Temporada baja
Pablo se sonrojó al decir que tenía vómitos y mareos, pero Miguel, el pequeñín, bordó lo del dolor de articulaciones y fiebre. Eché otro vistazo al coche, cargado y estorbando, mientras la pediatra los reconocía despacio y Marta apretaba contra su regazo el sobre con los billetes y las reservas.
Jopé, Enrique, qué bueno lo tuyo. Parece que esos padres responsables quieren aprovecharse de alguna extemporánea oferta. Más vale no pensar en la excusa que pondrían en sus trabajos, seguramente dando por muerto, por tercera o cuarta vez, a algún familiar al que enterrar a seiscientos kilómetros. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús. Si te digo la verdad, al escribirlo di por hecho que los padres tenían vacaciones en otoño, como ocurre en algunos sectores, aunque tu observación abre un amplio e interesante campo para dar más longitud y trama al relato.
EliminarUn abrazo
Si es que no hay como viajar en temporada baja, todo más barato, menos gente, pero...están los colegios y otras circunstancias y hay que buscar excusas. Pero esos niños actores (cuyos nombres me recuerdan a alguien...) sabrán hacer una gran actuación (o escribir una excusa de 50 palabras para el cole, que saben).
ResponderEliminarEnrique al leerte me ha recordado algunas películas españolas de los años 60-70 con Jose Luis Lopez Vazquez, Gracita Morales y compañía, una típica imagen de cine.
Buen relato Enrique, me ha gustado.
Un abrazo, que pronto nos lo daremos en persona.
Me gusta que te haya recordado ese tipo de películas, en las que la picaresca, esa cualidad tan arraigada en nuestra cultura, casi siempre acaba apareciendo. Espero que a esta familia le salga todo bien y que la experiencia no sirva para que los hijos pierdan la fe en la honestidad y otros buenos valores. No me parece mala idea, pues, que escriban esa excusa que dices. Podían leérnosla en la quedada.
EliminarUn abrazo, Javier, y hasta dentro de nada.
Esto es un homenaje a los amigos y lo demás tonterías. ¡Qué bien te ha quedado! Fenomenales el mareado, el pequeñín y la pediatra. ¿Marta puede ser una chica guapetona que no va a venir a la quedada?
ResponderEliminarUn avance abrazador.
Más que un homenaje quería hacer un guiño a esos dos amigos, con los que charlo más de lo aconsejable si hago caso a lo que mi santa madre me decía sobre las malas compañías. Pero luego ha aparecido una pediatra que podría ser Asun, cosa que estoy temiendo porque parece que es muy estricta, y capaz por lo tanto de frustrar tan buen plan. Y como nos descuidemos también aparecerá Carles para retirar el coche con la grúa, completando así el cuarteto beodo. Inma, la guapetona, no aparece porque jamás se mezclaría en un asunto tan feo. En la quedada sí, por supuesto, pero quizá en otra ocasión.
EliminarMuchas gracias, Patricia. Otro embracing trailer
Se palpa la tensión de un momento forzado. El hilo fino que teje la narración se sostiene en un par de verbos para desvelar el trasfondo de una escena cotidiana que cobra visos de "fraude familiar circunstancial", disculpable y hasta entrañable.
ResponderEliminarHay una fibra narrativa especial y sui géneris que recorre tus relatos dándole una dimensión de arquetipo a lo que en principio parece la narración de una escena común, convirtiéndola en un delicado escalpelo que evidencia las grandezas y miserias de la condición humana en el día a día del afán por vivir.
Excelente, creo que es la mejor calificación para una añada. Para tus relatos, habremos de buscar entre todos una nueva denominación que les haga justicia.
Complejo,sabroso, con ricos matices olfativos y retrogusto en el paladar de la lectura.
Un abrazo, Enrique.
No sé ni que responderte, Manuel. Para mí, el concepto de escribir excelentemente está muchísimo más cerca de lo que tú haces que de lo mío. Y me refiero tanto a tus relatos como a tus comentarios, ambas cosas de un nivel muy alto, tanto en forma como en contenido. Baste para ilustrar lo que digo este que me haces. Aunque me alegro mucho de haberlo provocado, así como de ver que asuntos banales como el que trato puedan tener reconocimiento.
