Los primeros besos
La tenía frente a él y su sonrisa le parecía la más bonita del mundo. Aún no sabía que con ella descubriría cosas preciosas que ahora desconocía. Pero quiso regalarle un beso. Y con las mismas prisas, volvió al recreo a jugar con sus compañeros de primer curso de infantil.
Que levante la mano quien no se ha "enamorado" de pequeño y ha soltado un beso dulce, inconsciente. sin saber, como un juego.
ResponderEliminarJuan un relato muy tierno sobre ese amor que no sabemos incluso que es amor.
Buen relato, un abrazo.
Muy tierno, Juan.
ResponderEliminarHe tenido la suerte de estar más de una vez en un patio de infantil y apreciar esos besos de hoy que serán futuras realidades, tal vez, mañana. Así que felicitarte por lo sencillo y mágico que lo cuentas. Así son a esa edad. Felices y presentes en todo momento.
ResponderEliminarMe aventuro a pensar que eres maestro o que tienes algún chiquillo en infantil.
Saludos, Juan.
Muy entrañable, Juan.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Salut.
Divina inocencia, todo es un juego y todo está por descubrir. Después la cosa se va complicando, la vida se vuelve progresivamente seria, con intencionalidades y consecuencias. Un homenaje a ese espacio de tiempo corto, entrañable e irrepetible, del que luego casi ni somos conscientes.
ResponderEliminarUn saludo, Juan
¡Ay, yo fui a un colegio masculino! ¡Lo que me perdí!
ResponderEliminarEntrañable micro
Saludos, Juan
Recoges de maravilla la esencia de la ingenuidad que la corta edad nos regala, cuando el mundo nos regala multitud de sensaciones que empezamos a aprender a gestionar.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juan; has creado una pequeña máquina del tiempo.
Un saludo.
Juan, me has hecho volver la vista atrás y volver a la más tierna infancia. Un relato muy tierno, pero muy real.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos
Juán, nos has retrotraído muchos años atrás, hablo por mí, claro...
ResponderEliminarTierno e ingenuo...así es el ser humano, hasta que el reloj del tiempo avanza y...esa es otra historia..
Buen relato. Un abrazo.
Magistral relato alrededor de la palabra inocencia, cuando es genuina y no está contaminada por otros términos. Un saludo Juan.
ResponderEliminarNi te imaginas, Juan, lo que sentí ese primer día en que descubrí que mi sonrisa había dejado de ser la más bonita del mundo para mis hijos ;-)
ResponderEliminarEntrañable relato.
Un saludo
Juan, tu micro rezuma ternura y hace aflorar la etapa de los descubrimientos por excelencia: la infantil. Te agradezco este soplo de viento nostálgico.
ResponderEliminarUn abrazo.
La maravillosa inocencia infantil contada con mucha frescura.
ResponderEliminarEstupendo relato, Juan. Un abrazo.