Esperanza
Revisa el buzón a sabiendas de que lo hallará vacío. Estoica, lleva aguardando una promesa desde que vestía su piel el esplendor que la juventud otorga. Como cada mañana, Soledad, al examinar el frío y yermo receptáculo, reprime el llanto aferrándose a una esperanza que todos, salvo ella, saben estéril.
Joder, prima, pero que bien escribes. El título es el más apropiado y la historia de esa esperanza, tan bien contada, de las que se te mete en el corazón.
ResponderEliminarMira que tengo mucho tiempo para conectar, pero es que este no he podido evitarlo.
Me ha encantado.
Un beso. Bueno, uno no, muchos.
Pablo.
¡Hala, has dicho una palabrota! :D Ya comentamos que andábamos un poco pelados de tiempo, así que te agradezco en el alma que estés siempre ahí, primo. Puñados de besos para ti que, aunque lo de primos sea una broma nuestra, lo cierto es que te siento ya como de la familia. Fue un gustazo tenerte tan cerquita.
EliminarQué bien escrito, Matrioska. Me encanta. Además la temática sobre espera de cartas siempre me ha seducido. La esperanza casi personificada. Le das la categoría que se merece. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, María José, me hace mucha ilusión que te guste. Un abrazo fuerte.
EliminarYo no me atrevo a decir joder, como Pablo, pero sí lo de qué bien escrito, de María José. Y acláranos: ¿esto que has parido es poesía, prosa, prosía o qué? Enhorabuena, Matrioska. Un saludo y suerte.
ResponderEliminar:) Siempre agradezco vuestros generosos comentarios, pero si enciman van cargados de ese fantástico sentido del humor… Un saludo, Jesús.
Eliminar¡Qué buena eres, joía! Juego de nombres, fuegos (artificiales) de adjetivos y, luego, diseño de moda; y todo en el mismo espectáculo, así, sin más, sin trampa ni cartón y con mucho arte.
ResponderEliminarDame las señas de Soledad, por favor, que le voy a escribir y le voy a contar con quien se tiene que juntar.
¡Grande, Matrioska!
Un beso
Jajaja, tú sí que eres buena, Margarita, te has coscado hasta de esa maniobra, ya que tanto da Soledad y esperanza, como Esperanza y soledad. :) Muchas gracias y un besazo, coraçao.
EliminarSoledad espera noticias... de quién? Quién la tiene esperando una vida?
ResponderEliminarTodos saben que no la va escribir, salvo ella...
Muy lindo, Matrioska... muy lindo.
Una vida de soledad por creer y mantener la esperanza. Muchas gracias, Ana. Un besico.
EliminarMatrioska, qué belleza y que tristeza contienen estas 50palabras. El título,"Esperanza",resume los sentimientos de la protagonista. Su nombre, "Soledad", es como se siente. Has jugado con ambos para hacer un relato lleno de sensibilidad.
ResponderEliminarExcelente relato. Enhorahuena.
Guardo en mi corazón el sentimiento de emoción que tuve al conoceros. Fue un día especialmente grande, como tú.
Besos muy muy apretados.
Me alegra saber que ese doble sentido entre esperanza y soledad os ha llegado, no las tenía todas conmigo. :) Ese sentimiento, que también comparto, ya forma parte de nosotros, lo viví en la anterior quedada y lo he vuelto a revivir de nuevo en esta, aunque esta vez ampliado con todos los nuevos encuentros. Un besazo enorme, Pilar.
EliminarQué triste, Matrioska. Me recuerda la historia de una mujer que perdió a su novio en el mar tres días antes de casarse. Ella enloqueció, se puso el ajuar de novia y deambuló por la playa de San Blas (Nayarit, México) durante días. Nunca se recuperó.
ResponderEliminarPrecioso.
Un abrazo, Matrioska.
Sí que es una historia triste, dejar pasar toda una vida por algo que nunca llegará es muy penoso. Muchas gracias, Vicente. Un fuerte abrazo.
EliminarMatrioska desde la primera palabra hasta la número 50 y junto al título has escrito pura poesía llena de sensibilidad. La soledad que siente Soledad la has contado de tal forma que sale del papel.
ResponderEliminarUn relato muy bueno escrito de forma excepcional y que no solo me ha gustado mucho, me ha encantado.
Y decirte que fue un placer conocerte Matrioska.
Besos.
Muchas gracias por tus palabras, no sabes lo que me encanta que te encante. :) Para mí también fue un placer, y aunque no dio tiempo para mucho, sí al menos nos pudimos dar un par de besos, aunque eso sí, me tuviste detrás de ti un buen rato hasta conseguirlo, jajaja. Un beso enorme, Javier.
EliminarEmotivo y crudo, Matrioska. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lu. Un beso.
