Septiembre
Mochilas, destinos y olores nuevos, un horizonte diferente ante tus ojos.
La fila a medio componer donde los niños juegan, empujones, risas y una voz que llama al orden.
Podría ser el comienzo de curso en un colegio cualquiera o el inicio de una travesía hacia la libertad. Tú decides...
Podría ser el comienzo de curso en un colegio cualquiera o el inicio de una travesía hacia la libertad. Tú decides...
La vuelta al colegio para los niños (me acuerdo de cuando yo lo era y también he visto a los míos) solía ser agridulce. Por un lado la alegría del reencuentro con los amigos, además de los libros nuevos. Por otro, el fin de las vacaciones y la obligación diaria. Quizá no se den cuenta ahora, pero seguro que con el tiempo comprenderán eso de "el saber os hará libres". Un relato afortunado con dos partes bien diferenciadas. En una se describe el primer día de clase, con una mirada exterior pero desde un punto de vista infantil; mientras que en las dos últimas líneas se pone de relieve el sentido y la importancia de la educación.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Gracias Ángel por tu valoración. Un momento importante en la vida sin duda. Un abrazo grande.
EliminarCarmen, nos dejas un final abierto para que nosotros decidamos, me dejaría llevar por el comienzo de curso en un colegio, pero recordando tus anteriores 50palabras yo me inclinaría por una fila de refugiados dispuestos a embarcar para como tu muy bien dices iniciar una travesía hacia la libertad.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato Carmen.
Besos.
Ambas situaciones pueden ser importantes y difíciles a la vez. Abramos la mente hacia lo bueno de ambos casos. Un abrazo enorme y mil gracias.
EliminarUna mochila, un objeto común de una gran carga simbólica. Su contenido nos prepara para afrontar al mundo con algo más que nuestros cuerpos y, al mismo tiempo, su limitado tamaño nos entrena para eligir las cosas imprescindibles sobre las menos importantes.
ResponderEliminarMuy bueno, Carmen.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias Vicente por tu comentario tan acertado. El simbolismos siempre presente en nuestras vidas de cincuenta palabras, esta vez en forma de mochila donde guardar instantes de vida. Un beso
EliminarCarmen, me encanta cómo lo cuentas y esa última parte de optimismo y búsqueda de la libertad.
ResponderEliminarMuy chulo.
Un beso.
Pablo.
Gracias Pablo, en ambos casos se busca la libertad, con la educación y una nueva vida que comienza. Un abrazo grande.
EliminarCon unos cuantos sencillos elementos en tu paleta, nos muestras ambas posibilidades con gran sensibilidad. Elegiremos nosotros, entonces. Enhorabuena y suerte. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús. Me alegra que te gusten mis breves letras llenas de vida y futuro. Vuestra es la elección. Un abrazo
EliminarUn tono precioso el de tu relato, Carmen. Es verdad que, al final, sólo nosotros mismos somos responsables de nuestro destino. Me parece un texto excelente para ser publicado hoy, día de las escritoras. Así de requetebién escriben las de 50 Palabras.
ResponderEliminarAinsssssss. Gracias infinitas por tu bonito comentario Patricia. Es para mí una alegría estar entre gente tan grande. Aprendo cada día de personas maravillosas cómo tú. Un abrazo grande.
EliminarDejas en el aire una pregunta que no se si el lector puede responder. Creo que desde esta posición no se pueden tomar decisiones. Es un relato provocativo y muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos de los dos.
Gracias José María. Me alegra que te haya gustado y me alegra haber logrado poneros en la encrucijada de elegir. La vida, al fin y al cabo, está llena de elecciones, nunca mejor dicho Jejejeje. Un abrazo grande.
EliminarEse sentimiento grandioso que es comenzar o emprender una nueva empresa queda patente en el relato y se torna palpable la posibilidad de elegir con libertad. No es poca la suerte que tenemos la de poder decidir nuestros caminos; como lo es disfrutar de este texto tan sabroso. Saludos, Carmen.
ResponderEliminarGracias Manuel. Es un placer tener la libertad de compartir con vosotros cada mes unas líneas. Saludos.
EliminarHola Carmen, me gusta el relato que es en el fondo una elección para cada persona sobre que tipo de relato se quiere. Una un retorno al colegio, otra, la huida a la libertad de posibles refugiados. Ambas un mundo nuevo (y ni tan nuevo) que traerá enseñanzas y experiencias, quizás tampoco tan nuevas.
ResponderEliminarUn gran beso Carmen y mucha suerte.
Abrazos Jean y gracias siempre por tus comentarios cercanos. Me alegra haber conseguido que reflexionemos todos sobre las igualdades y diferencias en momentos tan lejanos cómo son la vuelta cole y el drama de los refugiados. Besos mil.
EliminarCarmen, me encantan las dos posibilidades. La del comienzo de curso se enmarca en la importancia de la educación. La de los refugiados en la búsqueda de un mundo más humano. En ambos casos el camino a seguir tiene como meta la libertad.
ResponderEliminarPrecioso micro. Besos.
