Mariposa
Estaba sola. Entre el cielo y la tierra, en algún punto entre la luz y la sombra; sin saber cuál iba a ser el paso siguiente. Se debatía entre esconderse o encararse al abismo cuando sintió una comezón en la espalda y un súbito deseo: comprendió que tenía que volar.
Manoli espero no equivocarme, intuyo que nos cuentas las sensaciones que tiene una mariposa al transformarse de ser un simple gusano a ser eso mariposa, y esa sensación que descubre al sentir que puede volar.
ResponderEliminarHas utilizado un lenguaje casi poético que me ha gustado.
Un abrazo Manoli.
Manoli, has expresado de una forma muy poética la metamorfosis de una mariposa.
ResponderEliminarMuy bojito. Enhorabuena!
Besos
Con gran belleza poética, nos has contado en tan solo 50 palabras esa transformación tan sorprenderte. Un sencilla larva atrapada en su capullo lucha por seguir adelante o quedarse. Volar es un fin y tú nos lo has mostrado.
ResponderEliminarPrecioso Manoli. Un beso bonita.
En toda vida hay momentos clave en los que hemos de decidir quedarnos apegados a la tierra, siempre más sencilla y segura, o, por el contrario, intentar remontar el vuelo, con un destino más incierto, pero seguro que más interesante también. A ese comezón en la espalda yo le llamo inquietud.
ResponderEliminarUn abrazo, Manoli
La dicotomía entre permanecer escondido y echar a volar. Al menos, así interpretó yo tu micro, Manoli. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, amigos, y perdonad mi retraso.
ResponderEliminarEfectivamente Javier, describo el proceso de transformación de una mariposa, proceso metafórico que para mí es aplicable al proceso de todo ser humano.
Gracias, Pilar, por tus palabras, el lenguaje poético intenta (en mi opinión) alcanzar más allá de las palabras, eso quise hacer al narrar este "descubrirse" del propio ser.
Tal como dices, M.Belén, la lucha es: seguir o quedarse escondida, la de la mariposa y la de cualquiera de nosotros mismos.
Acertado, como siempre, Ángel en el análisis, o nos quedamos afincados en lo conocido o apostamos por lo incierto, esa comezón es la inquietud, tal como bien has dicho.
La metáfora del micro es esa dicotomía que has visto, María José, la de permanecer escondido o salir al exterior.
Muchísimas gracias a todos por vuestras aportaciones.
Abrazos. ;)
No entiendo la incertidumbre antes de emprender el vuelo, cuando sabes que serás mariposa. Tú que lo has comprendido antes de dar el salto lo transmites con poesía. ¡Que tus cincuenta palabras se eleven bien alto!. Un saludo.
ResponderEliminarUna vez que se sabe volar no hay incertidumbre, Cristina, el problema es hasta que tomas conciencia de tu ser, y de tu poder, en realidad. Es el proceso, la transformación del miedo en conciencia lo que para mí simboliza este bello insecto. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta cómo has tratado ese momento de confusión a la hora de enfrentar la gran transformación que ha experimentado la, en otro tiempo oruga, y ahora mariposa. No debe ser nada fácil pasar de reptar a volar. Felicidades por el micro, Manoli. Un beso.
ResponderEliminarEn efecto que la transformación no es fácil, Matrioska, pero es gracias a ese gran esfuerzo que los nervios de las alas se fortalecen y adquieren la capacidad de volar. La metáfora es que no hay atajos y el resorte del miedo se convierte en impulso.
EliminarOtro beso para ti.
El tránsito de larva a mariposa, o de niño a adulto, que también valdría para el caso, concentrado en un segundo de cincuenta palabras.
ResponderEliminarBien contado, Manoli.
Saludos cordiales.
Muchas gracias, Carles. La mariposa para mí es un símbolo que transciende también el plano físico al representar esa dualidad entre la sombra y la luz, la muerte y la vida, el apego y la libertad, tanto física como emocional. Desde esta perspectiva el vuelo se convierte en un despegar por encima de las inseguridades.
ResponderEliminarGracias por tu lectura y palabras. Un saludo.
Seguramente muchas de las decisiones que tomamos nos las dicta el instinto, algo que nos acerca bastante al resto de seres vivos. El momento que tan bellamente describes nos pone en la piel de un/a adolescente quizá, haciéndonos sentir su latido ante tan importante situación.
ResponderEliminarHermoso y sensible relato, Manoli.
Un abrazo
Pudiera ser la piel de un adolescente, o la piel de una mujer madura o de un anciano ante sus propios límites. Como las culebras, cambiamos la piel muchas veces, aunque el simbolismo de las mariposas encarna la metamorfosis o la alquimia que hace posible la transformación. Muchas gracias, Enrique, por acompañarme en mis letras.
ResponderEliminarAbrazos.