EliminarRecuerdo una película en la que decían que los antiguos amores son como las declaraciones de renta, que prescriben a los cuatro años. Recomiendo que la protagonista del micro se aplique el cuento. Claro que llamándose Soledad, parece predestinada.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro.
Saludos, Matrioska
Pues mi esperanzada Soledad yo calculo que lleva esperando unos cuatro también, pero cuatro décadas. :) Muchas gracias, Plácido. Un saludo.
EliminarParece que la esperanza prevalece sobre la realidad, al menos en esta historia. El tiempo pasa mientras el amor no llega, y la evidencia no puede rendir el recuerdo de aquella promesa. Precioso relato, Matrioska.
ResponderEliminarUn abrazo.
La vida se consume aferrándose a la espera de una promesa que nunca se cumplirá. Muchas gracias, Mª Jesús. Un beso grande.
EliminarLa esperanza tiene que prevalecer siempre sobre todas las cosas, porque de lo contrario estamos perdidos. Que la protagonista se llama Soledad, también dice mucho. Aunque el tiempo pase y se acumulen años, arrugas, canas, siempre hay que seguir buscando la felicidad. Aunque quizás debería dejar de mirar el buzón y echarse a la calle con una gran sonrisa.
ResponderEliminarMuchos besos, Matrioska. Un micro triste, pero muy bonito.
Eso es lo que tendría que haber hecho, mirar el buzón a diario, pero sin dejar de vivir su verdadera vida al esperar otra que, muy a su pesar, ya sabe que no vivirá. ¡Qué lío! Tú ya me entiendes, jajaja. Muchas gracias, Olguita. Un besazo.
EliminarAinsssssss qué preciosas letras. Me emocionó leerte. Magnífico relato de esperanzas sentidas y perdidas. Abrazos
ResponderEliminarEsta vez han tocado pesares. :) Muchas gracias, Carmen. A ver si para la próxima ocasión ese abrazo se materializa. De momento te envío muchos besos.
EliminarSoledad es según se tome, la mejor o la peor compañera de cada uno de nosotros. En casos extremos, la deriva mental de la persona que la vive desemboca en el desequilibrio, que es de donde surgen fantasmas y vacuas esperanzas que nos animan a seguir repitiendo, como autómatas, un circuito gastado que condena la vida a repetirse en un interminable y aburrido día de la marmota solitaria.
ResponderEliminarComo los demás compañeros no puedo menos que abundar en la belleza formal de lo que narras y, también, en su dureza, pues el insondable vacío de la soledad profunda, es como habitar en el desierto de la cara en sombra de la vida, donde no crece, apenas, sino la falsa esperanza de la propia mentira.
Desoladoramente bello. Un abrazo, Matrioska.
¡Qué bonito! Tienes razón, la esperanza deja de sernos útil cuando, por aferrarnos desesperadamente a ella, permitimos que nuestra vida se detenga olvidándonos de vivir para ver solo pasar los días. Muchas gracias, Manuel. Un abrazo.
EliminarAquello de que la esperanza es lo último que se pierde deja de ser un tópico cuando se convierte en algo literal. Si tu protagonista supiera que sus anhelos chocan y chocarán siempre contra un buzón vacío se hundiría sin remedio, o eso, o daría un giro radical a su vida. De momento, su entorno no se atreve a desengañarla, pues parece tener muchas papeletas para apuntarse al primer y fatal desenlace.
ResponderEliminarBuena historia y muy trabajada.
Un abrazo fuerte para ti y otro, si me lo permites, para esas mujeres que llevas dentro
Soledad nunca dará ese giro pues solo vive del recuerdo y para esa promesa que, ni ella ni los demás, admiten darla por quebrantada, ya que de lo contrario, la que se rompería sería ella. Muchas gracias, Ángel, ya he puesto a todas ellas en fila para que reciban esos abrazos y me dicen al unísono que te envíe otros tantos a ti de vuelta. ;-)
EliminarAlguien debería decirle a Soledad que la esperanza también puede ser dañina cuando se refugia en un "quizás" por no aceptar el "nunca" que ella misma presiente. De tanto esperar un reencuentro, puede acabar aún más sola, oxidada en el refugio de la indolencia.
ResponderEliminarConmovedor retrato de la cara triste de la esperanza, con esa forma de escribir que tienes extendiendo las frases como mantequilla, pasando suave por la garganta directas al centro del pecho.
Magnífico, Matrioska. Enhorabuena.
Y yo, además, feliz por haberte conocido y haber tenido la oportunidad de charlar con una persona encantadora.
Un fuerte abrazo.
