Vértigo creciente
Como si de un globo aerostático se tratara, se eleva hacia su cenit. No tiene límites. Ingrávido asciende contemplando la superficie terrestre, cometas, estrellas... El vacío del espacio se acrecienta. Comprende que no parará nunca. Que no llegará nunca. ¿Quién dijo que la vida fuera fácil? Ni siquiera la eterna.
Gabriel intuyo al leerte que nos cuentas el último viaje de alguien que ha dejado esta vida, más que todo por tu final "eterna". Ojalá supiéramos que hay después,pero en ocasiones no sabemos ni lo que va a ocurrir mañana.
ResponderEliminarBuen relato Gabriel.
Un abrazo.
Muchas gracias, Javier. Desde luego... Hay que disfrutar el día a día.
EliminarUn abrazo.
Coincido con Javier, pero yo pensaba que lo del descanso eterno era otra cosa. Para un rato vale, pero estar flotando, por ahí, para los restos parece un poco chungo. Además, el que quiera experimentar eso ya tiene sustancias ad hoc. Sin bromas, muy bueno, Gabriel. Sierte y saludos.
ResponderEliminarJe je je... Si hay algo, esperemos que no sea así. Mientras tanto, intentaremos vivir la que no es eterna lo mejor que podamos...
EliminarMuchas gracias, Jesús.
Un abrazo.
Ah, muy bien cierre. ¡Qué fatiga de vida eterna!
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Ja ja ja... Muchas gracias, Carles. Ya tenemos bastante con ésta como para agobiarnos con la eterna también, ¿no?
EliminarUn abrazo.
Eso compañero. Gabriel, si la vida eterna es estar flotando como un globo, terminaremos por desear que no sea eterna. Y volver a nacer de nuevo, en otra vida mucho más interesante. Me ha gustado. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Mucho más interesante la reencarnación, que las cosas eternas agobian un poco, ¿no? (je je je).
EliminarUn abrazo.
Esa onda expansiva que refleja el relato nos sume en la incertidumbre de la inmensidad. Mientras mayor es el elemento con el que nos comparamos, más pequeños e insignificantes somos.
ResponderEliminarUn interrogante inmenso para un cincuenta palabras estupendo.Saludos, Gabriel.
Desde luego que somos insignificantes si nos comparamos con la inmensidad. Por suerte nadie lo es si se compara con su propio universo.
EliminarMe ha encantado tu comentario, Manuel.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Eso te pasa por ser tan bueno, Gabriel, y salir disparado al cielo. Aquí abajo estamos más entretenidos y, aunque haga calor, compensa. Anímate y vente al infierno.
ResponderEliminarHazme un hueco, Patricia, que voy para allá! Ja ja ja...
EliminarUn beso.
Si es que el sueño de la vida eterna se abraza con mucha ligereza, tanta como la de ese globo. ¿Quién nos dice que una vez alcanzada, si es que hemos sido buenos, nos vaya a gustar?
ResponderEliminarUn buen relato que encierra un importante reflexión. Enhorabuena.
Un saludo.
Desde luego, Antonio. No sabemos si hay algo y, si lo hay, si nos va a gustar... Así que mejor ceñirnos a vivir esta vida lo mejor que podamos, intentando que, quienes nos rodean (directa o indirectamente), también la vivan de la mejor forma posible.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
E ingrávida me quedo leyendo tu 50, una maravilla en el espacio de las letras. La eternidad está en tus escritos Gabriel.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Guau...!! Ingrávido me dejas tú a mí con tu comentario, Mª Belén... Letras eternas, las tuyas.
EliminarUn beso enorme.
Es lógico que ese viaje hacia el destino final se ejecute sin prisa. Las premuras vienen como consecuencia de la falta de tiempo, algo que no sucede cuando éste es eterno, aunque me temo que también debe de resultar aburrido, eso sí que produce vértigo.
ResponderEliminarUn abrazo, Gabriel
Si lo eterno es aburrido, vaya tostonazo... :-)
EliminarMientras tanto, como he dicho en otros comentarios por ahí arriba, vamos a intentar vivir el día a día lo mejor que podamos.
Un abrazo, maestro.
"Etéreo" micro el tuyo, Gabriel. Me ha gustado, como me gusta ver los éxitos que vas cosechando en tantos concursos... ¡por algo será! Te felicito por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muchas gracias, María José!
EliminarLos éxitos, algunas veces vienen y, sobre todo, se van... ;-)
Un abrazo.
¡Ay, yo pensaba que descansaría en la vida eterna! Avísanos al llegar porque esto es para pensárselo...
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Imagino lo que tiene que ser despertar de un descanso eterno (incongruencia enorme esta que digo...) cuando tienes mal despertar como yo... (je je je)
EliminarMuchas gracias, Malu.
Un beso.
Etérea me siento tras leer tu micro. Aportas una visión muy novedosa de la vida eterna, ya no es reposo esperado. Nos tendremos que ir haciendo a la idea...
ResponderEliminarMuy original tu micro, Gabriel. Un abrazo.
Esperemos que si hay algo, no sea como he contado en este micro...
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario, Carmen.
Un abrazo.
¡Qué mal rollo! Si en eso consiste la vida eterna, menudo fiasco. Felicidades, Gabriel, has conseguido que comparta ese vértigo con tu protagonista. Un saludo.
ResponderEliminarJa ja ja... Desde luego Matrioska...
EliminarMuchísimas gracias y un abrazo.
Desde luego, el vértigo de tu relato transciende y se prende al lector, que se queda un tanto mareado. Inquietante y bueno, porque consigue transmitir lo que narra. Un saludo.
ResponderEliminarGabriel, con tu micro nos das una nueva visión de la "Eternidad". Parece que el viaje que es la vida tiene su continuidad después de la muerte, y este viaje parece infinito, la eterna búsqueda...
ResponderEliminarNo se entonces porqué lo llaman descanso eterno...
Buen micro.
Besos
Vaya, Gabriel, tu relato me ha hecho sentir una sensación muy agradable, y eso para mí tiene mucho mérito. Me parece una situación muy bien contada y resuelta de una manera simpática y brillante.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo
Ante la eternidad, la ley de la gravedad no tiene nada que hacer.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo lo cuentas.
Un abrazo.
Muy buen relato, porque nadie sabe cómo es la vida eterna pero todos contamos algo sobre ella.
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