Doble o nada
Ayer me encontré con mi otro yo. La doble paradoja situada en un estado cuántico idéntico provocó que aniquiláramos a uno de los dos.
Poco después, era medianoche, desapareció mi sombra.
Ya en casa, froté cuidadosamente los rastros de sangre, pero nadie me respondió al otro lado del espejo. Nada...
Poco después, era medianoche, desapareció mi sombra.
Ya en casa, froté cuidadosamente los rastros de sangre, pero nadie me respondió al otro lado del espejo. Nada...
Los relatos de doppelgängers son muy interesantes. Es una lástima que uno de los «gemelos» haya tenido que sucumbir, víctima de la decoherencia.
ResponderEliminarMuy bueno, Pepe.
Un abrazo doble. Ja, ja ,ja.
Para un aficionado a la ciencia como yo, es un placer aprender con tus comentarios Vicente. A pesar de la brevedad eres capaz de llevarme a la Wikipedia un par de veces. por eso el doble abrazo tiene un gran sentido, jaja.
EliminarCuando se tiene otro yo, hay que saber convivir con él. En mi caso, yo me encargó de trabajar, hacer las labores domésticas, leer, escribir, mientras que mi otro yo se pasa el día viendo la tele mientras bebe cerveza y, ocasionalmente, muy ocasionalmente, recoge los aplausos cuando recibimos un premio.
ResponderEliminarFuera de bromas, un buen relato, Pepe.
Saludos
El problema, amigo Plácido, lo veo en la probabilidad de coincidir en el mismo espacio tiempo (la decoherencia que apuntaba Vicente), a no ser que uno sea la ilusión o el deseo del otro. Gracias por el comentario.
EliminarSaludos.
Es difícil tener el valor de eliminar al otro yo, ya que quieras o no siempre eliminas parte de ti, como muy bien titulas "doble o nada" incluso te puedes quedar en nada.
ResponderEliminarBuen relato Pepe, un abrazo.
Es cierto Javier, alguna vez leí que el suicidio es la incapacidad para matar a otra persona, en realidad el suicida aniquila a su propio yo. Esta sería más bien una versión de una ejecución cuántica. Un abrazo.
EliminarYo este micro lo veo como una perfecta amalgama entre la ciencia ficción y el relato gótico con ese doble, esa medianoche, esa sombra, esa sangre y ese espejo que podría estar colgado en una lúgrube estancia de cualquier fantasmagótico castillo. Muy bueno, pepe. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMuy acertado Jesús, y ese castillo fantasmagótico del que hablas es una imagen increíble. La medianoche es una hora bruja en la que se puede viajar en un instante del pasado al futuro, pura ciencia ficción. Saludos.
EliminarBuscaremos en algún átomo de la mátrix; algo debe quedar de Pepe 😉.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Salut.
En la próxima reencarnación espero convertirme en un asteroide, pero mientras tanto me podéis encontrar en una casita de montaña. Un placer dipandra. Salut.
EliminarMe encantan las paradojas cuánticas. Al fin y al cabo, vienen a revelar - simplificando muchísimo el asunto - que nuestras contradicciones personales tienen una base física y que nada de lo que sucede en el universo en rededor nuestro es gratuito. Tan importante es la partícula con carga como la que no. Lo es tanto la materia como la antimateria... esto es lo que me vengo a explicar yo.
ResponderEliminarDe ahí, detraigo la importancia de establecer el equilibrio personal en base a apoyarse en los contrarios. Quien no contiene contrapesos, muere, bien de felicidad, o mal, contrapesado en la adversidad de su contrario.
No hay nada nuevo en esto, sino mucha investigación cuántica, pues Hamlett ya lo enunció en su famoso ser o no ser. Filosofía cuántica ya en el siglo XVII.
Así que esa sombra perdida, ese otro yo en el espejo es una anulación en toda regla, pues quien pierde su mitad, se pierde a sí, pues desmediado, el ser no es, y vaya usted a saber si vagará por los siglos de los siglos hasta encontrarse de nuevo consigo - y con mucha suerte - en un acelerador de partículas.
Un punto de vista, el suyo, señor Illarguía, que le hace honor a la verdadera microficción, pues no es solo el ingenio de inventar lo que interesa, sino más, la sustancia que conlleva lo inventado.
Espero no haberle mareado demasiado con la deriva descuantificada de mi comentario, pero yendo al grano, que me ha encantado, Pepe.
Y un abrazo.
Decía Borges que la historia humana se podía resumir con la imagen de tan solo 60 ancianos tomados de la mano de unos recién nacidos, cada uno de ellos alcanzando la edad de 100 años. Y en esos 6000 años todavía seguimos respirando el mismo átomo que respiró Sócrates, si es que no estamos respirando al mismo Platón, o si nos ponemos escatológicos la última comida de Shakespeare en forma de ventosidad. Es el ser o no estar, la ventaja de tener en español una doble acepción del to be flemático.
