La vergüenza
Iba al mercado, un tipo desde una casa me llamó y me tocó. Corrí, lloré, sentía vergüenza. Una mujer bondadosa me ayudó, me llevó a su casa, justamente la casa de la vergüenza. El hombre nos vio entrar y la vergüenza que me originó se apoderó ahora de su rostro.
La mujer que ayuda a la niña (o al niño) acaba de descubrir lo que su marido es.
ResponderEliminarUn buen micro.
Saludos, Marco
Marco lo primero darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarUn relato en donde la vergüenza digamos que se transfiere, la que siente primero tu protagonista tal vez porque la confundan con lo que no es, y la que luego siente ese hombre.
Nos falta saber que relación hay entre ambos, pero veo muy acertada la que plantea Plácido.
Buen relato Marco, un abrazo.
Cuando las faltas de un hombre salen a la luz, su valor se derrumba ante el espejo.
ResponderEliminarBuena historia, Marco.
Bienvenido.
En esa vergüenza está su condena. El problema es que seres como éste parecen carecer de ella, como de todo escrúpulo. Se trata de personalidades cuya forma de proceder y motivaciones se nos escapan a los individuos comunes. Para cualquier persona normal no debería existir nada más vergonzoso que el daño infringido a inocentes.
ResponderEliminarUn saludo
Marco, bienvenido a la familia.
ResponderEliminarCuando las acciones vergonzosas salen a la luz y se desenmascara al pederasta, no disminuye la verguenza que sufre la víctima.
Buen relato.
Besos
Se trasluce en tu micro, Marco, la culpabilidad, totalmente irracional, de aquellas que son víctimas de abusos. Estremecedor testimonio de la bajeza humana.
ResponderEliminarUn abrazo.