Verano azul
Frente a mí, el azul que he de vigilar; en la playa, el bikini azul del que no puedo apartar los ojos, como azules serán los ahogados con los que luciré mis habilidades si hay suerte.
Sin embargo los días pasan y vuelvo a ver la muerte de Chanquete, solo.
Sin embargo los días pasan y vuelvo a ver la muerte de Chanquete, solo.
A la par que, como seguro que a muchos, la lectura de tu relato me trae recuerdos de aquellas tardes juveniles de tele me genera inquietud y angustia. Enhorabuena, Luisa. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarEl aburrimiento y la visión repetida de la serie "Verano Azul" puede llevar a tu socorrista protagonista a necesitar el auxilio de algún compañero.
ResponderEliminarBuen relato Luisa, un abrazo.
Gracias, me había olvidado de esto; y ha sido, junto con vuestros comentarios, una agradable sorpresa.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
El verano como un tiempo de expectativas en el que todo parece posible. Pero cuando las cosas no están por salir, no lo hacen. Bien por falta de iniciativa o de suerte, el visionado una vez más de esa serie mítica, repetida hasta la saciedad como relleno estival, simboliza el fracaso y la soledad.
ResponderEliminarUn relato con el sello de tu prisma particular, que siempre sorprende.
Un abrazo Luisa
Es difícil de entender para quienes no vimos la serie.
ResponderEliminarBesos.
Luisa, la vida de tu protagonista pasa en soledad verano tras verano, viendo la serie Verano Azul.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Mi interpretación es un poco diferente: veo a un vigilante de la playa con ciertos excesos o deficiencias, según se mire, ya que está deseando estrenarse con algún ahogado (entre biquini y biquini) y se desespera porque el único muerto que hay en su playa ese verano es Chanquete.
ResponderEliminarEsta es mi lectura, Luisa, y este, mi abrazo.
Un socorrista solitario. Triste.
ResponderEliminarSaludos, Luisa. Enhorabuena por el micro
Si el socorrista está tan frustrado, como parece en tu micro, Luisa, no me parece la persona más adecuada para salvar vidas... Me ha gustado revivir mis tardes de Verano Azul, aunque el sentido de tu micro poco tenga que ver con el edulcorado mensaje de la serie.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo también pienso que este socorrista está para que le socorran a él. Parece ser que está muy obsesionado por la serie, además de por otras cosas de un tono azul oscuro, casi negro. Muy enigmático te ha quedado este personaje, Mª Luisa. Un abrazo.
ResponderEliminarEfectivamente, como apuntan muy bien por ahí arriba, este micro solo puede entenderse en España donde todos hemos visto Verano azul, ¿cuántas veces? Fallo del micro, creo yo.
ResponderEliminarPor otra parte, siempre me encanta que haya otras lecturas, es pura magia; pero... creo entender, leyendo algunos otros comentarios más, que hay indefinición o falta de concreción y no posibles lecturas. Lo que, a mi modo de ver, es otro fallo.
Dicho esto, puf, menos mal que me ha pasado por aquí a pesar de la falta de tiempo, porque aprender y oir opiniones diferentes es impagable.
Gracias, en cualquier caso y siempre, Luisa
Luisa, como se han repasado visiones y puntos de vista muy interesantes, poco puedo aportar, así voy a quedarme con ese azul que marca el ritmo del relato y que me parece un recurso narrativo muy visual. Del mar al bikini y de ahí, a los ojos de los ahogados.
ResponderEliminarSintiéndolo por Chanquete, yo me pasé la serie suspirando por Bea, que no recuerdo bien, pero puede que tuviera azules los ojos.
Saludos, Luisa.
Yo interpreto a un socorrista muy, pero que muy deprimido, la verdad.
ResponderEliminarPero Luisa, yo creo que un micro no es un fallo porque cada uno interprete una cosa, siempre que tenga sentido es valido, ¿no?
Un beso.
Malu.
Para mí es "solo", sin tilde, aclara todo el relato. Pienso que si el socorrista echa de menos alguna incidencia es porque con ellas podría llamar la atención de la chica.
ResponderEliminarInteresante relato, Luisa, con cierta dosis de intriga.
Un abrazo
Un relato cargado de nostalgia, hartazgo y soledad. Su protagonista transmite una profunda melancolía que no sé yo si será muy compatible con su trabajo.
ResponderEliminarProfundo relato, Luisa.
Un abrazo.