EliminarMuchas gracias por tu gran generosidad.
Un abrazo
Ya pasé bastante vergüenza, no solo con los vómitos inventados, sino con mi tamaño al llevarme a una pediatra, como para que lo hagas público aquí. Y no sé si merecieron la pena nuestras vacaciones a costa de las quemaduras en la espalda de Miguel para provocarle la fiebre.
ResponderEliminarBueno, te ha faltado contar el soborno a la pediatra, que no se tragó el rollo y que, sumando con el dinero de los billetes y reservas, al final todo nos ha salido más caro que en temporada alta.
Pero es que cuando se te mete una cosa en la cabeza cualquiera te para.
Las próximas vacaciones que sean en Madrid y en fin de semana, que ya no tengo más excusas para el cole y me miran con mala cara.
Un abrazo, padrino.
Por cierto, felicidades por tus cuarenta, aunque ofreces más joven.
EliminarUn abrazo, amigo.
Pues sí que fue un completo despropósito, jajjaja. Por no hablar de cómo os portasteis en el avión, bebiendo whisky y metiéndoos con las azafatas. Espero que en Madrid seáis más buenecitos, porque vamos a estar con gente de lo más formal, ;-).
EliminarMuchas gracias por el modo en que has encajado esta pequeña broma, amigo.
Me alegro de que hayáis desistido de ir uno de los dos en maxi-cosi el día 5 en el ave, :).
Un fuerte abrazo y muchas gracias por la felicitación. Mi trabajo me ha costado pero ahí están, jaja.
Qué bien relatas en pocas palabras Enrique. Creo que deberías animarte y escribir "más largo" argumentos e ideas no te faltan.
ResponderEliminarComo escritor siempre estás en temporada alta.
Mucha suerte
Besicos
Muchas gracias, Carmen. Lo mismo puedo decir de ti. Al igual que casi todos nosotros de vez en cuando escribo algo más largo, aunque nunca paso de unos pocos folios. Si es cierto que enseguida notas que estás haciendo una tarea muy diferente, pero no por ello mejor o más difícil. Creo que es el tiempo lo que te hace elegir un formato u otro, y en mi caso así lo llevo mejor. Además me lo paso muy bien con todo lo que supone esto de intercambiar relatos y comentarios con amigos.
EliminarBesicos para ti también, y hasta dentro de un rato.
Por los comentarios anteriores me entero que cada personaje es un amigo real de Cincuenta.
ResponderEliminarSin esta información me habría parecido un cuento bien narrado con sorpresa final
Saludos, Enrique
Lo de los nombres no tiene ninguna trascendencia en la historia. Solo ha sido una pequeña broma.
EliminarMuchas gracias por tu amable opinión, María Jesús.
Me ha parecido entender que vas a la microquedada. Espero que sea así.
Saludos
Enrique, Felicidades por esos 40 Micromochones!
ResponderEliminarHe reconocido en tus personajes a parte de los beodos y me he imaginado a Pablo y a Miguel en la pediatra haciendo semejante papelón... qué risa!Jajaja!
Lo que hay que hacer para viajar en temporada baja!
Muy buen micro. Enhorabuena!
Besos
Muchas gracias por todo, Pilar, incluida tu felicitación. La escena del centro de salud fue para verla, desde luego. Pablo y Miguel aún guardan en la mesita de noche el palito con el que la pediatra les miró la garganta. Unos angelitos.
EliminarAbrazos
Una historia emotiva, llena de la complicidad que caracteriza a los miembros de una buena familia. El tiempo sigue su curso y las oportunidades no vuelven, así como los momentos más preciados. ¡Todo sea por la aventura!
ResponderEliminarEstupendo, Enrique. Un micro que a más de uno le hará revisar sus viejos álbumes fotográficos.
Un abrazo.