EliminarEste es un relato de microficción, con el que podría resolverse una novela de viajes en el tiempo que tengo casi finalizada.
Como siempre tus comentarios son bienvenidos, y en absoluto mareantes, gracias Manuel.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo bien sugiere ese título implaca le, tomar como absoluta la expresión "doble (o completo) o nada", en el sentido de eliminar una parte que pensamos duplicada, al creerla superflua, constituye un gran error. Lo que resta tras el expolio es como un barco varado, que finalmente pierde su equilibrio y desaparece sin remedio y por incompleto. Las paradojas en el tiempo son un aspecto hipotético interesante, tratado por la Ciencia Ficción. Algo recurrente en estos viajes es la conveniencia de no tocar nada, pues podrían producirse variaciones imprevisibles, nada positivas. Las consecuencias que comienza a vislumbrar tu protagonista son prueba de ello, de que hay cosas con las que no se debería jugar. Me ha recordado alguna novela de Asimov y alguna película.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe
Quise decir "implacable", siento no estar fino con las erratas.
EliminarÁngel, tenemos una pléyade de genios en la ciencia ficción, Asimov, Bradbury, Crichton, Silverberg, Pratchett y tantos otros, que uno en realidad no sabe si, con mi novela Ten, de viajes en el tiempo, aportaré un grano de arena, o si por el contrario será tan solo un proyecto.
EliminarSagan para su novela Contacto solicitó auxilio del científico Kip Thorne, experto en agujeros, los negros y los de gusano.
Así que si alguno quiere colaborar, sería un placer.
Abrazos.
Pepe, si no lo interpreto mal, creo que el protagonista intentando librarse de su otro yo, acaba consigo mismo. Si su sombra ha desparecido y no se refleja en el espejo, es que está muerto.
ResponderEliminarEnigmático relato.
Besos
Además el título ya lo indica "Doble o nada" o los dos o ninguno...
EliminarMuy bien elegido por cierto.
Besos
Pilar, todas las interpretaciones son posibles en un micro abierto. Cómo sabe el propio gato de Schrödinger si está vivo o muerto, o es tan solo una ficción.
EliminarEl título es como una apuesta macabra de una ruleta rusa.
Jajaja, lo que uno desea es reconocimiento y como tu personaje se carga a su otro yo y a su sombra... ¿ante quién presumir? Muy bueno, Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa es la magia de las palabras, que van por ahí provocando imágenes, las ideas surgen inmediatamente después, aunque tal vez sean las propias ideas que van generando imágenes, y a su vez empujan a las palabras a salir.
ResponderEliminarEl mundo de la escritura predispone a creer en la magia. Un abrazo María José.
¡Ohhh! Yo intentando demostrar que el tiempo es víctima de la mala relación existente entre el exceso de velocidad de las saetas de un reloj de arena y el escaso espacio de una noche cuajada de estrellas y resulta que la física es mucho más complicada y cuántica que esta difícil convivencia. Y encima me entero (por el comentario de Vicente) de que mi doble es un fantasma, -algo intuía ya, de todas maneras- y de que Schrödinger es primo hermano de Pandora y ambos, los proveedores de cajas del Sombrerero Loco.
ResponderEliminarResumiendo, Pepe, que tu relato ha dejado una buen número de conexiones neuronales en mi cerebro, un agujero negro en mi estómago y varias páginas abiertas de consulta en mi navegador.
Yo apuesto mi mano derecha (y no, no soy zurda) a que tu libro de ciencia ficción no nos dejará indiferentes. Y si te quedas a oscuras en tu casita de campo, sin necesidad de viajar en el tiempo, acércate por aquí que ya han encendido las luces de Navidad. Brindaremos por tus éxitos.
Siempre tan ocurrente, da gusto encontrar almas gemelas. Siempre habrá, si se va la luz el candel de las estrellas, que por estos lares serranos no faltan. Feliz Navidad Marbrezo, que Alex nos deja huérfanos mediocincuentados. Alzo la copa en un brindis por todos los éxitos que nos esperan, sobre todo a tí.
ResponderEliminarTrasladando esa situación que planteas a un contexto más cotidiano, espero no ser el único que alguna vez ha pensado qué tal se llevaría con su propia réplica. Aunque tal vez la respuesta esté en las palabras de Machado cuando decía conversar con el hombre que siempre lo acompañaba. El enfoque científico-fantástico de tu relato produce hondas sensaciones que, con la suficiente empatía, tocan el terror. Muy buena propuesta.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe
Hay un deporte, juego, ciencia, arte, llamado ajedrez, en el que uno se enfrenta eternamente a su otro yo, o a su equivalente sombra, también se produce una disociación parecida en la interpretación del actor.
