Toñi
Luto, lágrimas y flores exornaban a la perfección el acto. Esposo e hijos lloraban desconsolados mientras el féretro era sepultado. Supuse que uno echaría de menos las palizas que le proporcionaba, y los otros el olvido al que la habían sometido durante los últimos quince años. No di las condolencias.
Domingo pobre vida la de Toñi, el maltrato, el olvido, y hoy todo don lágrimas de cocodrilo, se comprende que tu protagonista no diera las condolencias.
ResponderEliminarBuen relato Domingo, me ha gustado, un abrazo.
Gracias, Javier. Realmente me parecía absurdo darlas, visto lo visto.
EliminarPues Toñi, al fin, está descansando de esa chica que le han dado. Un auténtico infierno. Qué bien escribes, amigo Domingo. Ya te estaba echando de menos por esta casa.
ResponderEliminarNo nos dejes sin tu magnífica pluma tanto tiempo, por favor.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Hola Pablo. Me alegra leerte. Sí, es cierto, hace tiempo que no aparecía por aquí, pero que sepas que aspiro a escribir tantos relatos buenos como tú.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, Domingo. Y me da la impresión de que demasiado apegado, tristemente, a la realidad. Enhorabuena y suerte. saludos.
ResponderEliminarNo te equivocas, Jesús. No me he inventado nada, he descrito una realidad vivida en primera persona.
EliminarGracias.
Esta triste escena que reproduces, Domingo, muestra la gran hipocresía que existe en actos sociales. Los que asisten a un velatorio o entierro, muchas veces van para figurar, no por sentir dolor o pena sincera. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, María José. Lo más triste es que los figurantes sean los propios familiares.
EliminarUn saludo.
Un nombre pequeño que le da aún más fuerza a tu relato.
ResponderEliminarTú no das las condolencias, pero yo sí te doy mi aplauso.
Y un saludo, Domingo.
Hola Margarita. Muchas gracias.
EliminarSaludos.
Más que luto, condolencias y lágrimas, casi habría que celebrarlo. De todas formas es el comportamiento normal en un funeral, o por lo menos lo que se espera de los más allegados. Yo tampoco daría mis condolencias.
ResponderEliminarUn beso, Domingo.
Sí, quizás sea más normal de lo deseable.
EliminarGracias, Olga.
Qué apropiados quedan algunos gestos en determinados ambientes. Cuánto hay detrás de ellos que no sabemos. Hay actos injustificables, pero peor aún es la impunidad en la que a veces quedan.
ResponderEliminarUn saludo, Domingo
Cierto, vemos una cosa cuando la realidad es otra, y eso ocurre muy a menudo.
EliminarGracias por tu comentario, Ángel.
Saludos.
Las apariencias engañan. Lo que aparenta ser un sentido funeral es en realidad una farsa, o un arrepentimiento tardío.
ResponderEliminarBuen cincuenta, Domingo.
Saludos.
Gracias, Vicente. Te aseguro que en este caso se trataba de puro teatro, no había arrepentimiento.
EliminarUn saludo.
Rotundamente sincero. El hecho de que el título sea el nombre de la fallecida le da un relieve de primer plano a su persona, nos lleva directos al meollo de la cuestión y redondea un micro con estilo propio, según pienso.
ResponderEliminarTambién se me ocurre que esta escena, bien puede ser real y que tú has sabido escribirla con la impronta de la sensaciones encontradas que te produjo.
Saludos, Domingo.
Gracias por tu comentario, Manuel. Efectivamente, es real, muy real. Y simplemente, el micro surgió allí mismo, de forma espontánea.
EliminarSaludos.
Desoladora imagen cuando alguien es enterrado bajo paladas de hipocresía, cuando el último adiós es de alivio y no de congoja.
ResponderEliminarAl menos, para Toñi, esta será la última vez que muera.
Un relato excelente, Domingo. Enhorabuena.
Un saludo.
Gracias por tu comentario, Antonio.
EliminarSaludos.
Perfecto, directo y consecuente. Cuando ya no se puede hacer nada, no se debe hacer nada. Abrumador porque es la vida misma. Un saludo Domingo.
ResponderEliminarGracias, Cristina. Así es, la vida misma.
EliminarUn saludo.
Se explica por si sólo y por la destreza de su autor.
ResponderEliminarSuerte y un saludo
Gracias, María Jesús.
EliminarUn saludo.
Domingo, a la hora de la muerte todo son llantos, cuando en vida se provoca sufrimiento u olvido, en lugar de dar cariño y felicidad mientras la persona está viva.
ResponderEliminarToñi ha descansado al fin.
Muy buen micro.
Besos
Gracias por tu comentario, Pilar.
EliminarUn abrazo.
Te felicito, Domingo. Has expresado a la perfección la cruda realidad de muchas mujeres del mundo entero. Lo peor es el silencio y el olvido que hay entorno al maltrato. Microrrelatos como el tuyo sirven para romperlos.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde luego. Espero haber contribuido a ello con estas 50 palabras.
EliminarGracias.
Un saludo.
La hipocresía es el disfraz permanente de los miserables, y tú, Domingo, lo has reflejado perfectamente en este micro. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarTremendo mensaje el de tu micro, Domingo. Más vale que había alguien consciente del paripé que estaban haciendo tanto el marido como los hijos. La pena es que, si se sabía por lo que estaba pasando esta mujer, no interviniera alguien antes. Muy buen relato para denunciar las muchas situaciones similares que se dan en la realidad. Enhorabuena y saludos.
ResponderEliminarMe parece brutal el micro. El título, acertadísimo, la descripción-narración perfecta.
ResponderEliminarLas condolencias, mejor guardárselas, hay personas que no las merecen.
Enhorabuena Domingo.
Malu.