Arácea
El Pino Tea de la librería fingía llamear, en la última repisa desplegaba sus hojas un poto. La arácea arrojó sus ramas por el entarimado, se detuvo a los pies de su dueña. Trepó por su cuerpo atrapándola. La asfixia instantánea no permitió lucha. Replegó sus brotes y se adormeció.
Unas plantas asesinas en una biblioteca, un cóctel misterioso. Y fíjate que no le veo yo pinta de asesina a la arácea.
ResponderEliminarBuen y original relato LZY, un abrazo.
¿No estarás describiendo las ramas de El bosque de las palabras, el último libro de los cincuentistas? Mi ejemplar parece que toma vida en mi anaquel, por eso lo digo. Enhorabuena, LZY.
ResponderEliminarUn abrazo.
Excelente cincuenta, LZY. Me ha hecho recordar la película The Little Shop of Horrors (La pequeña tienda de los horrores) y a la planta carnívora que allí aparece.
ResponderEliminarSaludos.
LZY, me parece que la dueña de la biblioteca no daba un buen trato a sus plantas y ellas han llevado a cabo su venganza.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Con el tiempo, las plantas acabarán reconquistando todo lo que era suyo, incluso el trozo de suelo en que ahora estamos nosotros.
ResponderEliminarUn buen micro.
Saludos, LZY
Estas plantas tuvieron tantas letras y conocimientos a su alcance, el mejor de los nutrientes, que llegaron a la conclusión de que debían eliminar a esa especie invasora y dañina. Y esto sólo es el principio.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por los comentarios.
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