Vicente
Muchas gracias, Vicente. La experiencia que cuento no es ni mucho menos constructiva, sobre todo por la enseñanza de ella que los niños puedan sacar, pero sí que es cierto que, como apuntas, tiene su aspecto positivo y hasta entrañable, en cuanto la situación genera cierta complicidad que une a los miembros de esa familia en pos de un objetivo común.
EliminarMe alegro de que lo veas de ese modo y de que además te haya gustado.
Un abrazo!!
Mentiras piadosas para contravenir las normas establecidas, pero la economía a veces, demasiadas, es la que manda y obliga a incurrir en actuaciones de dudoso proceder. El título, tan sencillo, como esclarecedor, forma parte indispensable del relato. Qué envidiable habilidad la tuya para extraer de lo cotidiano escenas que van más allá del mero detalle, con las que es imposible no sentirse identificado. Por si fuera poco, con cameo incluido de un par de conocidos y queridos compinches.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Enrique
Muchas gracias, Ángel. Creo que empecé a concebir este relato como una simple travesura, si bien su puesta en práctica en la realidad constituiría un hecho, como bien dices, de dudoso proceder. Me alegra tu observación sobre la importancia del título. Es algo que me resulta difícil lograr, incluso ni lo tengo en cuenta a veces, y que sin duda es importante. En cuanto a lo que dices de envidiable... Precisamente tú!
EliminarBueno, amigo Ángel, ya falta menos para vernos. Seguramente al final pasará como la vez anterior, que supo a poco, lo que sí está claro es que merecerá la pena con creces.
Un fuerte abrazo hasta entonces.
Bueno, bueno, bueno, parece una escena de lo más corriente en un día de diario de una familia normal, pero esta historia va más allá y tú nos conduces magistralmente hasta que desciframos qué es lo que estás tramando.
ResponderEliminarGenial, Enrique, lo bordas.
Por cierto, el 5 te cuento unas cuantas anécdotas de cuando voy con mis hijas al pediatra...
Besos mil.
Malu.
A mí me encantaría escucharlas, y contarte mis anécdotas vistas desde el otro lado de la mesa de la consulta...
EliminarPero esta vez tampoco voy a poder ir, ya tenía un viaje planificado para ese fin de semana con unos amigos. A ver si la siguiente...tengo ganas de conoceros personalmente a todos.
Un beso, Malu.
¡Ay, Asun, qué penita! Yo tengo también muchas ganas de ponerle voz y cara a tus micros, para la próxima seguro que sí puede ser, si no me escapo yo antes a Sevilla...
EliminarPues te diré que una de mis mejores amigas es médico de familia y no te puedes imaginar la de historias que nos contamos...
Un besazo.
Estaré encantado de que me cuentes todo lo que quieras, Malu. Qué ilusionante es esto de vernos todos otra vez. Como le digo a Ángel, se nos va a pasar el día volando, pero bueno, al menos esta vez durará más.
EliminarMe alegro de que hayas disfrutado con el relato, la escena o lo que sea; algo sin pretensiones en cualquier caso.
Mil y un beso!!
No me lo puedo creer, Enrique. Poner a esos dos "niños" a fingir enfermedades. Y todo por viajar en días lectivos, aprovechando las ofertas.
ResponderEliminarLuego te quejarás cuando se echen a perder, te confieso que los vi un día en la puerta de un un bar de Sevilla con otro beodo que venía de visita y me paré a hacerme una foto con ellos. Después nos tomamos unos vinillos, pero eso que quede entre nosotros (no está bien visto que la pediatra se vaya de juerga con los pacientes).
Esta vez pase, pero la próxima me lleváis con vosotros o llamo al colegio, que el director ya tiene la mosca detrás de la oreja.
Eres genial, me he reído mucho. Un beso, padrino.
Eso está hecho, Asun. Y por los niños no te preocupes mucho, porque van sacando los cursos. No es que sean de matrícula ni mucho menos (ya comprobarías que saben más de fútbol que de historia), pero lo poco que atienden en clase, las pocas veces que van, se les queda. Si aprueban todo en la primera evaluación les hemos prometido llevarlos a la nieve a mediados de enero, así que vete preparando, ;-).