Gracias Carmen. La decisión es difícil, tanto como la de ellos en distintos momentos de la vida. Elegir estudios, elegir la vida. Vivir es eso y más, elegir... Besos enormes para tí.
EliminarCon 3 años, antes, no nos mandaban al colegio, pero yo quería ir, a toda costa. Me cogía un periódico debajo del brazo, porque sabía que algo había que llevar, y me dirigía hacia allí(provocando las risas de todos los miembros de mi familia). No llegaba a mi destino, obviamente. Cuando ya tenía edad escolar, ya no iba tan encantada... Gracias, Carmen, por traerme esta evocación personal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a tí por compartir tan bonito recuerdo. Un abrazo grande de niña.
EliminarNiños, comienzos, libertad, travesía ¿con mar al fondo...? Siempre una puerta abierta a la esperanza, a la libertad. Lo bordas, querida Carmen.
ResponderEliminarUn beso grande.
Malu.
Gracias Malu. Los niños siempre deberían tener esperanza. Un beso grande.
EliminarLo que en realidad presentas en tu microcuento son las dos caras del mundo, y lo haces desde la perspectiva de los más débiles: los niños.
ResponderEliminarPor un lado, están esos niños que, dentro de las diferencias –a veces tan sangrantes e injustas- que definen a todas las sociedades, pueden volver al colegio con cierta normalidad; por otro, están esos niños que, debido a la miseria extrema, y en el peor de los casos a las guerras, no sólo no pueden volver al colegio, sino que tienen que huir de sus países.
Nosotros decidimos, desde luego, y nuestra decisión debería ser que hacer sufrir a un niño es la mayor de las canalladas, y que quienes anteponen sus intereses –sean estos del tipo que sean- por encima de eso son unos monstruos.
En un mundo normal, ese septiembre sería uno en el que todos los niños regresarían a sus escuelas después de haber disfrutado de unas buenas vacaciones, para estar con sus amigos y seguir aprendiendo, por desgracia, no es así ni de lejos.
Mi reconocimiento y enhorabuena, Carmen, por esa sensibilidad y amor que muestras en muchos de tus microcuentos hacia los más pequeños. Un abrazo.
Gracias Enrique por tu excelentes comentarios siempre. Siento una sensibilidad especial por los niños, me duele el sufrimiento de los pequeños. Es mi manera de recordar que ellos son especiales y merecen un final feliz. Un beso grande.
EliminarPues elijo darte la enhorabuena por colocarme la imaginación en una fila guardando el orden entre la esperanza y la ilusión.
ResponderEliminarUn relato muy chulo, Carmen.
Un abrazo.
Gracias Antonio. Me alegra que te guste. Un abrazo.
EliminarOjalá alguien me hubiera dicho eso el primer día de cada curso en el colegio. Definitivamente, lo habría visto con otros ojos.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un saludo.
Muchas gracias Ana. Me alegra que te guste. Una mirada diferente antes nuestros ojos. Besitos
EliminarCarmen, nos muestras con tu micro lo que puede significar una fila de niños incapaces de mantenerse quietos y guardar el orden, según el lugar donde se produzca. Ambas son importantes para su futuro, ya sea su educación o el camino a la libertad. La diferencia estará en el contenido de sus pequeñas mochilas.
ResponderEliminarMe ha encantado! Enhorabuena amiga!
Besos
Gracias Pilar. Lo importante es que sea siempre un final feliz. Un beso grande.
EliminarMe ha encantado el doble sentido de tu relato, y el final abierto dándole protagonismo al lector.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Asun. Me alegra que te guste. Muchos besos.
EliminarEl aprendizaje también nos lleva hacia la libertad, o sea que me quedo un poco con las dos opciones. Muy original tu propuesta de que elijamos el final, Carmen. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Juana. Me alegra que te hay gustado. Es muy cierto lo que dices, aprender nos hace libres también. Un beso.
EliminarUna estupenda manera de presentarnos la verdadera importancia de las cosas, podemos dejar que pasen sin más o aprovecharlas para ser libres el resto de nuestras vidas. Me parece un micro muy original por su planteamiento. Felicidades, Carmen, un beso grande.
ResponderEliminarMuchas gracias Matrioska. Ojalá todos tuviéramos la oportunidad de elegir libremente. Besitos
EliminarMe quedo con las dos posibilidades, Carmen, siempre que la segunda tenga buen final, esto es, que haga que esos niños en poco tiempo vivan la primera como algo habitual.
ResponderEliminarMuy bueno. Como todo lo que haces, lleno de sensibilidad, buen hacer y excelentes intenciones.
Un abrazo
Gracias siempre por tus palabras Enrique. Pensemos siempre en finales felices, así, tal vez logremos entre todos que se haga realidad. Un abrazo grande.
EliminarEn cualquier caso, una aventura llena de sorpresas e incertidumbres, a veces alegrías, a veces llantos. Me quedo con la esperanza del encuentro de un mundo libre y feliz.
ResponderEliminarAbrazos, Carmen. Ya siento que no nos acompañes en la quedada. :/
Un relato en forma de misiva a un destinatario desconocido, pero en todo caso, con un mensaje de esperanza, que ya es buena cosa en los tiempos que corren.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.