Tortura
"Uno, dos, tres...". Sin pausar se oía la voz cantar los números, siempre igual, del uno al diez, luego un silencio y vuelta a empezar.
El prisionero escuchaba el conteo mientras rascaba la pared detrás de su cama. Lo que para muchos era tortura, para él era aliciente de libertad.
El prisionero escuchaba el conteo mientras rascaba la pared detrás de su cama. Lo que para muchos era tortura, para él era aliciente de libertad.
José tal vez ese conteo le servía al prisionero como ritmo para seguir rascando con más ganas. Solo espero que ese enumerar no fuese por que estuviesen torturando a algún otro preso, entonces esas ansias de escapar aún se verían aumentadas por no ser el siguiente.
ResponderEliminarBuen relato José, un abrazo.
José, a veces el machaque al que se somete a una persona sirve de estímulo para escapar de esa situación.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
José, me gusta el ritmo, la historia y es filosofía del preso.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
Qué historia más sonora, José. Se queda una musiquilla de fondo en el ambiente.
ResponderEliminarUn saludo
Como decía cierto individuo, que por cierto murió tal día como hoy, no hay mal que por bien no venga. El conteo sirve de estímulo al preso para arañar su libertad.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, José
José, un hombre con gran determinación y espíritu de superación, que donde otros se rinden, lucha con más fuerza.
ResponderEliminarMe gusta el relato. Buen día!
Plan de fuga a la vista al mas puro estilo Stephen King en "cadena perpetua". Buen planteamiento, hay que sacarle el lado bueno a las cosas.
ResponderEliminarUn saludo José
En ese mantra repetitivo y monótono, de números y fricción en la pared, está su única esperanza, una ilusión necesaria para mantenerle vivo, para sobrellevar la tortura de permanecer confinado contra su voluntad. Puede que tarde años, tampoco tiene nada mejor que hacer, pero con el tiempo quizá logre esa anhelada palabra con la que cierras tu micro.
ResponderEliminarUn saludo, José
Cada uno tiene su propio método para tratar de huir de la cárcel, sea real o simbólica. Me ha gustado, José.
ResponderEliminarUn abrazo.