EliminarQué pena que no puedas venir a Madrid. Seguro que surge alguna ocasión en que nos podamos tomar unos vinillos aunque sea, sin que se entere nadie, por supuesto.
Muchas gracias por todo, ahijada preferida, y un fuerte abrazo. Me alegro de haberte hecho reír.
Es envidiable cómo, con sólo la descripción de una escena muy simple y un título esclarecedor puedes darnos tal riqueza de contenido y por si fuera poco, te permites el lujo de incluir en la historia/juego a varios compañeros y aún más, hacernos cómplices de ello.
ResponderEliminarEres un escritor genial, Enrique.
Enhorabuena y un abrazo.
Agradezco mucho tus palabras, Georges. Me estimulan a seguir intentando cosas, y más viniendo de alguien que escribe tan bien como tú. En cualquier caso tu generosidad es enorme, pues si lo de escritor me viene grande, del adjetivo que lo acompaña para que hablar.
EliminarEncantado de que podamos compartir letras.
Un abrazo
Jajaja, parece que tu micro sí está basado en hechos reales... ¡Aquí todo se sabe! Muy bien hilvanada la anécdota en tu relato y con un título muy apropiado. Te felicito, Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡No te creas nada, María José! Jajjaja Como en el relato de Beto, aquí también todo es puro teatro. El caso es divertirnos un poco.
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Vaya, vaya...Lo que parecía una escena familiar de visita médica, resulta que se trata de un subterfugio para ir de vacaciones con los amiguetes. Pues, bien hecho, que hay que disfrutar de la vida y de los amigos, que son cuatro días.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Sabias palabras, María Jesús. Más que nada es que ahora están en esa edad en la que todavía van a gusto con los padres. Pero también es que nos salía todo muy bien de precio, de esas veces que dices que te gastas más quedándote en casa, :).
EliminarUn abrazo y hasta pronto
Me encanta tu micro!!! Esa tensión del momento, la astucia y el descaro de los pequeños para fingir. Enhorabuena me sacó una sonrisa la escena. Besitos
ResponderEliminarMe alegro mucho, Carmen. Todo eso que dices haber visto era mi intención al escribirlo, aunque nunca estás seguro de haberlo logrado.
EliminarMuchas gracias y besos también para ti.
De entrada diré que yo soy de temporada baja, durante la temporada alta y media, sobre todo durante la primera, suelo quedarme en mi ciudad, tan feliz.
ResponderEliminarAsí que comprendo y eximo de toda culpa a esa familia que ha decidido aprovechar, supongo, una buena oferta, además, seguro que han tenido que hacer encaje de bolillos toda la familia para, al final, poder cumplir ese sueño de unos días de vacaciones.
Si esos padres trabajan, habrán tenido que juntar días, que luchar con sus respectivos jefes para que les den de una vez esa semana de vacaciones que les prometieron, o desplegar cualquier otra estrategia nada fácil para que ese pequeño sueño se cumpliese.
Y luego me los imagino aleccionando a los niños, con Miguel parece que la cosa ha tenido que ser más fácil, pues se le ve con más tablas para el teatro, pero a Pablo lo veo resistiéndose, asegurándoles a sus padres que la va a pifiar, que no va a ser capaz de simular algo que no le ocurre.
En fin, espero que consigan su objetivo, que la pediatra dé el visto bueno y salgan todos raudos a disfrutar de esos días de asueto en cualquier lugar de la geografía.
Aparte de eso, y por los comentarios que he visto, parece que hay una segunda lectura del microcuento sólo para iniciados. ¿Algo que ver con Ser beodo no es un crimen?
Mi enhorabuena, Enrique, por tus cuarenta microcuentos en esta página y por tu buen hacer. Un abrazo.
Si tus comentarios son generosos hay que decir que tus lecturas no se quedan atrás. Aprecio mucho el modo en que has desmenuzado cada uno de los aspectos de la historia y la posición que has adoptado ante la misma. Lo cierto es que con lo poco que se puede decir en cincuenta palabras, se quedan abiertas siempre algunas puertas por las que ampliar o continuar la misma, o en las que suponer los motivos y circunstancias que han conducido hasta el momento tratado en ella, y hasta enriquecer más el retrato de cada personaje.