Esa, no tan sutil diferencia entre el “quizás” y el “nunca”, es la que ha llevado a Soledad a renunciar a su felicidad e incluso a su propia vida. Muchas gracias por poner con tus magníficos comentarios, como haces siempre, la guinda en todos los micros. Tuve la mayor de las suertes al poder compartir mesa y conversación con alguien tan grande como tú. Un beso enorme, Antonio.
EliminarMe pregunto las razones por las que las personas viven ancladas en el pasado como un refugio o, como en este caso, aferrándose a una expectativa “a sabiendas” de un fracaso que siempre termina en decepción (curiosamente, Soledad sabe que el buzón estará vacío, aunque la esperanza no se desvanece), pero que se olvidará con un nuevo día. Aunque, meditándolo un poco, aún me parecen más tristes las vidas de quienes ni siquiera tienen una ilusión a la que aferrarse, o tienen una vida de mierda de la que no saben escapar, o no quieren, o no pueden porque no quieren enfrentarse a las consecuencias.
ResponderEliminarCoincido con las opiniones antes vertidas sobre el relato: es buenísimo, no podría haberse narrado mejor y en tas pocas palabras que, por habitual en este espacio, nunca deja de sorprenderme. ¡Enhorabuena!
Qué depresión me está entrando al leerte, jajaja. Al final, hasta la pobre Soledad tiene una vida con más sentido que la vida que tienen los que la viven sin ninguna ilusión. Muchas gracias por tus palabras, Mozasmo, unas palmaditas en la espalda siempre animan. Un saludo.
EliminarDesesperanzada esperanza, la eterna contradicción humana, en este caso más que justificada pues Soledad se niega a aceptar la realidad, aferrada al valor imperecedero de una promesa. Desgraciadamente, ese "saben" aleja cualquier optimismo que el lector pudiera albergar al respecto.
ResponderEliminarMuy muy bonito, Matri, en fondo y forma.
Un fuerte abrazo. Como a Carmen, te digo que a la próxima tenemos que hablar más.
Una promesa aún vigente para Soledad, pero olvidada para quien un día se la hizo. No sé, más que bonito yo diría que es una faena con p. :D Sí, es verdad, estuvimos en la misma mesa pero no pudimos charlar mucho, la próxima vez tendríamos que hacer algo así como encuentros organizados por turnos, sería la única manera de poder hablar todos con todos. :) Un beso enorme, Enrique.
EliminarPienso que Soledad necesita de alguien, entre "todos esos que saben estéril su esperanza", que le abra los ojos. No es justo dedicar una vida a la espera de ver cumplida una promesa que nunca llega. Suelen decir que de ilusión también se vive, pero vivir en el engaño es un precio demasiado alto. Me ha encantado cómo lo has contado, Matrioska. Un beso.
ResponderEliminarSoledad ya es un caso perdido, solo esa esperanza le da la fuerza necesaria para seguir levantándose cada mañana e ir a mirar el buzón. Muchas gracias, Juana, un beso.
EliminarPrecioso relato sobre la espera de un amor que no volverá. El personaje me ha recordado a 'Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores' de Lorca, una mujer que envejece aferrada al regreso de un amor de juventud.
ResponderEliminarMaravillosamente contado, Matrioska. Enhorabuena. Fue un placer volver a verte. Besos.
Lo mismo te digo, Carmen, todo un placer volverte a ver. Muchas gracias y muchos besos.
EliminarMatri, juraría que te había comentado el micro, pero acabo de darme cuenta que no. Debe ser que no le di a publicar...
ResponderEliminarSi no recuerdo mal lo que te puse (también puede ser que se lo colé a otro micro... OMG!), era algo así como que no me parece nada mal este binomio, Soledad y Esperanza de la mano. Aunque si bien la primera es negativa, la segunda contrarresta aportando positividad.
El micro es bellísimo, roza dulcemente la poesía y nos hace introducirnos en ese frío y vacío receptáculo para recoger las lágrimas contenidas de la protagonista.
A mí solo me queda una pregunta, ¿por qué nadie le dice nada a esta mujer? Una vida entera así es demoledora e injusta...
Enhorabuena, querida, te mando un beso enorme.
Malu.
Muchas gracias, hermosa, un micro sin algunos de vuestros comentarios deja de estar completo. :) A tu pregunta, yo diría que no le dicen nada porque saben que esa esperanza es lo único que la mantiene medianamente cuerda y entera, hace que no de derrumbe cada mañana al comprobar su eterna soledad. Muchos besazos de vuelta, Malu.
EliminarHablando de primos, suponge esta Soledad sea prima de la Penelope de Serrat.
ResponderEliminarBonito relato Matrioska, con mucha sensibilidad y tan bien contado, que cala hondo.
Un abrazo y ya me voy a ver mi buzón a ver si llega hoy mi libro de El Bosque de las Palabras...