Crueldad gratuita
John Pappalardo, caporegime de la familia Calascibetta, murió acribillado en el restaurante Little Palermo. Enfureció a los suyos no la muerte en sí de Pappalardo, que todos esperaban, sino la crueldad gratuita del asesino, que no permitió que su camarada terminara de saborear un delicioso plato de sarde alla siciliana.
Hasta las historias más truculentas y las prácticas sin reglas tienen detalles que deben respetarse. Todo tiene un límite. Un relato simpático con un título apropiado.
ResponderEliminarUn saludo, Juan Pedro
Los entiendo. Lo primero es lo primero y donde estén unas buenas sardinas, aunque sea a la siciliana, que se pare todo para poder disfrutarlas como se merece el futuro interfecto. Buen relato, Juan Pedro. Saludos y suerte.
ResponderEliminarJuan Pedro, la mafia es la mafia, siempre hay unos códigos que hay que respetar y este es uno de ellos. Imperdonable...
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Juan Pedro como dice Pilar la mafia tiene sus códigos y este asesino no ha sabido respetarlos.
ResponderEliminarBuen relato Juan Pedro, un abrazo.
A mí me harían un favor si me mataran antes de comerme un plato de sardinas, aunque sean sicilianas.
ResponderEliminarDivertido micro.
Saludos, Juan Pedro
jajaja.
ResponderEliminarCompletamente cruel ese asesino.
La mafia siciliana, supongo que trasplantada a USA, pasada por el tamiz del humor, algo que ya se ha tratado en el cine en películas -que recuerde así, a bote pronto-, como El honor de los Prizzi, o Una terapia peligrosa.
ResponderEliminarA este Pappalardo, cuyo apellido me recuerda al cantante de la voz rota, parece que lo que mejor se le daba era la gastronomía, la degustación, y debía de ser todo un hacha paladeando platos típicos de su tierra y otras exquisiteces, y claro, cargárselo en tal coyuntura es un crimen por partida doble.
Tal crueldad, aparte de gratuita, parece intolerable, como rezaba el título de otra película, y me imagino una venganza en toda regla, con espaguetis saltando de los platos debido a la balacera y pescaítos esparcidos por el suelo.
Concluyendo, que el humor siempre es necesario y que incluso los temas más negros y cruentos pueden aliviarse bastante vistos desde su óptica.
Saludos, Juan Pedro.
Excelente relato. Me encanta la mezcla entre la cruda realidad de la crueldad de la mafia, versus el contraste hilarante de lo importante que es disfrutar de un placer como el de la buena comida.
ResponderEliminar¡Estos mafiosos como son! Ya sabes, cosas de la mafia, lo que va siendo la cosa nostra.
ResponderEliminarUn abrazo. Buen micro.
Juan Pedro, me arrancas una sonrisa!
ResponderEliminarEl relato parece poner en un segundo plano el asesinato, para darle un punto de humor al tema: qué es una muerte frente a un plato italiano? Jajaja
Es algo mítico que los mafiosos son grandes comensales. Lo has contado de manera muy simpática. Enhorabuena, Juan Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen micro, tan bueno como el mejor de los platos. Es bien sabido que la venganza es un plato que se sirve frío, no se si esa "sarde alla siciliana" estarían demasiado calientes.
ResponderEliminarUn saludo, Juan Pedro.
Si es que no puede ser, estamos perdiendo hasta el decoro ;-)
ResponderEliminarUn saludo, Juan Pedro
Además de en el gatillo, has puesto el dedo en la llaga al reflejar estupendamente la preferencia de la mafia a sus usos y costumbres que a la propia vida humana.
ResponderEliminarMe ha gustado la acidez de tu relato, Juan Pedro.
Un saludo.
Humor en medio de la truculencía; la crueldad de no permitir que saboree tan exqisito manjar, la transgresión del código de la mafia...
ResponderEliminarMe ha encantado, Juan Pedro. Un abrazo.
Claro, es que la mafia es así...
ResponderEliminarDivertido micro, con enjundia por todo lo que la mafia esconde.
Un beso Juan Pedro.
Malu.
Como consuelo, la familia podría pensar que así al menos no tuvo que pagar la cuenta.
ResponderEliminarSimpático relato, Juan Pedro, negro tanto por su tema como por su sentido del humor.
Un abrazo