EliminarEn cuanto a esa posible segunda lectura, solo puedo decir que no existe como tal, si no es la alternativa simpática de imaginar a estos dos niños, ya criados, en dicho papel.
Muchas gracias por todo, Enrique
Un abrazo
Me encantan estos micros, modo de "recortes" de la vida cotidiana. Ese juego de niños, ajenos a lo que ocurre pero que se empeñan en su mundo de ojos inocentes me encanta. Gracias, Enrique, por compartirlo.
ResponderEliminarSalut.
Muchas gracias a ti, Dipandra, por estar ahí y por tus siempre agradables comentarios. Me encanta además la definición que haces de este tipo de historias.
EliminarUn abrazo
Sacando a la luz las historias que vivimos a diario, Enrique. Buen micro. Te felicito.
ResponderEliminarHay muchas historias tan sencillas como cercanas esperando a ser contadas. Me alegro de que te haya gustado esta.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Alma
Así que esta familia ha decidido fingir ante el pediatra para saltarse las clases y aprovechar una oferta de vacaciones en temporada baja. Muy humano proceder. Esta pequeña actuación familiar está muy conseguida. Vamos, que nos han convencido. Además, los conocemos y les deseamos lo mejor.
ResponderEliminarMagnífico micro, Enrique. Un abrazo virtual. El de verdad, dentro de poco.
En este caso eso de que el fin justifica los medios no parece muy aplicable. Esta familia parece haber tomado buena nota de la actitud más generalizada últimamente entre ciertos sectores de la sociedad. Espero que no la adopten para sí mismos como modo de vida. De todos modos, me consta que estos amigos nuestros solo hacen fechorías de palabra.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Carmen.
Otro abrazo virtual para ti. Pronto vendrá el verdadero.
Tirando de imaginación, como es habitual en ti, te ha quedado un homenaje de lo más redondo y entrañable. Nada mejor que la temporada baja para escaparse con la gente que uno quiere. Enhorabuena por esta magnífica composición y por plantarme esta sonrisilla mientras escribo estas líneas.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique. Hasta pronto.
A mí la temporada baja siempre me ha gustado en todos los sentidos, pero rara vez he podido aprovecharla. Quizá por eso se me ha ocurrido esta historia. Vete a saber. Lo cierto es que mi único objetivo con ella era el de sacar alguna sonrisilla como esa que dices que se te ha plantado.
EliminarMuchas gracias por todo, Antonio, y un abrazo.
Hasta muy pronto!
La familia Trapisonda bien merece unas vacaciones, claro que sí. En un primer momento, iba a decirles a tus protagonista que estuvieran tranquilos, que no se lo diré a nadie, pero sería una pena que este relato quedara inadvertido, así que diré a los cuatro vientos que es estupendo.
ResponderEliminarAbrazo, Enrique.
Jajjaja, desde luego que de esta familia podríamos decir también que es la monda, como también que muy española, viendo lo bien que encaja su actitud con nuestra idiosincrasia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carles. Me alegra mucho tu opinión.
Un fuerte abrazo y hasta el sábado.
Desde luego dicen que los españoles somos los amos de la picaresca y tu eres el amo de 50 palabras. Un micro divertido, que deja una sonrisa y hace pensar en la de veces que hemos o hemos querido hacer esa escapada fuera de la temporada alta.
ResponderEliminarUna familia con mucha complicidad, mucho cuento y unos billetes con destino a disfrutar low-cost.
Genial siempre Enrique. Un beso.
Generoso tu comentario en halagos, pero además ingenioso por la parte que tiene de meditación sobre la lectura. M
ResponderEliminarMuchas gracias por todo y aprovecho para felicitarte por estar en la final, muy merecidamente, y para desearte mucha suerte en ella.
Un fuerte abrazo. Nos vemos dentro de unas horas!!