ResponderEliminarEn ambos casos se puede matar de manera incruenta al otro, al fantasma que nos acompaña. Gracias Enrique por sumarte desde la perspectiva terrorífica, aunque no deja de tener su punto de humor.
Pepe, lo bueno de tu microcuento es que abre muchas puertas para posibles interpretaciones, y cada cual hará las suyas desde sus experiencias y conocimientos.
ResponderEliminarA mí me ha traído tal cantidad de posibilidades y de referencias, que ahora mismo estoy casi tarumba y sin saber por dónde empezar.
Lo haré por las letras, que es por donde me muevo con algo más de soltura, lo cual no evita que tropiece de vez en cuando y me la pegue.
Lo primero que me ha venido a la mente ha sido la novela de Dostoievski, El doble, que trata del desdoblamiento de la personalidad, un tema que, desde luego, no era nuevo en literatura.
Luego he recordado una novela titulada La maravillosa historia de Peter Schlemihl, de Adelbert von Chamizo, en la que tal personaje decide vender su sombra.
¡Y cómo olvidarse de la famosa novela de Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde!
Pero es que encima, en tu microcuento, nadie responde al otro lado del espejo, y me he imaginado a la pobre Alicia abandonada a su suerte en algún mundo siniestro.
Y, para más inri, va Vicente y suelta el palabro ese de doppelgängers, y no me ha quedado más remedio que recurrir a Google y allí me he topado, no con la iglesia, sino con el novelista alemán Jean Paul, y con el mismísimo Allan Poe.
Por no mentar a Rimbaud, que lo voy a mentar, que dijo aquello de “Yo es otro”.
Y si ya salgo aturdido de las letras, al llegar a las ciencias me quedo patidifuso con los gemelos, los clones, la materia y la antimateria, los mundos cuánticos y los multiversos, por enumerar algunas cositas que me han venido a la cabeza y de las que tengo cuatro nociones básicas.
En fin, Pepe, aquí te dejo todas esas teselas a ver si con ellas puedes hacer un mosaico aunque la figura que aparezca en él sea abstracta.
Por mi parte, no sé si me libraré de alguna pesadilla esta noche tras tanta perplejidad y misterio. ¿Y pensar que alguno de mis dobles se lo estará pasando pipa en algún universo paralelo.
Mis felicitaciones y un abrazo, y perdón por la retahíla.
Enrique, muchas gracias por el esfuerzo, enorme, que supone comentar de esa manera tan atractiva.
ResponderEliminarDebo decirte que esa doble visión científico y literaria, en las cuales a veces navegamos con rumbo incierto tiene sus compensaciones cuando encuentras retazos que se asemejan a la realidad, aunque esta, como dice el poeta conquense Diego Jesús Jiménez "no es nada si no puede soñarse".
Hablando de dobles, tienes un par de ejemplos históricos notables, Gaumata se hizo pasar por Esmerdis, hermano de Cambises, y Pugachev por Pedro III, encabezando una rebelión contra Catalina.
De sombras sabe mucho Peter Pan. El espejo, que nada dice, puede representar la incapacidad para predecir el futuro, ya que era uno de los numerosos objetos que usaban los visionarios (Nostradamus).
Jean Paul, al igual que la historia de Chamisso, E.T.A. Hoffmann, y el manuscrito de Jean Potocky nos han dejado una gran cantidad de cuentos fantásticos en una época romántica por derecho propio.
En cuanto a la ciencia que te voy a contar: en mi novela futurista TEN, a la que le faltan algunos retoques, intento darle explicación satisfactoria a alguna paradoja.
Como muestra el Baghavad Gita (2'69): La noche por la que camina la multitud es de día para el Iluminado.
Un abrazo.
Vaya que interesante tema y conversación hay entre Pepe, Enrique y Vicente... Solo me queda, mencionar en ese caso, a Gurdjieff y su teoría de los muchos yoes que nos dominan. Aunque no se encuentren externamente, sino en nuestro interior, por ahí Alexander David-Neels creo da la clave para poder exteriorizarlos.
EliminarUn saludo admirado a los tres.
Gracias por incorporarte a la tertulia literaria de "Can Cincuenta", del que forman parte algo más de Quatre Gats.
EliminarEn el tema del tantrismo hay tantos autores que no viene mal un poco de clarividencia expositiva: Gurdjieff y su Cuarto Camino, la vida de aventura de Alexandra David Neel, la Blavatsky. Como reza el Maestro Eckhart "¡Oh bien más allá del ser!"
Muy bueno Pepe, ahora me queda una duda enorme, el que sobrevivió, era el de nuestro mundo o del otro?
ResponderEliminarSaludos!!!
En la realidad de mi novela, se hace coincidir al villano con su otro yo (diez años más joven) para que desaparezcan ambos, como una forma expeditiva de ejecución sumarial. Pero no te voy a contar el principio porque si no ya sabes que no hay mayordomo.
EliminarUn abrazo.