Refugiados
Tras días a la intemperie, consiguieron subir en marcha a ese tren rumbo a una vida mejor, a resguardo de la guerra. Pero a escasos kilómetros de la frontera fueron descubiertos y enviados de vuelta. "No queda hueco para nadie más", pensaban volviendo a Madrid ese frío invierno del 38.
Muy bueno, Dani. Nos haces creer que estamos viendo lo que, por desgracia, se repite continuamente pero, casi siempre, lejos de nuestras fronteras y resulta que esos refugiados éramos nosotros en la piel de nuestros antepasados. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarDani gracias por recordarnos que antes los refugiados eramos nosotros, y nuestra mala memoria nos lo ha hecho olvidar.
ResponderEliminarBuen relato Dani, un abrazo.
Nos has puesto en nuestras propias carnes el problema de la inmigración. En esos tiempos éramos nosotros los que necesitábamos que nos acogieran. Parece que ahora, hemos olvidado esos tiempos y somos nosotros los que no queremos refugiados, y en nosotros englobo a toda Europa.
ResponderEliminarMuy bien escrito y con un mensaje certero.
Un saludo, Dani.
Pablo.
Tu relato pone en solfa una reflexión que deberíamos hacernos como país y no repetir en otros pueblos la triste historia de exilio que vivió el nuestro. Sin embargo, soy pesimista. Estos gobiernos de la era del mercado han plegado las ideas democráticas al discurso del dinero, donde solo se atiende a lo que genera beneficio, y personas y derechos se meten en el saco roto de la historia en pos del bienestar sin freno de un presente que hay que consumir con urgencia. Fuimos refugiados y, ahora, despreciamos ofrecerle refugio a los que lo necesitan. Europa ha perdido la fe, y ha vendido barato los ideales que la forjaron. hoy por hoy, vivimos una prehistórica época de la humanidad donde se vive bajo el impulso del depredador instinto económico. Cada persona un producto. Cada producto un precio, cada vez más a la baja.
ResponderEliminarCreo que está en peligro la idea del valor de la persona como sujeto y, por ende, en entredicho su valor colectivo como pueblo. La idea que nos vende el poder global, instalado ya en los gobiernos de cada país, es el de una humanidad desprovista de su raíz de persona. De ahí, tantos ejemplos de indiferencia ante el sufrimiento de los pueblos.
Nos ofreces, a mi modo de ver, un relato necesario y bien escrito.
Saludos, Dani.
Muy bueno Dani. Los humanos tenemos muy frágil memoria para nuestr propia historia. Me encanta. Enhorabuena y besos.
ResponderEliminarEs parte de nuestra historia, aunque puede ser un hecho sucedido en cualquier parte del mundo, hace años o algo que ocurre hoy mismo.
ResponderEliminarPerfectamente contado Dani, me alegra leerte.
Besos.
Malu.
Una verdadera lección de historia, la que nos aportas, Dani. Y, también, de humildad: antes de los refugiados actuales, nosotros mismos lo hemos sido... ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Un título de una sola palabra, por desgracia, de lo más actual, además de rematar las cincuenta restantes con siete últimas, hace que se nos caiga a todos la cara de vergüenza. Tu relato logra un resultado efectivo, que ojalá sirviera para que quien tuviese poder para enmendar lo que está ocurriendo te leyera, al menos le haría pensar.
ResponderEliminarUn abrazo, Dani
Sí, este relato hacen que se caigan las caras de vergüenza, pero las de los políticos. Es lo que tiene de extraordinario porque lo has escrito con la maestría y delicadeza necesarias para remover conciencias y llamar a la reflexión.
ResponderEliminarEnhorabuena, Dani.
Si el presente no se asume como el hijo de nuestro pasado, estamos perdidos.
ResponderEliminarExcelente, Dani.
Saludos.
Si pudiéramos Borrar las facciones y el color de la piel, encontraríamos debajo a cualquier hombre.
ResponderEliminarFantástico relato, Dani. Enhorabuena.
Un saludo.
Nadie conoce mejor ese clima de hostilidad y rechazo que nuestros propios refugiados y exiliados en los terribles años de nuestra guerra civil y postguerra. Has dado en el clavo haciéndonos creer que se trataba de los actuales refugiados sirios, que vagan de país en país o atrapados entre fronteras, para rematar tu relato revelando que se trata de nuestros desgraciados compatriotas, no hace tanto tiempo atrás.
ResponderEliminar¡Bravo, Dani, y mucha suerte!
La insolidaridad de los gobiernos se hace patente en el drama de los refugiados sirios, y tú la has denunciado recordándonos que muchos de nuestros antepasados se vieron obligados a emigrar para huir de la tragedia.
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena, Dani.
Muy oportuno este micro sobre refugiados. Se nos olvida demasiado a menudo nuestra propia historia y nos cuesta ver en los que ahora sufren el éxodo a los nuestros que también lo padecieron. Muy aleccionador y bien contado, Dani. Felicidades y saludos.
ResponderEliminarGracias por recordarnos nuestra historia, Dani. Quizás así algunos vean con ojos más humanos y comprensivos a los refugiados que escapan de las guerras hoy en día. Una historia muy bien relatada. Te felicito.
ResponderEliminarDani, has puesto el dedo en la llaga. Pensando que hablas de los refugiados actuales y nos sorprendes descubriendo que hablas de los refugiados españoles en el 38. Muy acertado el tema. Un pueblo núnca debe olvidar su historia...
ResponderEliminarMuy buen micro, Enhorabuena!
Besos
No se me ocurre un modo mejor de hacer comprender a algunos este asunto. Gran propuesta, Dani, comprometida además de bien contada.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo
Muchas gracias a todos y todas por los comentarios. Sinceramente, no esperaba una acogida tan positiva del relato. Como siempre, no ha sido producto de mi escasa imaginación, sino de la observación. ¡Un abrazo y nos vemos en Madrid!
ResponderEliminarMi enhorabuena por ese espejo que has puesto ante nuetros ojos.
ResponderEliminarSaludos, Dani.
Nuestro propio drama revivido ahora mismo por tantos y tantos miles de refugiados. Magnífico homenaje, Dani, a todos aquellos compatriotas que sufrieron el éxodo y la emigración obligados por la guerra. Aplausos.
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