Demasiado lejos
Te echo de menos. El día gira como la rueda de un molino movido por el agua de tu recuerdo. De repente ha pasado un tiempo sin pensar en ti y tu recuerdo retorna con la renovada dureza de los remordimientos.
¡Qué estúpido! Me quejaba porque vivías lejos. ¡Pero vivías!
¡Qué estúpido! Me quejaba porque vivías lejos. ¡Pero vivías!
Muchas veces preferimos no tener con nosotros a quien amamos pero saberlo feliz. Lo duro es ver que ya, sencillamente, no está.
ResponderEliminarPrecioso, Javier.
Javier lo primero darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarEs mejor echar de menos por la distancia más o menos lejana, pero es más duro echar de menos por la ausencia definitiva.
Buen relato Javier.
Un abrazo.
La distancia pueden ser motivo de dolor, pero contiene la esperanza de que la situación pueda revertirse. La ausencia definitiva es motivo de impotencia, causa de un vacío definitivo.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido, Javier
Los recuerdos son un barco que navega en aguas procelosas. Tan prontamente dulces, como de improviso, tornan agrios.
ResponderEliminarA tu protagonista le hubiera ido bien la frase de una canción de Gloria Estefan que reza :"lo que me des dámelo en vida, cuando muera no me llores."
Vano es acariciar el tiempo perdido. Creo que tu relato subraya este apartado de la vida con especial delicadeza y sensibilidad. Me gusta mucho la comparación que del día con la rueda del molino. No están reñidas, no, la poesía y la narración.
Bienvenidos, Javier, tú y tus recuerdos a cincuenta. Saludos.
Javier, me remueve el recuerdo tu relato...
ResponderEliminarLo comparto.
Cuando las personas nos vamos, no siempre dejamos libres de remordimiento a nuestros seres queridos.
En fin, trabajo personal para tu protagonista...
Dicen que la distancia es el olvido..., pero mientras haya esa distancia existe la posibilidad del reencuentro. Tu personaje, aun castigándose, consigue aferrarse al recuerdo. Algo es algo. Suerte y un saludo, Javier.
ResponderEliminarJavier, bienvenido a la familia.
ResponderEliminarHay que saber valorar lo que se tiene y no lamentarse después cuando ya es demasiado tarde.
Lo has contado muy bien.
Besos
Mientras hay vida, hay esperanza; la muerte sólo trae la desesperanza.
ResponderEliminarTriste.
Saludos
Es mejor no quejarse de las distancias en el amor; es mejor no quejarse en general. Lo mejor es saber disfrutar de lo que tienes en cada momento de la vida. Porque después pasa lo que le ocurrió al protagonista de tu micro, Javier, que la muerte se lleva al ser querido demasiado lejos y tú no has disfrutado de él a tiempo por estarte quejando. Me gustó tu micro. Felicidades.
ResponderEliminarBienvenido a 50 Palabras, Javier. Me ha gustado la lección que aprende el protagonista -la de disfrutar del amor sean cuales fueren las circunstancias- y la prosa poética con la acertada imagen del molino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buen estreno, Javier, bienvenido a Cincuenta Palabras.
ResponderEliminarTe felicito por el micro, refleja perfectamente el sentimiento de vacío, pena y tristeza.
Malu.
Bello relato, Javier. Muchas veces preferimos pensar que, aquella persona que vivía lejos, no está realmente muerta. A mi me pasa con una amiga de la que me cuesta admitir que nunca volveré a escuchar su voz por el teléfono.
ResponderEliminarUn abrazo.