Voces
Los trajes guardan palabras de los ángeles. Añaden a la tarde sus conversaciones, pero el vestido blanco, el traje de luto, a veces callan. Son trinos aislados en la encina del tiempo. Al oír el susurro del atuendo de fiesta la señora enmudece, sus parientes donaron los trajes al hospicio.
Pedro esas voces son misteriosas, nos hablan de bodas, entierros, incluso de bautizos, esas voces cuentan una vida o la han presenciado a través de los tiempos, son voces del más allá que están en el presente.
ResponderEliminarEnigmático y misterioso relato, espero tu voz Pedro. Un abrazo.
Me llega que en las voces de los trajes sean acaso los recuerdos de la señora, que sin recuerdos enmudecerá para siempre, como nos ocurriría a cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarEl poder evocador de las trajes usados es poderoso. Quien ha tenido la oportunidad de jugar alguna vez en el desván de las antigüedades, no puede olvidar el empaque de esas prendas colgadas bajo el peso del polvo de los años pasados. Acercar el oído a su charla particular y evocadora, solo es posible para avezados, que como tú, destilan el tiempo detenido a través de las palabras.
Se palpa la atmósfera de ese mundo pretérito que atraviesa el relato. Feliz hallazgo tu relato.
Saludos, Pedro.
Me ha venido a la memoria el fantástico cuento de Andrés Neuman titulado «Teoría de las Cuerdas» (nada que ver con Física). En él, aunque de manera muy distinta, también surgen historias a partir de las prendas.
ResponderEliminarAquí dejo un link:
http://decimaeditora.com.ar/zona-decima/teoria-de-las-cuerdas-neuman/
Muy bueno, Pedro.
Saludos.
Lo que aprendo contigo, Vicente.
EliminarAh, y pienso comprarme una secadora ;-)
Aprovecho para mandarte un cálido abrazo.
Vicente te vamos a tener que apodar "el sabio". Jejeje :-D.
EliminarUn abrazo a los 2.
Ja, ja, ja. Margarita y Raquel, Raquel y Margarita, mi «sabiduría» está en pañales si la comparamos con la de muchos colosos de por aquí. Más que sabio soy afortunado de recibir palabras tan bonitas.
EliminarUn abrazo por partida doble.
Pues con estas voces de fondo, lo mejor es que me quede callada.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Pedro.
Un saludo
Bueno, seguro que los trajes, en vez de agonizar en un arcón, disfrutarán ahora de una nueva e inesperada vida.
ResponderEliminarUn buen micro.
Saludos, Pedro
Trajes que hablan... ¡Ay, si pudiéramos escucharlos, la de cosas que descubríamos ! Original planteamiento Pedro Elías, me quedo con ganas de averiguar más.
ResponderEliminarUn saludo,
Recuerdo un programa que emitían en mi cada vez más lejana infancia, con un título de lo más sugerente: "Si las piedras hablaran". Los edificios y paisajes han sido testigos de muchas cosas, pero la ropa también tiene mucho que decir, no hay ningún otro objeto que haya permanecido en un contacto tan íntimo con su propietario. Esas "voces" son restos del alma o la esencia que han quedado en la tela, que nos vamos dejando, sin saberlo, por todas partes. Me sumo a lo que ha dicho Raquel un poco más arriba: "Original planteamiento".
ResponderEliminarUn saludo, Pedro
Pienso que se pueden encontrar voces, de todo tipo,allí a donde vayamos. Sólo debemos tener oídos y mente abierta. Los trajes rebosan sonidos, palabras, sentimientos..., en definitiva, recuerdos. Felicidades, Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias a todos ustedes por tan bondadosos comentarios.
ResponderEliminarMe he imaginado unos trajes de personas fallecidas viajando en bolsas de plástico, y aún silenciosos, hasta el hospicio donde van a terminar. Y luego puestos en círculo tomando el té, hablando de sus cosas, los que hablan. ¿Trajes de adultos para un hospicio?. Van a ser hechos retales. El vestido blanco y el de luto lo saben, por eso callan. Posiblemente me equivoco, pero eso es lo que me ha sugerido. Me ha gustado. Un saludo Pedro.
ResponderEliminarBello y macabro relato, Pedro, contado de un modo exquisito, con el que logras dejar un halo de tristeza.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos