Un gran vacío en el Czartoryski
Por fin estás a mi lado, ya nunca te dejaré. Eres solamente para mí. Los días y las noches serán exclusivamente para nosotros.
Siento el dolor que pueda causar a tus admiradores; pero sólo serán unos años. Cuando yo muera, volverás con ellos, mi bellísima y adorada dama del armiño.
Creo que nuestro ladrón, si no lo pillan antes, es bastante realista. Dice que, a su muerte, podrá volver, su botín, a su ¿legítimo? lugar. Lo contrario sería antinatura. Una vez probadas semejantes mieles, casi es imposible prescindir voluntariamnete de ellas. Suerte y saludos.
ResponderEliminarSantiago nos cuentas la historia de un presunto ladrón de obras de arte que ha logrado robar "La Dama del Armiño" de Leonardo da Vinci, y que se encuentra en el museo polaco Czartorski, de donde es su principal obra. Por lo menos queda la esperanza que cuando el ladrón muera la devolverá y podremos seguir gozando los demas de dicha obra.
ResponderEliminarNos cuentas esta historia como si fuese una historia de amor.
Buen relato Santiago, un abrazo.
No me extraña que alguien pudiera sublimar sus sentimientos ante la extraordinaria belleza y equilibrio de esta obra. Sobre todo si es alguien desequilibrado emocionalmente como parece el interesante personaje de tu relato.
ResponderEliminarPuede que la realidad sea otra muy distinta y perfile un mercado negro de obras de arte que acaban en la mansión acorazada de las grandes fortunas, pero tu aporte enriquece con ficción la plana realidad del egoísmo humano. Y de eso se trata, creo, cuando creamos, de traspasar los límites del desencanto que nos impone la frialdad de los hechos.
Un tema muy interesante, al igual que la perspectiva que nos ofreces sobre el mismo. Saludos, Santiago.
La puntada al corazón que nos deja una obra de arte. Sublimación en el más alto grado.
ResponderEliminarUn relato inquietante y bello.
Algunos cuadros tienen la rara virtud de ejercer una seducción peculiar. Tu protagonista la lleva al extremo, al querer contemplar esa obra él solo, privando a los demás del mismo derecho, creando "un gran vacío", sin tener en cuenta que el arte tiene vocación universal. Al menos, dentro de lo malo, piensa devolverla al mundo cuando él muera. Al leer tu relato me he dado cuenta del privilegio que he tenido, pues en su momento tuve ocasión de contemplar este cuadro en una exposición en Madrid, y este verano en su sede en Polonia.
ResponderEliminarUn relato sobre la obsesión o, también, el amor imposible.
Un saludo, Santiago
El Síndrome de Stendhal y sus consecuencias.
ResponderEliminarMuy bueno, Santiago.
Saludos.
Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios. Espero que no roben el cuadro por ahora, me vería en un grave compromiso. Un saludo.
ResponderEliminarMuestras con suma habilidad el egoísmo del amante del arte, que desea ser el único en gozarlo. Sólo la muerte podrá permitir que la obra vuelva al pueblo. ¡Menos mal que no es un faraón, no se lleva sus tesoros a la tumba... Te felicito, Santiago.
ResponderEliminarUn abrazo.
Santiago, nos muestras que el protagonista va a robar, llevado por su fascinación el cuadro de La Dama del armiño. Al principio parece una historia de amor enfermiza, para al final desvelar que se trata de la obra de arte.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos
Más que amor, es obsesión. Este ladrón es capaz de robar en el mismísimo Czartoryski el cuadro de La dama del armiño...
ResponderEliminarMuy bien contado, enhorabuena Santiago, un beso.
Malu.
Pues, créeme, entiendo perfectamente a tu obnubilado admirador, yo también tendría en mi casa a la dama inmortalizada por tan irrepetible maestro de maestros. :) Me ha parecido un micro muy bueno. Un saludo, Santiago.
ResponderEliminarMuy bien contado, Santiago, con esa última palabra, bien guardada, que da todo su sentido a las 49 anteriores.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos