que se transforma; un final que no es traumático, al contrario, más bien lo entendemos como un cambio de ciclo ilusionante, el paso hacia un nuevo comienzo. El mito del ave Fénix simbolizado en una figura de cera, que un narrador que juega a ser Dios manipula, al mismo tiempo que explica el proceso, para tranquilizar a la anterior estatuilla, pues si tenía forma humana es de suponer que también habría heredado nuestros miedos, en especial el mayor de todos: el temor a la muerte.
    Un relato elegante y lleno de profundidad. Como diseñador gráfico no tienes precio, pero como proyectista de palabras nunca te has quedado corto; sinceramente, y aprovecho para decírtelo, echo de menos que te prodigues más en este campo.
    Me alegro de que quede poco para volver a darte un abrazo, a ti y al señor cuyo verdadero nombre (que no desvelo) se oculta bajo el nombre con el que firmas. Recuerdos también a esa persona que tú sabes.
    Hasta entonces, artista

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    1. Gracias, Ángel, sabes que valoro y mucho tu comentario. Nos vemos en breve.

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  8. No sé, algo me dice que este relato esconde más de lo que cuenta... porque hablarle así a una estatua de cera, muy normal no es. ¿Qué ha hecho para que la fundas? ¿Se lo merece? Iba a echarme una siesta, pero me has dejado llena de una zozobra que no me deja abrir los ojos.
    Tendrás que dedicarme tu portada para que me reponga. ;)

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    1. Había una historia de amor despechado, o de terror semihumano, igual más profunda, anclada en su anterior título. Pero la hacía menos comprensible.
      Me he vuelto comercial...;)

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  9. Hablan las manos del creador, del artista, del que decide cómo y cuándo se produce el milagro y se desintegra el objeto.
    Enhorabuena, Ignacio, sin duda eres un hombre muy creativo.
    Un abrazo. Nos vemos.

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  10. ¡Eres Bueno y lo sabes! No creo que pueda añadir mucho más a lo que ya se ha dicho por aquí arriba, solo que me dejas con la mandíbula más desencajada que la de tu protagonista, pero de admiración.
    Encantada de leerte y con ganas de que llegue el 5 para darte la enhorabuena en persona, por ser un gran artista y sobre todo, por regalarnos tu arte.
    Beso grande.
    Malu.
    (Si vienes acompañado, encantada también de charlar con tú ya sabes quién).

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  11. Una genialidad. Un lujo leerte

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  12. Ignacio, tu microcuento me lleva directamente a la obra cumbre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein o el moderno Prometeo, la cual ideó en unas circunstancias que el director de cine González Suárez contó con gran belleza en la película Remando al viento.
    Pues, por un lado, hay alguien -¿un científico medio chiflado como exige el género?- que hace el papel de creador y otro alguien –cosa o materia- que está en proceso de sufrir ese experimento que, también como exige el género, podría acabar como el rosario de la aurora.
    No sé lo que saldrá de esa cera inerte, el protagonista del microcuento, que según nos indica el título del mismo considera a su creación un fénix de uso propio, parece estar dispuesto a hacer mil perrerías con esa cera, y sus palabras encaminadas a calmar a esa materia -de la cual no sabemos si ya ha adquirido alguna cualidad humana y, por tanto, puede sentir-, no ofrecen demasiada tranquilidad al lector escamado ya por otras muchas historias similares.
    En definitiva, tocas un tema que cada vez es más actual, pues la ciencias se encaminan hacia la creación de robots, cíborg, androides, homúnculos y no sé que más engendros que, como en muchas de las películas y novelas que tratan tal asunto, pueden suponer una amenaza seria para nuestra supervivencia. Una más, como si tuviésemos pocas.
    Lo que también es una amenaza es tu microcuento, pues dispara la imaginación y, leído hasta estás horas de la noche, puede provocar insomnio, pero bienvenido sea.
    Mis felicitaciones por tu fructuosa historia y un abrazo.

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  13. Si es que ya no puedo decir nada, Ignacio. Lo han dicho todo nuestros compañeros de 50 palabras.
    Es un placer leerte.
    Un saludo.

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  14. El ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento; el mito del Ave Fénix; la creatividad del artista... Tus palabras modelan nuestra imaginación en un micro que desborda belleza plástica.
    Precioso, Ignacio. Un abrazo.

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  15. Vaya, Ignacio, cómo me has engañado. Este artista parece que se aburre, o que la única compañía con la que cuenta son sus obras. O, mejor, que las ama como algo vivo, quizá como a un hijo. Me gusta mucho la manera en que nos guías hasta donde tú quieres, así como algunos detalles, como esa mandíbula que adquiere al derretirse forma de lamento, que lo enriquecen.
    Enhorabuena, Ignacio, por el relato y por tu fantástica carátula para el nuevo Cincuenta Palabras.
    Un abrazo

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  16. Has esculpido un relato, con hologramas escritos que van recorriendo el proceso inverso de una escultura para dejarnos en el punto de partida de un nuevo proceso creativo.
    Da igual el color del lápiz que empuñes, tus obras rezuman talento y buen hacer.
    Me ha encantado, Ignacio. Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  17. Además de estar demostrado que eres un magnífico ilustrador, nos muestras, ahora,tus dotes como escultor de palabras... ¡un Artista, con mayúsculas! Te admiro por ello, Ignacio.
    Un abrazo.

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  18. Ignacio maravilloso relato, en el que con un lenguaje poético el escultor con mucho amor va acompañando a la figura en su destrucción, paso a paso, como para que no tenga miedo, hasta que vuelva a renacer entre sus manos. El título muy acertado y expresa cariño hacia Fenix.
    Me ha parecido precioso y escrito con maestría. Enhorabuena maestro!
    Besos

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  19. El íntimo amor del artista hacia su obra, descrito con una sensibilidad fuera de serie.

    Buen relato, Ignacio.
    Saludos cordiales

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