El trastero
Después de ordenar la cabeza, decidió limpiar el trastero sin saber lo que desordenadamente acumuló en el cuarto de Diógenes. Paró frente a la puerta bloqueada, aunque al final nuevamente desistió.
No era la resistencia de la oxidada cerradura. Nunca quiso darse cuenta de que introducía la llave al revés.
No era la resistencia de la oxidada cerradura. Nunca quiso darse cuenta de que introducía la llave al revés.
Nos hablas de un tema del que, tristemente, no resulta fácil salir ya que, el afectado, no suele ser consciente de que su forma de actuar no es buena para él ni para los que lo rodean. Vivimos en una sociedad donde la propaganda y el consumismo nos llevan a creer que necesitamos todo y de todo. Está claro que no es cierto. Nuestros abuelos no tenían ni la milésima parte de lo que, en demasiadas ocasiones, nos sobra a nosotros y salieron adelante. Suerte, Lyon. Un saludo.
ResponderEliminarLyon lo primero si no me equivoco es darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarCreo que más que introducir la llave al revés en la cerradura es que nunca quiso voluntariamente arreglar ese trastero, y eso que dice que había ordenado su cabeza, pero tal vez no lo suficiente, o por eso, por haber ordenado su cabeza no quiere reconocer lo que oculta ese trastero.
Buen relato Lyon, un abrazo.
Lyon, me gusta tu relato.
ResponderEliminarPoner en orden nuestra cabeza (lo de dentro), termina derivando en querer ordenar "lo de fuera". Ahora, estar preparado para enfrentarse al pasado..., en otro nivel.
Bienvenido. Saludos, Ana.
El trastero como símbolo del pasado al que no queremos volver por algún motivo, un almacén en el que despreocupadamente hemos ido depositando tantas cosas que no nos atrevemos con ellas. Tu protagonista se ha ordenado a sí mismo, ha hecho borrón y cuenta nueva y no tiene ninguna intención de mirar atrás, acción que se simboliza muy bien en ese cuarto, cuya limpieza periódica habitualmente se pospone. Yo una vez ordené uno, con no poco esfuerzo, y me pareció, como a tu protagonista, un viaje al pasado.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido
Las puertas que deben permanecer cerradas ojalá que nunca las abramos. Saludos de bienvenida.
ResponderEliminarLyon, bienvenida a la familia.
ResponderEliminarHa puesto en orden su cabeza tras haber padecido un desorden, pero parece que no se siente preparado para enfrentarse a su pasado.
Muy bien contado. Buen estreno.
Besos
Me temo que la cabeza no le ha quedado demasiado bien ordenada. Curioso micro.
ResponderEliminarSaludos
Un trastero a rebosar, una vida completa de acumulación absurda...el síndrome de Diógenes tan complicado de curar.. Me ha gustado, Lyon, y bienvenido!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese cuarto seguirá tan desordenado como el resto del trastero, ya que es el propio enfermo el que no tiene conciencia de su trastorno. Me ha gustado mucho tu estreno, Lyon. Saludos y bienvenido.
ResponderEliminarUna buena metáfora, Lyon.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido.
Hay puertas que son tan difiles de abrir. Supongo que el trastero es una metáfora del pasado que se va acumulando.Muy sugerente el relato.
ResponderEliminarUn saludo lyon
Está bien ordenar la cabeza, pero también es muy importante resolver lo que nos atormentó en el pasado. Quizá esa llave es introducida del revés por alguna razón y ahí es donde está la clave.
ResponderEliminarMuy buen estreno Lyon, enhorabuena.
Un beso.
Malu.
No hay más ciego que el que no quiere ver. Esa es su decisión: dejar la puerta cerrada, por enésima vez me parece. No estaba preparado. La duda y la justificación ante su intento flotan sobre todo el relato. Una historia llena de matices. Bienvenido Lyon.
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